Como parte del pacto federal signado por todos los estados miembros de la República, en un documento popularmente conocido como nuestra Constitución Política de 1917, nuestra nación mexicana se constituye en una base de división de poderes entre el Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El poder Legislativo, a su vez, se divide en dos cámaras, la de Diputados y la de Senadores, siendo la primera la llamada Cámara Alta, en donde cada estado será representado por un número de diputados proporcional a su población, y la segunda, la Cámara Baja, en donde cada estado es representado por dos senadores de mayoría absoluta, independiente de su población, y un senador de mayoría proporcional. Y es sobre esta Cámara de Senadores y la representación actual del estado de Quintana Roo de la que voy a escribir en esta ocasión.
En las pasadas elecciones federales de julio del 2012 se eligieron senadores y diputados federales, y en el caso de Quintana Roo resultaron electos dos senadores por mayoría absoluta, Félix González Canto y Jorge Emilio González Martínez, así como Luz María Beristain Navarrete como senadora por el principio de primera minoría o representación proporcional. Veamos quiénes son nuestros senadores por Quintana Roo, empezando por supuesto por las damas.
Luz María Beristain es una de las 28 mujeres senadoras de un total de 128, nacida en el estado de Yucatán, y con más de 20 años de residencia en Quintana Roo. Lleva la representación de nuestro estado en el Senado por el Partido de la Revolución Democrática; mujer activa, actualmente es la secretaria de la Comisión de Turismo en el Senado y participa en la Comisión de Administración y Especial para el Cambio Climático. Conocida por su carácter apasionado y temperamental, Luz María Beristain es una mujer a quien he tenido la oportunidad de conocer en lo personal y que defiende sus ideas y convicciones desde la izquierda mexicana.
Félix González Canto es senador por mayoría absoluta desde el 1 de diciembre del 2012, nacido en la isla de Cozumel y con una larga trayectoria política local desde que regresara de sus estudios en Monterrey hace más de 20 años. Félix, a quien también he tenido la oportunidad de conocer desde que era secretario del Ayuntamiento de Cozumel con don Víctor Vivas, hace ya más de 15 años, preside hoy la Comisión de Turismo en el Senado y nos representa con la bandera del Partido Revolucionario Institucional.
Jorge Emilio González Martínez, aunque del mismo apellido que nuestro otro senador Félix, no son ni familia ni parientes, pero comparten tribuna en el Senado en representación de Quintana Roo. Jorge Emilio, nacido en la Ciudad de México hace ya 42 años, es conocido como “el Niño Verde” por su afiliación al Partido Verde Ecologista y por haberse iniciado muy joven en la política. Hoy es senador por el estado de Quintana Roo y nos representa a los quintanarroenses en la Cámara Baja, a pesar de que no reside ni nunca ha residido en nuestro estado, pero eso no cambia su representación ni limita su responsabilidad. No lo conozco en lo personal, por lo que no puedo hablar de su persona y de su personalidad, y lo poco que se de él es por los medios y por sus andanzas y travesuras, así que por ser todo eso del dominio público sobra que aquí lo repita. Sin embargo, en mi carácter de quintanarroense tengo derecho a cuestionar a mi senador cuando no me siento debidamente representado, cuando agreden y difaman a este estado que me adoptó, y es el caso con Jorge Emilio, cuando en días pasados ingresa a la Comisión de Medio Ambiente del Senado una propuesta para cerrar los delfinarios al público y liberar a todos los delfines de los delfinarios. En esta ocasión omitiré todas las incongruencias de fondo en dicha propuesta del llamado “Niño Verde”, que ni es niño, pues ya tiene 42 años, ni es verde, porque su propuesta atenta contra la integridad de los mismos delfines que pretende “salvar” y del mismo medio silvestre al que pretende se reintegren, ni es quintanarroense, pues demuestra un desapego a este estado cuando en dicha propuesta difama a Quintana Roo al decir que “… Se debe de considerar que en diversos centros recreativos de Playa del Carmen, Cozumel y Cancún tienen más de 15 instalaciones con delfines en cautiverio, albergando alrededor de cien cetáceos, con los cuales ofrecen a los turistas crueles tours y experiencias de nado con delfines”.
Es decir, según afirma el senador por Quintana Roo Jorge Emilio González, la crueldad se da en el estado que lo eligió, por empresarios quintanarroenses y por los que trabajan en estos delfinarios en Quintana Roo. No se da en Los Cabos, ni en Puerto Vallarta, ni en Nuevo Vallarta, ni en la Ciudad de México, ni en Acapulco, ni en Ixtapa, ni en ningún otro lugar en donde también hay delfinarios, pero sí en Playa del Carmen, Cozumel y Cancún, es decir en Quintana Roo. A diferencia de nuestro senador Félix González o de la senadora Luz María Beristain, de nuestros demás diputados y de nuestro gobernador, que son incansables promotores del estado que los vio nacer o los adoptó, Jorge Emilio González muestra desprecio por sus representados, y, sin importarle que su propuesta representaría la pérdida del empleo y el sustento de miles de familias quintanarroenses, exhibe a Quintana Roo como el lugar en donde los delfines son tratados con crueldad.
Mis preguntas a Jorge Emilio serían, ¿alguna vez has estado en alguno de los delfinarios en Quintana Roo y presenciaste crueldad con los delfines?, ¿lo denunciaste?, ¿qué hemos hecho los quintanarroenses para que hables así de nuestro estado?, ¿es por eso que, a pesar de que miles de parejas viajan cada año de diferentes partes del mundo para casarse en este maravilloso sitio, que es Quintana Roo, tú te fuiste a casar el pasado 17 de mayo a Los Cabos en lugar de hacerlo en el estado que representas en el Senado?
No entiendo por qué Jorge Emilio desconoce su representación y agrede a sus representados quintanarroenses, nos ofende, nos ignora y nos difama. No lo entiendo. Y es por eso que acudo a la sabiduría popular de los dichos para tratar de entenderlo, y pienso en aquel dicho que dice: “caras vemos, corazones no sabemos”. Es decir, una cara es la que das a la gente, pero otra es la verdadera. O como diría Mecano en una de sus famosas canciones “… es un cuadro de bifrontismo que solo da una faz. La cara vista es un anuncio de signal, la cara oculta es la resulta, de la idea genial de echarte…”.
En la próxima edición de esta revista voy a demostrarte por qué es tan irresponsable esta propuesta Jorge Emilio.