En muchas ocasiones la vida te pone en situaciones y circunstancias que van más allá de a donde inclusive nuestra imaginación te hubiera llevado. Hace 10 años, cuando llega a mis manos la revista Latitud 21 por primera vez, fue muy satisfactorio ver en la portada a dos de los hombres que más aprecio y admiro en mi vida, don Armando Millet y don Richard Sutton, hombres de gran influencia en mi persona, pilares en mi formación empresarial y a quienes siempre les expreso mi eterna gratitud por las oportunidades que me dieron y las enseñanzas que me compartieron. Y ese primer encuentro con Latitud 21 hace 10 años fue también mi primer encuentro con otro hombre al que respeto como periodista y que también me ha compartido sus enseñanzas y experiencias, don Fernando Martí. La idea de una revista con enfoque empresarial en el Caribe mexicano fue simplemente genial. Lo suficiente como para merecer crédito. Pero la realización y ejecución en el producto Latitud 21 fue aún de mayor mérito.
El día de hoy, diez años después, la vida me pone no sólo como un lector y seguidor de Latitud 21, sino como el Presidente del Consejo y por lo tanto con la oportunidad de ocupar un espacio editorial que me permita expresar mis ideas, aun cuando sea de la manera fresca y casual de un amateur en el periodismo. Muchas cosas han ocurrido en Latitud 21 desde su inicio, muchas cosas han cambiado a lo largo de estos 10 años, desde formatos, diseños, contenidos, dirección ejecutiva, editor, presidente del consejo, accionistas, etc. Pero algunas otras se mantienen intactas, como son el objetivo de la revista, su esencia, su razón de ser y de existir y, por supuesto, su alma. Latitud 21 sigue siendo la revista que aspira a ser la voz informante en la comunidad empresarial del Caribe mexicano, y aún más, un medio que reconoce al empresario y que inspira al emprendedor. Esa es su esencia, su razón de ser y eso no cambia. Pero también, Latitud 21 sigue siendo la revista con un alma que ha hecho posible 120 ediciones consecutivas durante 10 años ininterrumpidos, y esa alma se llama Mariana Orea. Uno de los aciertos más importantes de Fernando fue sin duda sumar a Mariana al proyecto de Latitud 21. Mujer emprendedora, periodista de pensamiento, palabra, obra y comisión, no conozco a nadie con el profesionalismo y la entrega periodística mejor que Mariana. Es por ello que esta carta, esta columna de un escritor amateur, se la dedico a esa mujer, a quien, en nombre de la comunidad empresarial de Cancún, de Quintana Roo y de México le digo: Gracias Mariana. Pudiera concluir diciendo que detrás de toda gran revista hay una gran mujer, pero me siento orgulloso de decir que hoy, al frente de una gran revista hay una gran mujer. Felicidades Latitud 21 por tus primeros 10 años de vida. Vamos ahora por otros 10, Mariana, se pasan rápido.