En su libro “22 celdas en Nuremberg”, Douglas Kelly hace un análisis de los resultados de una democracia que llevĂł al partido Nazi al poder, una democracia en donde muchos eligen a uno, pero esos muchos no tienen la capacidad de discernimiento para tomar decisiones objetivas, ni para analizar las caracterĂsticas apetecibles de un individuo para que al momento de ser lĂder, su desempeño sea el que se espera de Ă©l o ella.
Estamos en un momento álgido y polarizado en nuestro paĂs; como empresarios, debemos tener la responsabilidad de capacitar a quienes nos quieran oĂr sobre lo que se espera de nuestros diputados, senadores, presidentes municipales, gobernadores y hasta presidentes de la repĂşblica.
Cuando una empresa está buscando a un directivo prepara una serie de entrevistas, cuestionarios y pruebas; se evalúa el desempeño laboral pasado y se piden referencias.
Dependiendo del puesto y la responsabilidad que tendrá, se invertirán tiempo y recursos para encontrar a la persona que mejor cumpla con las caracterĂsticas necesarias y deseables.
Cuando pregunto a la persona al lado mĂo si ya leyĂł el currĂculo del diputado de su distrito, por lo general recibo una cara de asombro, duda o hasta enojo. Nadie hasta hoy me ha contestado que sĂ.
Estamos de acuerdo que esa persona representará tus intereses. ¿Cómo puedo saber que esa persona está capacitada y tiene claro cuáles son las necesidades de la comunidad a la que representará?
No lo sabrĂ© si no hago mi trabajo: analizar la personalidad, aptitudes y capacidades del aspirante al puesto. JĂşntense con sus vecinos, hagan un cuestionario de las preguntas que deberĂa responder tu diputado, y cuando Ă©l o ella se encuentren en campaña visitando tu colonia, pĂdanle la informaciĂłn, cuestionen sin miedo.
SĂ© que es difĂcil, pero tambiĂ©n a veces tendemos a subestimar a nuestros vecinos o a nosotros mismos. He visto cĂłmo se han organizado comunidades con pocos recursos, tanto econĂłmicos como acadĂ©micos, pero tuvieron la sensatez de preguntarse quĂ© querĂan en su futuro.
Sólo asà podemos empezar a ejercer una democracia más consiente, en donde los muchos tomemos decisiones basadas en datos objetivos, no en corazonadas, o lo que es peor, en emociones.
Las campañas parecen concursos de popularidad, en lugar de entrevistas de trabajo para encontrar candidatos idóneos a los puestos públicos.
Estos hombres y mujeres llevarán por varios años la definiciĂłn de las polĂticas pĂşblicas, mismas que marcan y rigen nuestra vida.
Seamos responsables a la hora de elegir y de votar.
Si como sociedad empezamos a ser más crĂticos en el actuar de nuestros gobiernos, cada dĂa tendremos mayor probabilidad para lograr un MĂ©xico econĂłmicamente estable, seguro y unido.