El expresidente de Polonia, creador del movimiento Solidaridad y premio Nobel de la Paz, aterrizó en estas latitudes, en Isla Mujeres, para apoyar las inversiones que Polonia ha iniciado en nuestro país, arrancando con la presentación de un catamarán de primera generación construido por la compañía Sunreef, propiedad de Francis Lapp. En encuentro con Latitud 21 esto fue lo que nos comentó.
Latitud 21.- ¿Cómo decidió luchar por el cambio?
Lech Walesa.- A finales del siglo XX el mundo estaba dividido en dos grandes partes, el comunismo y los países democráticos del Oeste. Con apoyo de otras personas decidí cambiar esto porque consideraba que el comunismo era muy peligroso para el mundo. El cambio político que logramos conllevó a un cambio en las economías, y ahora me gusta actuar a favor de ellas para recuperar un poco lo que se ha perdido en los últimos años con un capitalismo exacerbado. Soy una persona de éxito político, y considero que los empresarios son pieza clave para el éxito de las economías y el buen rumbo del país.
L21.- ¿A qué problemas se enfrentó tras la caída del régimen soviético en Polonia?
L.W.- Mis acciones conllevaron a muchas pérdidas económicas a la hora de terminar con la Unión Soviética. El 98.5 % del producto de los astilleros donde trabajaba iba a la Unión Soviética, y acabando con ella acabamos con el mercado. Tenemos unos especialistas maravillosos y mucho potencial, pero no las oportunidades de aprovecharlo. Muchos de mis amigos que trabajaban en los astilleros se tuvieron que ir al extranjero.
L21.- En muchos países los sindicatos son corruptos… ¿Cómo es que se logra gestar un movimiento tan importante desde uno de ellos?
L.W. Hay que recordar que el sistema comunista era algo demasiado grande, que no había forma de luchar si no era con una unión tan grande como son los sindicatos. En aquella época había más de 200 mil soldados soviéticos que nos vigilaban. En los alrededores de Polonia había casi un millón de ellos con armas nucleares, así que no había otra forma de combatirlos; sin embargo, teníamos una decisión difícil porque el comunismo había caído y el capitalismo no nos había gustado, y no había otra opción. Como en muchos países y organizaciones, en los sindicatos es primordial tener un líder congruente que luche por los intereses en conjunto. Nos fortalecimos y logramos erradicar el comunismo de Polonia y dar paso a la democracia.
L21.- Del comunismo… ¿al capitalismo?
L.W.- Nosotros, el proletariado, teníamos que escoger el capitalismo, pero vimos que había que mejorarlo, y pensamos que eso se podía lograr a través del sindicalismo. Todas las protestas que hemos visto en los últimos años, como en Egipto, por ejemplo, son en protesta contra el capitalismo en su forma actual. En todas esas protestas he participado directa o indirectamente porque me han invitado como un revolucionario, y la verdad estoy un poco alterado porque no es algo bueno lo que está sucediendo. Pero cuando miro de cerca las protestas, veo que nadie está dudando del papel del mercado libre, nadie cuestiona la propiedad privada, que son las bases del capitalismo, y no entiendo… hay que mejorar, sólo se requiere buena voluntad de los demás. Los que protestan dicen que los políticos no pueden resolver los problemas como la falta de trabajo o las crisis económicas. Creo que las personas responsables que deberían encargarse de ese tipo de problemáticas son los empresarios, porque ellos son los que saben de trabajo… los políticos sólo deberían ayudar.
L21.- ¿Cuál podría ser la solución a los problemas actuales?
L.W.- Hay dos propuestas. Unos dicen que tenemos que basar la nueva realidad en las libertades, y otros dicen que así no se va a poder, que el nuevo mundo lo tenemos que basar en los valores, y estos valores los tenemos que acordar entre las nuevas religiones, entre los no creyentes… unos 10 nuevos valores. Lo estamos tratando de lograr en Europa creando un gran país europeo con la Comunidad Europea, pero no hemos podido lograrlo porque no tenemos un mismo fundamento, hay que ponernos de acuerdo. Si eso funciona vamos a proponérselo al mundo para la globalización. Si esto funciona tenemos dos preguntas más: ¿Qué sistema económico, que seguro no es el comunismo, pero tampoco el capitalismo como lo tenemos ahora, podría solucionar todos nuestros problemas? y ¿Cómo quedamos con la democracia? Que a todos nos vienen bien los derechos que nos da, pero ¿y las responsabilidades? Tenemos que hacer algo con los políticos porque nos engañan y no cumplen con sus promesas y compromisos. A todos los políticos les debemos poner un chip para saber todo de ellos, porque de otra forma no vamos a poder controlarlos, y si nos engañan, ni ellos ni nadie de su familia podrá ser político en 50 años… Es una solución, sólo hay que ponerla en práctica.
L21.- Su perspectiva acerca del turismo.
L.W.- He trabajado durante 20 años en los astilleros de Polonia. Me gustó mucho mi trabajo, y me he dado cuenta que cuanto más rico el país, su gente va en busca de otras tierras para conocer. Durante mi ejercicio como presidente me enfoqué a otros temas como la ley de energías renovables. Actualmente mi país y algunos otros de Europa del Este están surgiendo como destinos turísticos, aunque nos falta camino por recorrer en ese tema. Me siento halagado de tener la oportunidad de conocer sitios tan maravillosos como este, Isla Mujeres, un auténtico paraíso. Creo que Dios les dio tantas cosas maravillosas que tienen que aprovecharlas.
L21.- Finalmente, qué opina de Barack Obama y su Premio Nobel de la Paz, cuando usted es un personaje histórico que ha hecho importantes cambios en su país… ¿Cuál es el mérito del presidente estadounidense, en comparación?
L.W.- Parece que a él se lo dieron a cuenta, para mantenerlo actuando, vaya a saber si es cierto. A mí me lo dieron porque de una forma pacífica cambié el régimen. A mi compañero Gorbachov se lo dieron porque no logró mantener su sistema.
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