Habiendo definido a sus candidatas a la presidencia las dos principales coaliciones gobernantes del país -faltará ver en qué acaba el entuerto de MC-, arrancó de maneral formal el proceso político sucesorio en México, y por ende, la cobertura y el análisis desde el centro del poder político, Washington, DC y el epicentro financiero, Nueva York. Nuestra elección se empata con la de Estados Unidos, ya que cada 10 años ambos gobiernos estrenan titulares de los Poderes Ejecutivos y miembros de los Congresos. Esto hace el análisis aún más interesante.
Actualmente, los actores en Washington y Nueva York analizan dos proyectos para el futuro de México. Por un lado, el de la continuidad, de Morena, encabezado por Claudia Sheinbaum (CS) y el del “cambio” o regreso al status-quo con Xóchitl Gálvez (XG). De Sheinbaum se tiene una clara película de su pasado académico, su lucha en la izquierda y sus posiciones frente a temas críticos que interesan a los tomadores de decisiones en la capital estadounidense.
Sheinbaum habla inglés a la perfección; con doctorado en la Universidad de Berkeley, una de las escuelas más reconocidas y liberales de California. Ha sido cautelosa en no contradecir la política energética del gobierno en turno, pero no sería raro ver un cambio de tónica en su eventual gobierno; sabe bien, como Doctora en energía-física, que la tendencia en el mundo es hacia el desarrollo de las energías renovables, contrario a lo que el actual gobierno impulsa. Se ha pronunciado a favor de trabajar con Estados Unidos en temas de comercio, seguridad y cooperación fronteriza. La gran duda en Washington es saber si seguirá con esta misma tónica o radicalizará su narrativa en aras de jalar votos del ala dura de Morena.
De Xóchitl se sabía y hablaba muy poco hasta hace unas semanas, cuando vino a cambiar la dinámica del proceso sucesorio en nuestro país. Se le reconoce como alguien que vino a “revolucionar” el proceso que de antemano se veía como un día de campo para la coalición gobernante y pocas posibilidades de triunfo de la oposición, pero justamente fue esa disrupción la que llama la atención de los que siguen México en Washington y Nueva York.
Será fundamental que el equipo de la candidata opositora llene estos vacíos de información lo antes posible para pasar de la candidata disruptiva a la persona que puede llegar a gobernar México y tener una relación con Estados Unidos. Por el momento, el “status quo” al cual me refería anteriormente tiene que ver con los actores políticos que rodean actualmente a XG: los mismos que durante años manejaron la relación bilateral desde el aparato de gobierno del PRI-PAN.
Más allá del seguimiento que se hace de Claudia y de Xóchitl, interesa también ver la potencial composición del Congreso, las gubernaturas y los congresos locales, ya que, de ganar la coalición gobernante, interesa saber hasta dónde serían viables cambios constitucionales de fondo.
También se evalúan escenarios de cómo sería un gobierno eventual con Biden o Trump; lo cierto es que el desenlace político en Estados Unidos tendrá como principales actores al hoy presidente y al expresidente Trump.
Es prematuro predecir cómo será la relación bilateral con Estados Unidos bajo un gobierno encabezado por CS o XG; lo que es claro es que la relación entre dos vecinos más importante del mundo está desde ya bajo la óptica más fina de los analistas políticos y financieros de este lado de la frontera.
- Reporte Washington
- CEO de Global Nexus
- Analista y Consultor Internacional
- X:@rubenolmosr