Akumal, mitos y verdades

por Latitud21 Redacción

¿Pueden 28 aventurados representar a mil 500?

Bueno, en este querido país casi todo es posible…

En el querido y legendario poblado de Akumal, Quintana Roo, en una de las más hermosas bahías de todo el Caribe, 28 individuos dedicados de manera clandestina a la actividad de “guiar” el nado con tortugas se ostentan como representantes de toda una comunidad de más de mil 500 habitantes.

Realmente no se necesita de guías para entrar en contacto con los hermosos quelonios en la bahía de Akumal, pero como los mexicanos somos ingeniosos, a un grupo de “listillos” se les ocurrió hace unos cuantos años la idea de que podían cobrar a los curiosos bañistas por el acceso a la playa y por la práctica de nadar con las diversas especies de tortugas que han encontrado en Akumal por años un maravilloso hábitat.

Con el  argumento de que actúan “por el bien de la población de Akumal”, estos falsos guías han irrumpido en la propiedad privada con la bandera de que las playas son públicas para hacer del nado con tortugas un negocio, que ha venido a romper con la paz y tranquilidad que se vivió en estas costas por décadas.

Las personas que se dedican al trabajo de guías de tours de nado con tortugas no llegan a 1.5% de la población total de Akumal.

En Akumal la gran mayoría de la población es gente emprendedora, decente y proactiva que se dedica a una amplia gama de actividades totalmente diversas al servicio de nado con tortugas. Personas que invierten y arriesgan su dinero en negocios de todo tipo, como fruterías, carnicerías, fondas, restaurantes, hoteles, talleres, tortillerías, farmacias, y otras tantas que generan empleos formales para  Akumal, a quienes ni les afecta ni beneficia si se comercializan o no los servicios de los nados con tortugas en la bahía.

Entonces, ¿por qué estos prestadores de servicios se autonombraron representantes de toda una comunidad?

El tema es simple, cada uno de estos cooperativistas da servicio a 12 turistas por día cobrando una tarifa promedio de 500 pesos, lo que suma unos 180 mil pesos al mes sin inversión alguna, sin pagar impuestos y trabajando dos horas al día. Rentable, ¿no?

Para lo cual lo único que había que hacer era conseguir paso libre a la playa, a costa de lo que sea.

De los 30 permisos otorgados irresponsablemente por la Semarnat en 2017, 28 de ellos fueron concedidos a personas que supuestamente viven en el poblado de Akumal, lo que se traduce en ingresos por cerca de cinco millones de pesos al mes y más de 50 mdp al año.

Y de esta increíble cantidad de ganancias anuales que reciben los “representantes del poblado de Akumal”, ¿cuánto es lo que pagan de impuestos? Adivine…

¿Y cuánto aportan estos pseudo representantes del poblado de Akumal en beneficio de su comunidad? Adivine otra vez…

Estos aguzados “prestadores de servicios turísticos”, que se han autonombrado  representantes de Akumal, ofrecen sus servicios en horarios en los que no se encuentran los inspectores de Semarnat en la bahía.

Las autoridades federales han otorgado permisos sin que medien criterios y estándares de seguridad mínimos, sin apego a principios de sustentabilidad y poniendo en riesgo el futuro de la bahía de Akumal.

Claro que las playas son públicas y están debidamente documentadas en el Plan de Desarrollo Urbano (PDU), siete ventanas, accesos públicos a la playa que son responsabilidad de la autoridad en turno poner en valor y hacer accesibles a la población. Lo que no es admisible es que estos oportunistas pretendan establecer accesos en donde a ellos les plazca para llevar a cabo sus prácticas comerciales, traspasando propiedad privada, invadiendo a particulares y vandalizando todo a su paso, como ciertamente lo han hecho, enarbolando la bandera falsa de que actúan “en nombre y beneficio de la comunidad”, engañando con ello a turistas, comunidad y gobierno.

Recientemente el gobierno del estado presentó un interesante proyecto que consiste en la creación de un atractivo y novedoso centro de interpretación para dar a conocer no solo el maravilloso mundo de las tortugas que han encontrado por siglos un refugio en Akumal, sino también el Santuario de los Monos, además de la hermosa selva y otros atractivos que rodean a Tulum y Akumal, un verdadero centro cultural e informativo del conocimiento biológico, histórico y cultural de Akumal y sus zonas de influencia, en un terreno de más de una hectárea, propiedad del gobierno del estado, que podría significar no solo oportunidades de empleo sino una muy importante ventana al mundo para mostrar esta parte del Caribe mexicano y que signifique al mismo tiempo un  producto turístico para la región, que detone la economía, que  provea de valor agregado tanto a turistas como a  la población.

Sin embargo, corre el riesgo de no llevarse a cabo ante la negativa y total cerrazón de este grupo de “redentores” de Akumal, esta plaga de oportunistas que ante semejante propuesta de desarrollo ven en peligro sus ilícitos y fáciles ingresos. El orden, el desarrollo y la competitividad van en contra de sus prácticas e intereses.

A nadie en Akumal interesa el negocio del nado con tortugas per sé, más que a este grupúsculo que ha contribuido tristemente a la propagación de una imagen negativa de este querido destino, el primero en la historia de Quintana Roo.

Akumal es un hermoso patrimonio del Caribe mexicano y debemos preservarlo.

¡El Caribe mexicano es de todos!