Esta frase, cuya autoría se le atribuye a Napoleón Bonaparte, viene a mi mente estos días cuando se celebra el centenario del magnicidio que cambió el rumbo de la historia, el asesinato del archiduque Francisco Fernando.
El 28 de junio de 1914, el heredero a la corona del Imperio Austro–Húngaro sería asesinado junto con su esposa Sofía en un atentado en Sarajevo, Bosnia, que por esos días era parte del imperio Austro–Húngaro. La historia nos dice que Austria culparía de esto a Serbia y por ello le declara la guerra el 28 de julio de 1914, lo que sería el inicio de la Primera Guerra Mundial, ya que en menos de dos semanas se involucrarían Rusia, Alemania, Francia, Inglaterra y Bélgica, por lo que lo que había comenzado como una guerra entre dos potencias (Austria y Serbia) desembocaría en una guerra mundial. Esta guerra costó la vida a más de 10, 000,000 de personas en una época en la que la población mundial era de 1, 600, 000,000, por lo que sería el equivalente a una conflagración en que hoy en día murieran 42, 000,000 de personas.
La trascendencia de la Primera Guerra Mundial nos lleva a la Segunda Guerra Mundial, de 1939 a 1945, en la que se estima murieron 70, 000,000 de personas, el equivalente al tres por ciento de la población de esa época, por lo que significaría una guerra en la que hoy en día le costaría la vida a más de ¡200,000,000 de personas!
Y cien años después, a un vistazo de ese magnicidio que prendió la pólvora en los países de la zona del Adriático y del Mar Negro, hoy parece que estamos viviendo una situación similar con el conflicto en Ucrania por la incorporación de Crimea a Rusia y el movimiento pro-ruso en Ucrania, que está siendo alimentado por los mismos rusos, Y cuando escribo esta editorial, me llega la noticia de la renuncia del Primer Ministro de Ucrania, Arsenly Yatsentuk, dejando la situación aún en mayor caos, en un país en donde los separatistas pro-rusos inclusive se dice que son los culpables de derribar el avión malasio MH17, en donde se especula que el objetivo era el avión del presidente Putin, que aparentemente minutos antes volara en la misma zona del MH17
¿Hacia dónde vamos? Obviamente no lo sabemos, pero todo parece indicar que el mundo vive su momento más crítico desde la Guerra Fría y la crisis de los misiles, cuando estuvimos al borde de una conflagración mundial hace ya más de 50 años, en 1962. Una sola chispa, una sola excusa, un atentado, daría la justificación a Rusia para invadir Ucrania, lo que desencadenaría una reacción inmediata de los Estados Unidos, de Francia, Inglaterra y muchos países en contra de dicha acción, aunque no estoy muy seguro de Alemania, que parece no estar muy contenta con las acciones de espionaje de los Estados Unidos. Lo que sí está quedando claro es que China no va a apoyar una guerra contra Rusia, y así lo demostró al abstenerse de votar en el Consejo Permanente de la ONU cuando se impusieron sanciones a Rusia por su anexión de Crimea, y si China tomara partido muy posiblemente lo haría a favor de Rusia.
Los expertos dicen que Obama no sería capaz de declararle la guerra a Rusia, lo que no estoy tan seguro en caso de una invasión a Ucrania por parte de aquella. En fin, este 28 de julio se conmemora los 100 años del inicio de la Primera Guerra Mundial y debemos todos recordar este hecho, esta guerra y sus consecuencia, para tratar de no vivir de nuevo una guerra que pudiera ser la más costosa para la humanidad.