Psicólogo
X: @davidasencio195
Linkedin: davidasencio195
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En mis tiempos bastaba una mirada dura de mi madre o de mi abuela y con eso era suficiente para ponerme quieto…
Jamás se podía participar en conversaciones de adultos.
Jamás se podía no dar los buenos días o las buenas tardes cuando llegas a un lugar y hay personas.
Y era un delito de infierno total si te atrevías a levantarle la mano a tus padres.
En la actualidad, la crianza y la educación de los hijos enfrentan desafíos únicos, marcados por avances tecnológicos, cambios sociales y una mayor diversidad cultural. Sin embargo, uno de los valores fundamentales que sigue siendo esencial en la formación de una persona íntegra es el respeto.
El respeto no sólo implica tratar a los demás con cortesía, sino también entender y valorar las diferencias, escuchar activamente y demostrar empatía. Para enseñarles a los hijos sobre respeto en estos nuevos tiempos, es importante adoptar un enfoque que combine la comunicación efectiva, el ejemplo y la empatía.
Siempre el ejemplo será la mejor forma de enseñar.
Primero, los padres y educadores deben ser modelos a seguir. Los niños aprenden mucho observando cómo los adultos interactúan con el mundo y con las personas a su alrededor.
Mostrar respeto en nuestras acciones diarias, incluso en situaciones difíciles, les enseña que esa actitud es valiosa y necesaria.
¿Cómo le dices que no mienta, si tú lo haces?
Segundo, la comunicación abierta y honesta es clave. Escuchar a los hijos, entender sus pensamientos y sentimientos, y explicarles por qué el respeto es importante, ayuda a que internalicen estos valores. ¡Ten claro que hoy tienen más información que la que tuvimos nosotros!
Es fundamental fomentar un ambiente en el que puedan expresar sus opiniones sin miedo a ser juzgados.
Tercero, en estos tiempos digitales, también es crucial enseñarles sobre el respeto en el uso de las redes sociales y las plataformas virtuales. Respetar la privacidad, ser amables en los comentarios y entender las consecuencias de nuestras palabras en línea son aspectos que debemos abordar desde pequeños. ¡Esto es nuevo hasta para nosotros!
Por último, la empatía y la comprensión son pilares fundamentales. Enseñarles a ponerse en el lugar del otro, a valorar las diferencias culturales y aceptar las distintas opiniones, contribuye a construir una sociedad más respetuosa y tolerante. ¿Qué haces o qué aplicas para que tu hijo aporte y ayude a los demás?
Educar en respeto en los tiempos actuales requiere paciencia, ejemplo y una comunicación sincera. Sólo así lograremos formar niños y niñas que valoren y practiquen el respeto en todos los ámbitos de su vida, creando un mundo más justo y armonioso para todos.
Nos vemos en la próxima.
A veces, la vida nos sorprende con pruebas que parecen imposibles de entender. Nos enfrentamos a momentos difíciles, situaciones que nos duelen y nos dejan confundidos. Es en esos instantes cuando más nos cuesta confiar, cuando sentimos que todo se desmorona y que tal vez no hay un propósito en medio del caos. Aquí ayuda respirar profundo varias veces y tratar de observar sin hacer juicios o análisis, solo dejar que fluya, vivir la experiencia.
Y quiero que sepas que, incluso en esas circunstancias, hay un plan mayor que nuestro entendimiento. Cada prueba, cada dolor, cada dificultad, tienen un significado profundo. Son como semillas que plantamos en nuestro camino, aunque no las veamos crecer en ese momento. Todo lo que nos sucede, por duro que sea, es una oportunidad para aprender, para fortalecernos y para prepararnos para algo mucho mejor que aún está por venir. Y no sé si logre transmitir lo que deseo, pero sé que es así…
Es importante recordar que la vida no nos da nada sin motivo. Todo lo que enfrentamos, por difícil que parezca, nos acerca más a nuestro crecimiento, a nuestra transformación y a nuestra felicidad verdadera. La confianza en ese plan universal es como un refugio en medio de la tormenta. Nos da esperanza, nos llena de valor y nos ayuda a entender que no estamos solos, que cada paso que damos tiene un propósito. Y aquí es importante y un gran ejercicio de valentía poder observarnos y determinar nuestra responsabilidad dentro de lo que nos esta sucediendo.
Como dijo el filósofo Viktor Frankl: “Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio reside nuestra libertad y nuestro poder de elegir.”
Debemos tener fe en que la vida siempre busca nuestro bien, aunque no siempre podamos verlo en el momento. La paciencia y la confianza son nuestras mejores aliadas. Porque al final, cada experiencia dolorosa, cada dificultad, se convierte en un peldaño que nos lleva hacia algo mucho mejor, hacia la felicidad auténtica y la realización plena.
Ponte en silencio, camina descalzo sobre la hierba, conéctate con la tierra y analiza tus emociones, sácale jugo a eso que estás viviendo y siempre vas a encontrar que la enseñanza está dentro de ti.
Confiemos en ese plan universal. Vamos a creer que todo sucede por una razón y que, incluso en los momentos más oscuros, hay una luz que nos guía. Solo así podremos atravesar las tormentas con esperanza, con amor y con la certeza de que lo mejor aún está por venir. Nunca olvides que el miedo es la carencia de fe.
Y recordemos siempre que las circunstancias de la vida, es la vida quien nos las pone, pero el cómo decidamos vivir esas circunstancias, esa sí es nuestra decisión; se llama libre albedrío.
Mi máxima para 2025 ¡ALTO! Empecemos de nuevo.
En el mundo empresarial, enfrentamos constantemente desafíos que ponen a prueba nuestra capacidad de adaptación, liderazgo y resiliencia. Mi propia experiencia personal, que comparto a continuación, ejemplifica cómo los momentos difíciles pueden convertirse en oportunidades de crecimiento y aprendizaje, si abordamos las adversidades con una actitud positiva y consciente.
Hace muchos años adquirí una propiedad que, con el tiempo, se convirtió en un símbolo de mi perseverancia y esfuerzo. Sin embargo, la desaparición de la financiera que me otorgó el crédito hipotecario y la incertidumbre sobre quién compraba la cartera, generaron una situación de vulnerabilidad. Después de casi 21 años viviendo en esa propiedad, una gestora especializada en recuperación de cartera adquirió la propiedad en un remate final, desencadenando un proceso de desalojo.
Este evento, aunque doloroso, me enseñó varias lecciones clave que considero relevantes para cualquier profesional o líder empresarial:
Verme en la calle con mis pertenencias fue un golpe duro, pero la respuesta inmediata de mi red de apoyo—familia, amigos y colegas—me permitió mantener la calma y actuar con claridad. En los negocios, la resiliencia emocional y la capacidad de mantener la calma en momentos de crisis son fundamentales para tomar decisiones acertadas.
El evento me forzó a aceptar una realidad que no podía cambiar en ese momento. La aceptación es un paso crucial para poder planificar y avanzar. En las organizaciones, adaptarse rápidamente a cambios inesperados puede marcar la diferencia entre la supervivencia y el fracaso.
Aunque la situación fue inesperada, tener una red de apoyo y una actitud proactiva facilitó la recuperación. En el mundo empresarial, la gestión de riesgos y la planificación de contingencias son herramientas imprescindibles para minimizar impactos negativos y mantener la estabilidad.
A través de esta experiencia, reafirmé que todo pasa por algo y que, a veces, dejar ir lo que ya no nos sirve es necesario para abrir espacio a nuevas oportunidades. La actitud de aprender y crecer ante la adversidad es uno de los mayores activos de un líder.
Hoy, tras instalarme en una nueva etapa, agradezco las lecciones aprendidas y el apoyo recibido. La vida continúa, y con ella, nuevas oportunidades para reinventarse y fortalecer nuestra visión empresarial.
¿Por qué nos cuesta tanto dejar a alguien que, aunque sabemos que nos hace daño, seguimos aferrándonos?
La respuesta reside en las heridas de nuestro pasado, en las cicatrices emocionales que nos han marcado desde la infancia.
Cuando llevamos dentro una herida de abandono, es fácil confundir el apego con amor. Nos aferramos a la familiaridad, a la ilusión de seguridad, creyendo que el dolor es una forma de conexión. Pero el verdadero amor no se basa en la dependencia ni en el sufrimiento. El amor auténtico florece en la libertad, el respeto y el crecimiento mutuo.
Desde nuestra necesidad, somos vulnerables ante una muestra de afecto que, muchas veces, tiene un costo muy alto.
Es fundamental reconocer que el apego NO es amor. Amar no significa sacrificar nuestra esencia ni rogar por la atención del otro. El amor genuino es un refugio, no una prisión. Es un espacio donde ambos pueden ser su mejor versión, donde el apoyo y la comprensión son la norma, no la excepción.
Si esa relación en la que estás te hace sentir mínimamente ansioso o ansiosa, si tiene restricciones a tu desarrollo y crecimiento, ¿no crees que es hora de salir de ahí?
Cuando comenzamos el proceso de sanación, comenzamos a romper el ciclo de repetición. Nos damos cuenta de que merecemos relaciones que nos nutran, que nos impulsen a crecer y explorar nuestras verdaderas potencialidades. Sanar es un viaje personal y profundo, un acto de valentía que nos permite desprendernos de lo que ya no nos sirve.
Al principio no será fácil; reconocerte no es nada romántico, ya que vas a ver lo que no has querido ver desde hace mucho. Vas a vivir la experiencia del dolor que tienes guardado, pero prometo que el despertar y sanar será algo mágico para ti.
Así que, si te encuentras atrapado en un lazo que ya no te enriquece, recuerda: liberarte no es un acto de egoísmo, es un regalo que te haces a ti mismo. El verdadero amor espera al otro lado de la sanación, en un espacio donde puedes ser auténtico y completo.
Permítete sanar. Permítete amar de verdad y ten muy claro que la idea de estar con alguien es para compartir, para juntar energías y crecer como individuos, pero sobre todo, para sonreír y sentirse vivos y entusiasmados con la presencia del otro.
La vida es un viaje lleno de preguntas profundas y complejas. Desde el momento en que comenzamos a ser conscientes de nuestro entorno, nos encontramos ante la gran pregunta: ¿de qué se trata la vida? Esta interrogante nos puede llevar a reflexionar sobre nuestra existencia, nuestras relaciones y nuestros propósitos. En un mundo que a menudo parece caótico y desalentador, es fácil perderse en el ruido y la confusión. Sin embargo, si miramos con atención desde el corazón y desde nuestra conciencia, podemos encontrar respuestas que trascienden las dificultades del día a día.
¿Cuál es la realidad del mundo actual? Es innegable que vivimos en tiempos desafiantes. La información fluye a gran velocidad, y muchas veces parece que las malas noticias superan a las buenas. La injusticia, la desigualdad y la crisis ambiental son temas que nos afectan a todos. En medio de esta realidad, es natural sentir desencanto y desmotivación. Pero ¿qué pasaría si cambiáramos nuestra perspectiva? En lugar de dejarnos llevar por el pesimismo, podríamos buscar el aprendizaje en cada experiencia.
¿Y si miramos desde dentro? Cuando nos tomamos un momento para mirar hacia adentro (desde el alma), comenzamos a descubrir el verdadero significado de la vida. La introspección nos permite conectar con nuestras emociones, nuestros sueños y nuestros valores. A menudo, el ruido del mundo exterior nos aleja de lo que realmente importa. En nuestra esencia, todos anhelamos amor, conexión y un propósito. Al sintonizarnos con nuestros corazones, podemos escuchar las lecciones que la vida tiene para ofrecer.
¿Cuáles son esas enseñanzas de la vida? Cada desafío presenta una oportunidad para crecer. Las relaciones que formamos, tanto las positivas como las difíciles, son espejos que reflejan partes de nosotros mismos. A través de la empatía y la compasión, aprendemos a entender mejor a los demás y, por ende, a nosotros mismos. Las dificultades pueden ser duras, pero también son maestras que nos guían hacia una mayor resiliencia y sabiduría.
¿Existe un propósito? Claro que sí, pero tampoco es algo que deba preocupar, simplemente el consejo es vivir, disfrutar, reír y estar dispuesto a experimentar cada situación en la que nos pone la vida.
Las circunstancias de la vida las pone la vida, pero cómo vivimos esas circunstancias es decisión nuestra, y eso se llama libre albedrío.
Cada uno de nosotros tiene un propósito único, una huella que dejar en el mundo. Este propósito puede ser pequeño o grande, pero lo importante es que resuene con nuestro ser. La búsqueda de ese propósito puede ser un camino lleno de exploración y descubrimiento. A veces, se revela en las pasiones, en los talentos que cultivamos o en las causas que defendemos. Al identificar lo que realmente nos mueve, encontramos dirección y significado. Al final del día, la vida se trata de un equilibrio entre lo que ocurre a nuestro alrededor y lo que llevamos dentro. Al conectarnos con nuestra esencia y con los demás, podemos encontrar respuestas a la pregunta fundamental de la vida. Abracemos el viaje, con sus altos y bajos, y recordemos que cada día es una nueva oportunidad para crecer, amar y descubrir el sentido de nuestra existencia.
Toda agrupación, marca o empresa está en la necesidad inmediata de hacer cambios en sus formas de generar relaciones con sus integrantes o colaboradores. Las nuevas tecnologías nos obligan a cambiar las estrategias y a generar valor a través del desarrollo humano. La paradoja de hoy es que ahora nosotros trabajaremos y concentraremos nuestra energía en el bienestar de nuestros colaboradores si deseamos que ellos nos brinden lo más valioso que pueden tener: ¡su pasión!
¡Vamos a cambiar de perspectiva! Los ejecutivos de recursos humanos son quienes cuentan con la herramienta de disrupción, y deberán modificar su forma de captar colaboradores y generar una buena imagen desde el primer contacto que las personas tienen con nuestras marcas. Hoy, los jóvenes hablan un idioma diferente al de generaciones anteriores; tienen visiones distintas de cómo será su vida y sus intereses son completamente diferentes a lo que conocimos históricamente.
¿Qué te gusta hacer? ¿Cómo puedes desarrollarte en nuestra marca? ¿Qué herramientas necesitas para lograr aquello que deseas hacer en alineación con nuestra empresa? ¿Cuáles son tus intereses y qué esperas de nosotros? ¿Y qué es lo que nosotros podemos esperar de ti? Estas son preguntas básicas para conocer a nuestros aspirantes y crear esa sinergia que nos permite, como responsables de recursos humanos, colocar a la persona adecuada en el puesto adecuado.
El human centricity (enfoque en lo humano) se basa en comprender al ser humano como punto de partida para generar éxito en los negocios. Impulsar, motivar e incentivar son palabras clave para lograr que los colaboradores se enamoren de lo que hacen, valoren su participación y disfruten del trabajo en equipo dentro de nuestra marca.
Colocar al ser humano en el centro de todas las decisiones permite a la sociedad transformarse, reconstruirse y evolucionar de manera trascendental. Este enfoque es aplicable a todos los ámbitos, incluida la política.
A pesar de los avances tecnológicos, nada puede suplantar el valor de una sonrisa genuina en el servicio. Se ha demostrado que cualquier problema puede resolverse de inmediato con una buena actitud por parte del prestador de servicios o colaborador. Es importante destacar que esta actitud está vinculada al bienestar personal de cada individuo.
La propuesta de valor al empleado representa nuevas formas de contratar colaboradores. Hoy en día, además de ofrecer un sueldo y prestaciones, es fundamental señalar los beneficios tangibles e intangibles adicionales, así como establecer una perspectiva de relación entre el crecimiento de la empresa y el desarrollo del colaborador.
A nivel global, todos deben tener un lugar en el plan de crecimiento del mundo y de las organizaciones. ¡Esa es la meta!
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