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El domingo primero de junio de 2025 será la primera parte de la consumación del más grande fraude que se haya perpetrado en México desde antes de la Revolución, y la segunda parte de este consumado fraude se dará el primero de septiembre cuando tomen posesión de sus cargos los nuevos e impuestos representantes del Poder Judicial.
No puede decirse que sea un fraude electoral, ya que de hecho no habrá elección ninguna por diversas razones; primero porque los nuevos representantes del Poder Judicial en todas sus facetas, ya han sido designados, no elegidos; segundo, porque, dado que los ciudadanos en su enorme mayoría no saldrán a votar el 1 de junio, no habrá en consecuencia tal elección, es decir que nadie elegirá a nadie; y tercero, porque aunque algunos se decidan a salir a «ejercer» su voto, la selección, la elección, la boleta, la logística y el supuesto conteo posterior, serán tan complicados en extremo que simplemente es imposible poder afirmar que habría, lo que en verdad se llama elección, es mejor dicho una imposición simulada de elecciones.
El asunto en general, desde su origen, es vergonzoso para México, ya que se trata de una enorme simulación para de alguna manera, someter al Poder Judicial a los designios del poder Ejecutivo en una suerte de autoritarismo y autocracia que no se veía desde hace décadas, para no decir desde tiempos de Porfirio Díaz.
Más vergonzoso resulta que haya organizaciones empresariales, que fomenten este circo de supuesta elección y que hasta inviten a candidatos a expresarse frente a sus membresías.
Hay candidatos a jueces, magistrados y ministros de la corte, muy respetables y respetados, con extensas hojas de vida y que sin duda, no solo merecen el favor de los ciudadanos y la república, sino que fueron arrastrados en esta absurda, ilógica y perversa simulación de reforma del Poder Judicial, mis respetos para todos ellos, sin embargo, aún concediéndoles ese amplio reconocimiento a esos, a los honestos, a los eruditos en materia constitucional, legal y jurídica, me resulta aberrante salir a «votar» el 1 de junio, ya que sería tanto como validar un enorme fraude, sería tanto como legitimar lo ilegal, lo tramposo, lo antipatriótico; insistiendo en que no se trata de un fraude electoral, ya que no hay elección ninguna, todo está elegido ya. El FRAUDE es hacia México, sus instituciones, sus habitantes, su historia y es de manera importante defraudar la ideología que ha prevalecido en nuestra República respecto del democrático y republicano concepto de tres poderes independientes, Ejecutivo, Legislativo y Judicial.
Absurdo me parece promover semejante farsa de elecciones, que además de no tener sentido, implican millones de pesos en logística, y otras cosas.
Lamentable y triste escenario para México, cuando además es sabido que entre los postulantes, existen muchos de dudosa reputación. Vergonzoso que el comité de selección haya sido una burla en el asunto de la idoneidad para los suspirantes.
Vergüenza es una palabra que se queda muy corta, muy breve, muy limitada para describir el hecho de que entre los aspirantes a los cargos más honorables de la Nación como el de ministros de la Suprema Corte, exista una supuesta abogada que se ha permitido la «hazaña» de plagiar su tesis, y más vergonzoso aún, que empresarios, universidades e instituciones le abran las puertas para su ilegal y vergonzoso proselitismo.
Unos violan las leyes y otros les consienten, acogen y aplauden, por eso estamos como estamos.
No hay mal que dure cien años, ni enfermo que los aguante …
Antes decíamos, no hay presidente que dure más de seis años ni pueblo que lo soporte. Hoy ya llevamos más de seis de esta 4T, ¿Cuánto más habrá de resistir nuestro endeble país ?…
Lo del 1 de junio es el más grande fraude a la Nación en 100 años.
Al Buen Entendedor…
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