Hace un año recuerdo estar sentada en la sala de espera del aeropuerto, junto a mí estaba El Financiero. El título de la página decía: “En México fracasan el 75% de los emprendimientos”.
Corrí al avión, por lo que no tuve tiempo de leer el artículo. Pero esa frase revoloteó en mi cabeza durante horas, con dudas y mucha curiosidad durante todo el tiempo que duró el vuelo. Pensaba: ¿qué es lo que hace la diferencia? Así que me di a la tarea de investigar factores que influyen para que una empresa permanezca y otra se vuelva desechable.
El internet con sus buscadores hacen la recopilación de información increíblemente rápida, otorgándonos acceso a diferentes visiones, argumentos e investigaciones de diversos países. Sin embargo, les puedo asegurar que los factores que encontré son similares y coincidentes. Les comparto los cinco principales en orden de importancia:
Falta de visión o planteamiento en el producto a vender
Falta de planeación
Expectativas irreales de los ingresos
Exceso de regulación
Mala ejecución u operación
Ahora, en los países de ‘primer mundo’ los factores de fracaso son en mayor porcentaje atribuibles a los mismos emprendedores: los dos primeros en la lista.
Sin embargo, en países subdesarrollados el factor cuatro pasa a ser el segundo en la lista, dejando sobre la mesa una pregunta importante: ¿La sobrerregulación es un factor importante en el fracaso de las empresas en ciernes?
Bueno, por mucho que mi corazón me incline a no nombrar a México, un país en vías de desarrollo, tengo que aceptar racionalmente hablando que estamos sumamente atrasados en el planteamiento y objetivos de la regulación.
Intentemos lo siguiente: imaginemos que el aparato gubernamental se comporte como una gran empresa; sus clientes somos los ciudadanos a los cuales ‘puedo’ cobrarles impuestos. El objetivo principal se vuelve (como el de cualquier empresa) llegar a más clientes para aumentar los ingresos; para lograr lo anterior el gobierno debe facilitar formas de pago, regulaciones con procesos sencillos e incentivar la creación de más empresa que sumen a su base recaudatoria. Adicional a lo anterior, el gobierno debe ofrecer a los ciudadanos a cambio de dichos ‘impuestos’, servicios de calidad para que ese ‘pago’ esté justificado.
Las empresas mueven, las empresas crean, las empresas logran; ese porcentaje tan bajo de éxito es reflejo de la falta de planeación real de muchos empresarios primerizos.
Las personas que tengan en mente poner una empresa y estén leyendo este artículo, les comento que es más fácil tirar un papel a la basura que un año de trabajo e inversión.
Una buena planeación nos permite lidiar con todos los factores sobre ese papel, calculando los costos, los ingresos, planteando diferentes escenarios, lo cual nos lleva a tener una visión más clara de lo que realmente obtendré de esa aventura empresarial.
No olviden, por favor, catalogar bien su producto y su mercado objetivo; también se vale pedir ayuda, vayan a las cámaras o colegios, por lo general tienen más información sobre cómo obtener fondos, y seguro también encontrarán que hay varios empresarios con más experiencia que estarán dispuestos a revisar sus ideas, claro, mientras la empresa que planean poner no sea su competencia. Evitar tener empresas desechables es un objetivo común.