En 2003, el economista español José García-Montalvo ya lo vaticinaba: “…es muy probable que el mercado inmobiliario español sea una bomba de relojería esperando a ser detonada”. Y seis años más tarde detonó.
En 2012, la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) vaticinó que por lo menos cinco proyectos de capital español apalancados por Bankia en la región Caribe estarían cambiando de dueño total o parcialmente ante la insolvencia de la institución tras la crisis que la desfondó. Y sucedió.
En 2015, y tras siete años de contracciones y volatilidades financieras, algunos fatalistas evidenciaban una burbuja inmobiliaria en México, pero ahí sí hubo error de cálculo.
El Caribe mexicano se ha visto influido positivamente por un espiral de crecimiento de la demanda y la oferta en propiedades de lujo, en contraste con las desarrolladoras de vivienda más grandes del país, como es el caso de ARA y GEO, la primera ya fuera del índice de precios y cotizaciones (IPC), y la segunda con reestructuración de deuda y declarada ya en concurso mercantil.
Grupo Dicas, de Yucatán, y Grupo U-Calli, de Nuevo León, son los protagonistas de esta historia de éxito inmobiliario, tema hoy de nuestra portada.
Los 40 años de experiencia del grupo yucateco en los ámbitos de infraestructura aeroportuaria, portuaria y carretera, y en otras operaciones estratégicas como la turística, automotriz e inmobiliaria en la región Sureste del país, fueron los sumandos de la ecuación para dar paso a la sociedad con el grupo regiomontano, con 30 años de experiencia en ámbitos símiles, constituyéndose en la actualidad como la empresa líder en la promoción de negocios inmobiliarios en el Norte, Bajío y ahora Sureste del país.
Y la visión de ambos de establecer alianzas estratégicas con grupos de otras regiones geográficas para ampliar su portafolio de inversiones y mayor acceso a capitales privados y públicos fue el resultado final de la exitosa ecuación.
Y a todo esto, en la matemática ¿qué tiene que ver la bomba inmobiliaria española? Digamos que algunas frioleras inversiones.
La burbuja inmobiliaria en España tuvo una repercusión directa en el Caribe mexicano, en virtud de su condición turística, que fue un importante caldo de cultivo para millonarias inversiones de grupos inmobiliarios financiados por bancos y cajas de ahorro. La estrepitosa caída de su economía fue insostenible a partir de esos millonarios créditos a empresas promotoras y constructoras, que no pudieron devolver los préstamos. Y resultado de todo esto es la primera gran inversión de la dupla mexicana, que llevará por nombre Aria, con un monto cifrado en más de 750 millones de pesos.
La relación entre ambos grupos no es nueva. Ocurrió entre el abuelo político de Emilio Díaz Castellanos, CEO de Grupo Dicas, y el padre de Antonio Elosúa, CEO de Grupo U-Calli. Son ahora los herederos quienes concretaron una sociedad muy bien cimentada a través del Country Towers en Mérida, Yucatán, cuya inversión rebasó los mil millones de pesos. Y van por más.
Este dúo dinámico se sabe todo tipo de suertes empresariales, y se han jugado el todo por el todo. La reactivación de proyectos varados, en uno por muchos años también varado, Puerto Cancún, y la continuidad de planes ya en mesa para el Norte, Bajío y Sureste de México, en solitario o en binomio, delinean cambios positivos para conseguir el equilibrio en la muy fuertemente azotada industria de la construcción. Así sea.