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La comunicación gubernamental en Solidaridad enfrenta un desafío crítico: transformar la percepción de una administración desconectada en una gestión auténtica y comprometida con las necesidades de la gente. En un contexto donde la transparencia y la confianza en las autoridades han sido erosionadas, progreso, credibilidad y cercanía deben ser algo más que términos para adornar comunicados; deben traducirse en acciones concretas y sostenidas que demuestren respeto y empatía hacia la ciudadanía.
Progreso sin excusas: Aunque se anuncian proyectos con bombo y platillo, la realidad en las calles rara vez coincide con las promesas oficiales. El verdadero progreso no se mide solo en obras o eventos públicos, sino en su impacto duradero en la calidad de vida de las personas. Solidaridad, enfrenta desafíos urgentes —seguridad, escasez de agua y falta de servicios básicos— que requieren proyectos alineados con un plan integral, no iniciativas aisladas para mejorar la imagen pública. Cada obra debe explicarse con claridad: sus plazos, costos y resultados concretos. Solo así el gobierno puede ganarse la confianza de una población cansada de discursos vacíos.
Credibilidad como principio rector: La credibilidad de un gobierno está en sus acciones, no en su retórica. Un gobierno que rinde cuentas claras, muestra coherencia y no rehúye los temas difíciles es un gobierno que respeta a su gente. Sin embargo, se sigue observando decisiones políticas sin transparencia, las cuales generan más dudas que confianza. Una administración que se limita a anunciar “logros” sin incluir datos verificables, sin evaluar sus impactos y sin reconocer sus errores, es una administración que se aleja de la verdad y pierde el respeto del público. Para recuperar la credibilidad, el gobierno debe abandonar la opacidad, explicar cada paso y enfrentar los errores con humildad y claridad.
Cercanía que involucre a la ciudadanía: La cercanía no puede limitarse a una presencia física o digital; debe incluir la voz de la gente en las decisiones. La ciudadanía de Solidaridad quiere ser escuchada y formar parte del cambio, no solo ser receptora de información. Crear foros de consulta pública, abrir espacios de participación real y garantizar la inclusión de los sectores más afectados por las políticas es esencial para una cercanía genuina. En lugar de responder con promesas, el gobierno debe comprometerse a trabajar junto a la comunidad y atender sus necesidades urgentes. La cercanía debe reflejarse en un diálogo continuo y auténtico, no en interacciones calculadas para mantener una imagen.
El llamado a un cambio estructural en la comunicación: La transformación de Solidaridad solo será posible cuando la administración deje de ver la comunicación como un accesorio de relaciones públicas y la convierta en un mecanismo de empoderamiento ciudadano. La comunidad no necesita más mensajes adornados o cifras manipuladas; necesita claridad, consistencia y compromiso. Solo una comunicación verdaderamente abierta y participativa permitirá avanzar con una administración responsable, honesta y realmente cercana a su gente.
En resumen, la comunicación debe ser un pilar activo y auténtico de gobernanza, no un recurso de autopromoción; alentar al gobierno a adoptar prácticas más transparentes y participativas para ganar la confianza de la ciudadanía.
@LOTECL777
“La violencia sólo puede ser disimulada por una mentira, y la mentira sólo puede ser mantenida por la violencia”.
Aleksandr Seolzhenitsyn
La tarde era agradable, aunque bochornosa; en un taxi con las ventanas abiertas, intentaba aprovechar los escasos vientos que nos administraba el océano, a unos kilómetros de distancia para sentir alivio en mi trayecto hacia el hotel. Había dejado la sobremesa de una comida en donde no faltaron los famosos tacos Gobernador (tortilla de maíz, camarón, queso, chile poblano o sus variedades), bautizados así en honor de quien fuera mandamás del estado, Francisco Labastida Ochoa y creación del chef del restaurante Los Arcos; delicia culinaria ahora patrimonio de Mazatlán y en general de la gastronomía sinaloense. Fue precisamente en Culiacán, la capital, en donde mi taxi estaba detenido en un atorón de tránsito que abonó con lo suyo al calor. Los tacos, un pegue de sotol y un par de cervezas Pacífico (es un insulto para los culichis pedir de otra marca, ojo), me tenían en ese estado de sopor somnoliento que algún lama despistado habría podido confundir con mi ingreso a cierta consciencia expandida. El sol iniciaba su lenta despedida y el taxista miraba a un lado y al otro, como queriendo encontrar la respuesta a no sé qué pregunta existencial. La verdad, buscaba un atajo.
– ¿Trae prisa? – Me pregunta con el ritmo de la resignación.
– Nomás el calor. No se preocupe. Sirve que voy conociendo la ciudad.
– No hay mucho que conocer. – Lo dice con risita socarrona. – Pero qué bueno que para ser chilango lo toma con calma. (No reaccioné al comentario. Nunca discuto cuando el peso de un argumento es tan lapidario). Decidí cambiar el tema.
– ¿Siempre es así el tráfico de Culiacán a esta hora?
– Depende de dónde haya sido el muertito. – Respondió con la tranquilidad de quien está hablando de alguna trivialidad como la genética de la vainilla. Si llegó a ver mi expresión por su espejo retrovisor, seguro le hice la tarde.
– ¿Perdón? – Por un momento pensé que se trataba de algún localismo para llamar a cualquiera que hubiera sido la causa del tráfico.
– El muerto, el asesinado. El de hoy fue por aquí cerca.
Y tenía razón. Según fuimos avanzando, ya veíamos las torretas de las patrullas de la municipal y escuchábamos sirenas cerca. La presencia de policías, que aburridos meneaban la mano apurando el paso, como si echaran aire sobre la carne asada, era evidencia de que en algún momento veríamos la causa. Y efectivamente, ahí estaba, sin entrar en más detalles, cubierto por la sábana de rigor y escoltado piadosamente por una veladora que algún vecino tuvo a bien colocar.
– ¿Eso es muy común aquí? – Preguntó el metiche comunicador intentando mostrarme de una pieza.
– Pueeeeees… dos, a veces tres. El mes pasado tuvimos cinco en un sábado. – El hombre era de pocas palabras, pero no, el tema no le incomodaba. Como si hablara de cuántas cajas de jitomate cosechó su compadre la temporada anterior.
Descendí del auto, agradecí al conductor; le deseé un muy buen camino. Me encerré en mi habitación del hotel y guardé, en el cajón de la desesperanza, todo lo que aprendí en una hora de tráfico complicado debido a… “un muertito; el del día”.
Eso fue hace más de diez años; antes de los abrazos y balazos del bienestar; antes de Rocha Moya, de las dos muertes de Héctor Cuén, del regañado Ken Salazar, de …y dónde está el piloto, de “¿y por qué Estados Unidos no ha compartido información?”. De “lo que pasa en Sinaloa es porque se llevaron al Mayo…”
Más de 200 personas asesinadas, 250 secuestradas, 31 ya fueron encontradas muertas desde el 9 de septiembre. Comercios saqueados, economía arruinada; ya se habla de migración forzada. ¿Adónde? El 70 por ciento del territorio nacional tiene presencia de cuando menos dos grupos antagónicos del crimen organizado peleando la plaza. En Michoacán, miembros del Ejército y Guardia Nacional son atormentados con minas explosivas y correteados con drones. En el momento de escribir estas líneas, otra periodista (la segunda en esta semana), es asesinada. Esta vez en Colima. A un mes de la actual administración, se registra un promedio de 70 homicidios al día.
Darwin escribió sobre la adaptación de un organismo al medio ambiente y a los cambios de éste. La capacidad de seguir adelante y modificar hábitos y patrones con el fin de prevalecer. En sus 4,500 millones de años, la vida ha comprobado la hipótesis al pie de la letra. A pesar de todo, todavía hay confirmación de que algo todavía se mueve, vuela, nada o se arrastra. O simplemente, cumple funciones de acuerdo con la definición de bios en este joven, pero achacoso planeta. En términos darwinianos, esta demencial normalización de nuestro horror cotidiano que no existía hace 50 años (por las causas que quieras), es producto del instinto de conservación. Si luego de tirarte al suelo porque al lado de tu casa se desató un tiroteo y luego del susto, prendes la tele, destapas una cerveza y haces corajes porque las Chivas volvieron a perder, es porque perteneces a una especie que hace 200 mil años se volvió migrante y ha pasado por todo. Desde no acabar en la merienda de un tigre dientes de sable, hasta escapar por un pelo de dos sicarios en moto que dispararon hacia la taquería en donde estabas cenando esa noche, de regreso del trabajo. Somos duros. Hoy le llaman “resiliencia”. Nos aferramos a la vida como Kate Winslet a su tablita en Titanic. Algunos se hundirán, eso sí. Pero habrá quien cuente la historia a la luz de la fogata.
Cuando, torpemente, alguien le preguntó a Stevie Wonder, invidente de nacimiento, qué veía siendo ciego, el gran músico de Michigan, subiendo los hombros, respondió “simplemente, no veo”. El no tener punto de comparación, facilita normalizar una realidad. Cuanto más has vivido, identificando cada México que te ha tocado, menos te resignas a esa normalización. Lo siento, pero éste, no es el México en el que me quiero despertar cada mañana. Pensando como los personajes distópicos de Orwell y Bradbury, ¿será el país al que nos quieren acostumbrar hasta el punto de seguir con nuestras vidas en una cotidianidad patética? ¿Y por qué me acuerdo de un tal Goebbels?
No puedo evitar acordarme del taxista de Culiacán. Y eso fue hace más de diez años.
Iñaki Manero.
Cuando se trata de recortar gastos en las empresas, a causa de alguna crisis, de una recesión, o de eventos puntuales, no es el caso de todas por supuesto, pero sí de muchas que consultan con sus administradores, y la respuesta de ellos, en muchos casos, consiste en recortar o eliminar los pagos a cámaras y asociaciones.
Algunos de los argumentos de los consultados pueden ser:
– ¿Y cuál es el beneficio de pertenecer?
– Sale muy caro pertenecer
– Hay que recortar gastos, y ese, no es prioritario…
Entre otros de los planteamientos que, sin mayor fundamento se le expresan a los tomadores de decisiones, para así, cortar de un plumazo el asociacionismo, que en muchos de los casos no se entiende a cabalidad.
Pertenecer a determinada asociación civil que defiende los intereses del gremio al que se pertenezca, es mucho más que sólo recibir informes y pagar cuotas. El asociacionismo implica no sólo solidaridad con el gremio y unión, sino la posibilidad de enfrentar de manera colegiada y colectiva enormes retos que sería imposible abordar en lo individual.
En las esferas gubernamentales, por ejemplo, se respeta y reconoce a aquellas agrupaciones de empresarios que, a través de sus líderes, se expresan organizadamente, levantan la voz y opinan con energía sobre los asuntos que les afectan tanto en lo individual como en lo colectivo.
Los líderes de opinión que representan organismos tienen reconocimiento, respeto y un lugar importante en la sociedad, mismo que es usado de manera responsable en beneficio de los agremiados.
Por más valientes y osados que sean algunos adversarios, cuando se enfrentan ya sea de manera verbal o epistolar a los líderes de opinión, demuestran mesura y respeto.
Por otra parte, un organismo logra más, representa más y mejor y es más sólido y fuerte, como es lógico, mientras más grande y unida es su membresía.
Finalmente, cuando algún agremiado requiere de algún apoyo, asesoría o resolución en lo individual y ésta se resuelve favorablemente, en la mayoría de los casos resulta en beneficio de todos los miembros.
En las asociaciones se trabaja igual para los grandes que para los más pequeños empresarios, los logros son compartidos y el respeto que como organismo se exige a gobiernos, instituciones y particulares es un manto protector para la membresía en su conjunto.
Es por ello que es un error eliminar cuotas de la asociación que te representa, regatear sus costos y beneficios sin argumentos sólidos y esperar soluciones inmediatas o de corto plazo. Los grandes proyectos, igual que los grandes retos, tienen su tiempo de maduración y de solución.
Lo que debemos hacer es fortalecer a los organismos, de todas las formas posibles.
Hasta la próxima.
El cierre de la administración de Andrés Manuel López Obrador se caracterizó por la inauguración de los proyectos insignia que prometió desde su campaña en 2018. Se le pueden achacar muchas cosas al expresidente, sin embargo, su pragmatismo en torno al futuro del sureste mexicano fue contundente. De ser una región que por décadas estuvo rezagada de la pujanza del norte del país después de la entrada en vigor del TLCAN en 1994, Obrador trazó una estrategia de desarrollo y planteó las bases para el despunte de la región; respeto los puntos de vista de quienes afirman que se pudieron haber hecho las cosas más ordenadas, pero el despunte de la región es una realidad.
Y se dio en un momento coyuntural interesante, porque la crisis migratoria que afecta a América del Norte desde hace varios años por la crisis política en Venezuela obligó a Washington a voltear a vernos. De ahí la iniciativa del embajador estadounidense de reunirse de manera periódica con los gobernadores de la región y el sector privado a través de la American Chamber of Commerce; de hecho, la gobernadora de Quintana Roo lidera la Comisión Sur-Sureste de la CONAGO.
En el caso de Quintana Roo, la gobernadora y el expresidente lograron una alianza importante que nos benefició con un sinfín de obras de infraestructura que por años no veíamos. Desde las estaciones del Tren Maya, el aeropuerto de Tulum, el Puente Nichupté que conectará la zona hotelera de Cancún con el centro de la ciudad, obras de remodelación en arterias frecuentadas por turistas, entre otros proyectos. El desarrollo alcanzó también otras regiones del estado que por años no veían un impulso de la federación y en gran medida esto se debe al Tren Maya.
La gobernadora anunció una inversión histórica para el puerto y los habitantes de Mahahual, que ha visto un crecimiento importante en el arribo de turistas por crucero, pero que no necesariamente se ha visto reflejado en un desarrollo armonioso para la zona. Después de varios meses de negociación, la empresa líder de viajes en crucero, Royal Caribbean International, dio a conocer lo que será “Perfect Day México”, un parque de diversiones de más de 600 millones de dólares. El proyecto creará en la etapa de construcción 2000 empleos directos y se prevén 3000 empleos una vez que abra el parque en 2027. El resplandor de la zona se verá beneficiado por este gran proyecto que utilizará los estándares más altos de cuidado al medio ambiente y garantizará un concepto auténticamente mexicano para los turistas. La empresa estima que en los próximos 5 años se prevé un arribo de 5 millones de pasajeros (actualmente arriban casi 2 millones de manera anual).
El proyecto es un gran signo de confianza hacia el gobierno de Quintana Roo y un espaldarazo a una nueva administración federal. De hecho, este fue uno de los proyectos que anunció la presidenta Claudia Sheinbaum durante la cumbre de negocios que organizó la Cámara de Comercio de los Estados Unidos y el Consejo Coordinador Empresarial. El sur de México seguirá teniendo el respaldo del gobierno federal durante los próximos 6 años, entramos pues a una etapa muy interesante que marcará un gran futuro para Quintana Roo.
En la actualidad, la tecnología ha permeado todos los aspectos de nuestras vidas, y el hogar no es la excepción. Desde dispositivos inteligentes hasta sistemas de automatización, la tecnología en el hogar no solo busca mejorar la comodidad, sino también incrementar la eficiencia y la seguridad.
Domótica y automatización del hogar
La domótica se ha convertido en un pilar fundamental de la vivienda moderna. Los sistemas de automatización permiten controlar diversos dispositivos desde una sola plataforma, ya sea un smartphone o una tableta. Los usuarios pueden programar luces, termostatos, cerraduras y electrodomésticos para que funcionen de manera conjunta. Esto no solo optimiza el consumo energético, sino que también proporciona una mayor comodidad y seguridad.
Asistentes virtuales
Los asistentes virtuales, como Amazon Alexa, Google Assistant y Apple Siri, han revolucionado la manera en que interactuamos con nuestros hogares. Estos dispositivos permiten el control por voz de múltiples elementos, facilitando tareas cotidianas como ajustar la temperatura, reproducir música o gestionar listas de compras. Esta tecnología ha hecho que la gestión del hogar sea más accesible y eficiente.
Seguridad inteligente
La seguridad es una preocupación primordial para cualquier hogar. Las soluciones de seguridad inteligentes, que incluyen cámaras de vigilancia, timbres con video y alarmas conectadas, ofrecen una tranquilidad sin precedentes. A través de aplicaciones móviles, los propietarios pueden monitorear su hogar en tiempo real, recibir alertas y gestionar el acceso de manera remota, lo que eleva los estándares de protección.
Electrodomésticos
La evolución de los electrodomésticos ha llevado a la creación de dispositivos que se comunican entre sí. Refrigeradores que pueden hacer un inventario de los alimentos, hornos que se pueden programar desde el trabajo y lavadoras que ajustan el ciclo de lavado según la carga son solo algunos ejemplos. Estos aparatos no solo ahorran tiempo, sino que también ayudan a reducir el consumo energético.
Entretenimiento en el hogar
La forma en que consumimos entretenimiento ha cambiado drásticamente. Sistemas de audio y video de alta definición, plataformas de streaming y dispositivos de juego han transformado nuestros espacios de ocio. La tecnología permite crear experiencias inmersivas que acercan a las familias y amigos, haciendo del hogar un lugar de reunión y disfrute.
La tecnología en el hogar está redefiniendo nuestra manera de vivir, ofreciendo soluciones que mejoran la calidad de vida y la eficiencia. Al adoptar estas innovaciones, los hogares no solo se vuelven más cómodos y seguros, sino que también contribuyen a un futuro más sostenible. La clave está en integrar estas tecnologías de manera que se adapten a nuestras necesidades y estilos de vida, creando un entorno que fomente el bienestar y la armonía familiar.