Capítulo IX • Espiritual-espiritualidad

por ahernandez@latitud21.com.mx

 

Es muy importante comprender que la carga histórica del concepto de espíritu es fuerte. En el mundo moderno, fundamentalmente materialista y pragmático, lo espiritual se califica como teológico, indescriptible o no comprobable, y por lo tanto no científico. Nosotros a explicamos los paradigmas reduccionistas de esa postura, ahora trataremos de esclarecer nuestra visión al respecto.

A través de los años, las mitologías dieron paso a las religiones, y la mayoría de los seres humanos han encontrado paz y refugio en la religión. Muchos somos los que creemos en un ser espiritual superior, origen de la realidad el universo en el que vivimos, pero esto no quiere decir que coincidamos en nuestra interpretación del mismo.

El origen de la realidad no puede ser la nada, porque de la nada no surge nada. Existe, pues, un origen, hasta ahora incomprensible e inmensurable. La realidad nos indica que los seres humanos tenemos libre albedrio y conciencia de nuestra experiencia, lo que significa que tenemos presencia del espíritu, e identificamos en el otro esa misma presencia del espíritu en nosotros. El desarrollo de la conciencia está íntimamente ligado a esta presencia del espíritu en nosotros.

Los ecologistas de la primera generación suelen infundir, en referencia al espíritu, manifestación con presencia. Pongamos una analogía para explicar en qué consiste esta confusión: la pintura de un pintor es manifestación un espíritu, pero no presencia del mismo; entonces, a través de la pintura, el espíritu presente en mí me permite percibir el espíritu presente en el pintor. De esta forma,  un ciprés retorcido me habla de un espíritu que sufre, como en el caso de Vincent van Gogh, o un estanque con lirios y colores pastel, de un espíritu gozoso y en paz, en el caso de Renoir. La confusión entre manifestación y presencia es muy grave, porque conduce a confundir el valor de un árbol con el de un ser humano y, de ahí, a los fanatismos y a la lucha contra la visión antropocéntrica del mundo.

La visión politeísta (creencia en muchos dioses) confunde al ser humano con el animal, la planta o el mineral (todo es Dios), y entonces altera los valores. Una cosa es la biosfera y la conciencia de la interrelación, y otra es de la escala de valores de las manifestaciones divinas. Los valores, ya sea como acuerdo social o como manifestación superior, determinan escalas, y confundirlas es fatal.

Es la conciencia la que debe actuar en la biosfera, nuestra conciencia de interdependencia con lo natural, y es la presencia del espíritu en nosotros, es esa espiritualidad, la que se da cuenta de que debe actuar, siempre basándose en la dignidad infinita del otro, no de las cosas, y con la ética y libertad propias de los espíritus conscientes de que lo humano debe continuar. Para esto se requiere conservar el equilibrio ecológico.

Ecología y espiritualidad interactúan en la conciencia para que con plena libertad elijamos nuestro futuro. Esa es la dimensión de nuestra responsabilidad.

Notas al margen 

Espíritu. Ser espiritual dotado de razón.

Alma racional.

Ánimo, valor.

Principio generador,

Carácter íntimo, esencia

De una cosa.

Espiritual. Relativo al 

Espíritu.

No apegado a lo mundano.

Espiritualidad. Naturaleza y condición de espiritual.

Materialismo. Doctrina de algunos filósofos antiguos y

modernos que consiste en admitir como única sustancia, la material 

negando en su conciencia, la espiritualidad y la inmortalidad del alma humana,

así como la Causa Primera y las leyes metafísicas.

Positivismo. Calidad de atenerse a lo positivo.

Demasiada afición por atenerse a comodidades y goces materiales.

Sistema filosófico que admite únicamente el método experimental y

Rechaza toda noción a priori y todo concepto universal y absoluto.

Mitología. Historia de los fabulosos dioses y héroes de la gentilidad. 

Interdependencia. 

Dependencia recíproca.