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Revista Latitud 21
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Iñaki Manero

  • Bitácora de viaje
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Bitácora de Viaje XVI

por NellyG 2 septiembre, 2022

                                                      

           NO SE DEBE CONFUNDIR LA VERDAD CON LA OPINIÓN DE LA MAYORÍA  

                                                               Jean Cocteau

   En 2014 recibí una llamada del entonces editor de la prestigiada revista Rolling Stone; una publicación que inicia con el nacimiento del gran movimiento contracultural de 1967. Para quien no la conozca o la haya oído mencionar sin ni siquiera hojearla, es muy fácil concluir que por el nombre (referencia obligada a la canción de Dylan y a esa latosa banda londinense), debe tratarse de una revista que aborde temas musicales sobre todo de interés anglosajón. Nada más lejos de la realidad; la revista pretende ser una reivindicación multigeneracional a la necesidad de estar correctamente informado, siendo la música un aspecto del caleidoscopio y no necesariamente un eje central. Hecha la aclaración, como dicen los clásicos, razón de más para haberme sentido sumamente honrado al recibir la invitación para participar en el siguiente número, intentando explicar un trágico galimatías embarrado de corrupción y encubrimiento llamado Ayotzinapa. ¿Sabía en qué me estaba metiendo? No lo recuerdo. El caso es que le entré a la encomienda.

   Ocho años después, le sigo entrando. Porque así como los médicos tienen un acuerdo con la vida, los comunicadores lo tenemos con lo más cercano a una descripción de las cosas y sus causas, número uno, y número dos, a una reflexión personal e informada que se le pueda ofrecer a quienes nos hacen el honor de escucharnos, vernos, leernos. Lo que sucedió en Iguala, Guerrero esa noche del 26 de septiembre de 2014 y madrugada del 27, marcó un antes y un después al derecho público a la transparencia y la información; desgraciadamente, a pesar de los discursos, las promesas, fotos y reflectores, poco hay de nuevo para completar las piezas del rompecabezas y también rompecarreras políticas y rompevidas en libertad. Y por lo visto, pinta para ser un caso al que se le agregan, de cuando en cuando,  varios incendios que confunden – ¿intencionalmente? – el acceso a la verdad. 

   Como si leyéramos la sinopsis de una película para decidir si vamos o no al cine un  sábado flojo, la historia podría por encima y en una de tantas variantes, ir como sigue…

   Varios estudiantes de la escuela normal rural Isidro Burgos de Ayotzinapa, Guerrero, secuestran camiones y exigen ser llevados a la ciudad de Iguala con la intención de seguir su camino rumbo a la Ciudad de México, presuntamente para unirse a la protesta en la conmemoración del 2 de octubre de 1968. Ya en Iguala, deciden ir a boicotear un acto de la esposa del presidente municipal, José Luis Abarca. Son perseguidos por policías municipales; algunos logran escapar, otros son golpeados y arrestados; se dice que uno muere y otro más es llevado al hospital, en donde se recuperaría más tarde.  Corte a…  la confusión, la desinformación y el juego de quién cuenta mejor una mentira para salvar el pellejo político.  Se presume que la policía de Iguala los entrega a sus colegas de Cocula, quienes a su vez, los turnan a miembros del grupo del crimen organizado denominado Guerreros Unidos, rivales acérrimos de los Rojos, con quienes pelean el cultivo y trasiego de la heroína hacia la capital de la República y más allá, tal vez hasta la ciudad de Chicago, en los Estados Unidos.  Es en este microuniverso cuando las cosas comienzan a rodearse de una niebla tóxica, fétida, a donde no pasa la luz. Arranca el baile de las mentiras, porque sería la última vez, luego de esta detención en que se vería a la mayoría de los 43 que oficialmente fueron detenidos por la “ley”.  En caída libre, la suerte de los estudiantes se pierde en la bruma y aquí entran de lleno las “verdades a modo”.  Una línea más o menos lógica relata que los delincuentes los ejecutaron, confundiéndolos con los rivales o presumiendo que entre los jóvenes había infiltrados del grupo antagónico; posteriormente, sus cuerpos  ocultados, quemados, desmembrados, quizás deshechos en ácido… Ante la falta de una eficiente, aseada y profesional verdad jurídica, a la hora de escribir este texto, agosto de 2022, tenemos dos “verdades históricas”.  La primera, producto de las conclusiones a las que llegó la entonces Procuraduría General de la República en el gobierno anterior y por la cual, hoy está iniciando proceso penal su responsable en el momento de los hechos.  Hoy, para evitar que el Ejecutivo meta las manos en la persecución de delincuentes, de Procuraduría pasa a Fiscalía y teóricamente tiene la autonomía que le faltaba a su antepasada.  El resultado: nada valioso. Mucha forma, poco fondo. La verdad histórica presentada recientemente por la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, matiza, pero no aclara lo más importante: ¿En dónde están los 41 estudiantes que faltan? Y sí, deja más preguntas que respuestas aclaradas.

   Para no escribir notas a pie de página, dije 41 porque hasta ahora, la nueva verdad histórica no ha desmentido los hallazgos de algunos restos óseos que la Universidad de Innsbruck, en Austria, certificaron como pertenecientes a dos de los desaparecidos.  Ambas conclusiones, la de la administración pasada y la actual (luego de cuatro años de gobierno y de prometer que ahora sí se llegaría hasta el fondo), coinciden en que los muchachos fueron asesinados y sus restos esparcidos. ¿Cuál novedad? O como dicen por ahí, ¿de qué sabor quieren su atole hoy? 

   “Crimen de Estado”, sentencia Alejandro Encinas, subsecretario de Gobernación. Sí, el mismo que, cuando diputado, escondió a un hombre, Julio César Godoy,  acusado de narcotráfico, en su oficina de San Lázaro hasta que pudo jurar como diputado federal y gozar de fuero para posteriormente, luego que la Procuraduría pidiera su desafuero,  desaparecer.  Pero la palabra Estado (así, con mayúscula), tiene mucho margen de movimiento. Puede ser cualquiera de las instituciones que regulan la vida de una sociedad en un territorio soberano: policía, salud, ejército, gobierno…   ¿Son todos o hacemos excepciones a modo?  En la siguiente bitácora, le seguimos entrando porque el diablo, efectivamente, está en los detalles, o tal vez se nos olvidó ponerlo en la lista de presuntos culpables. El 2024 está más cerca cada vez.

               Iñaki Manero.

Bitácora de viaje XXV

por NellyG 1 agosto, 2022

                                              

                  LA PRIMERA OBLIGACIÓN DE LA IGUALDAD, ES LA EQUIDAD.

                                                              Víctor Hugo

   El estadio estaba a reventar; se celebraba uno de los encuentros más esperados de la temporada. El clásico regional que definiría un galardón.  Desde luego, los precios de las entradas se encarecieron de manera descomunal desde que se anunció el partido.  En las calles de la ciudad, desde la avenida principal, hasta las vías más humildes, se extrañaba la razón por la que habían sido creadas.  Solo se movían las hojas de los árboles con alguna ráfaga de aire aquí y allá. Al acercarnos a las casas, el asunto cambiaba; la estridencia de la narración radiofónica y televisiva comprobaba que la fiesta era dentro de las casas, los talleres, los restaurantes. Quienes no habían obtenido boleto, se invitaban a casa de la familia y los compadres o aprovechaban el dos por uno de los bares y comederos locales para no perderse el espectáculo. Los medios masivos son, a veces, más socialmente unificadores que cualquier domingo de iglesia.  Pero, en cuestión de sociedades, también ocurre que no todos alcanzan a ser distinguidos con el privilegio de la asistencia presencial al estadio o de una casa con televisión, o bien, el chance de entrar a un establecimiento porque “nada más se puede ver con consumo de alimentos y bebidas”.  ¡Bueno! Hasta el dueño de la única tienda de electrodomésticos en la zona, cerró la cortina para irse a casa haciendo imposible el “vitrinazo”;  última oportunidad para quien no tiene recursos.

   Pepe, Rosita y Hugo estaban en esta situación. Ni boletos, ni radio (mucho menos tele), ni siquiera para tres refrescos en la lonchería. Papá y  Mamá habían salido a vender artesanías al pueblo vecino.  Los tres, sin nada mejor que hacer, rodeaban el estadio bardeado casi en su totalidad salvo por un pequeño hueco rellenado con  una barda a medio colocar de apenas metro y medio de alto; era la parte más vulnerable del edificio y custodiada por un guardia de seguridad que seguro estaba en el bar mirando el encuentro confiado de que nadie notaría su ausencia; vamos, sus jefes estaban adentro interesados en otras cosas.  Los tres hermanitos decidieron echar un vistazo. En la calle de enfrente, don Fortunato tomaba el aire y mordisqueaba una paleta para aplacar el calor. Era el dueño de la tienda de abarrotes y por lo visto, era también fuera de este mundo, ya que no gustaba ni de ver ni de practicar deportes. Miraba con curiosidad al trío. Era de esas personas que reparaban en lo irreparable. Sonrió, entró a su negocio y apareció con tres huacales de madera mismos que colocó cerca de los críos. Cuando fue descubierto, hizo un gesto de complicidad y volvió a cruzar la calle colocándose nuevamente en su portal, expectante.

   Pepe, adolescente, larguirucho, alcanzaba perfectamente a asomar la cabeza por encima de la barda que dominaba buena parte del campo de juego; Rosita y mucho menos el pequeñín Hugo, no habían llegado todavía a esa cita con la genética. Vamos, el más chico ni siquiera subiéndose a un huacal hubiera podido salvar el obstáculo. Mínimo lapso de confusión; todo estaba muy claro: una caja para cada quién y que se las apañaran como pudieran, ¿no es cierto?  La ley del más apto, le permitiría a Pepe mayor espacio, a Rosita, por lo menos, extender el cuello. Pero Huguito… ¿Qué? 

   Terminó el tiempo reglamentario. Un gran partido. Los hinchas del equipo ganador, a festejar al bar; los del perdedor, también a echar unos tragos, a olvidar y soñar con una futura victoria.  El guardia de seguridad, salía de la taberna satisfecho de afición, cacahuates y cervezas seguro de que nadie habría advertido su ausencia a la comisión asignada para ese domingo. En efecto, la pequeña barda lucía vacía, sin oportunistas. No es que le hubiera importado mucho.  En la vida, hay excepciones y pecadillos veniales; pequeñas justicias sociales, pensaba.  Pepe, Rosita y el pequeño Hugo, habían salido pitando luego de que el árbitro marcara el final, no sin antes tomar los huacales, cruzar la avenida y dejarlos, acomodados, eso sí, a los pies de don Fortunato que mantenía esa mirada pícara y en la mano, tres bolsitas con caramelos de anís. No hubo necesidad de agradecer.

   Don Fortunato despachó al último cliente de su tienda. Fue un buen domingo para las ventas porque muchos aficionados, acalorados, morían por un refresco y alguna compra de último momento para llevar a casa.  Cerró la cortina de metal por dentro; el ruido hacía eco en la calle silenciosa y ya obscura. Apagó las luces y casi tropieza con tres huacales. Sonrió. Mañana los ordenaría. Abrió una puerta al fondo de los refrigeradores, bajó con cuidado las empinadas escaleras y tecleó un código de seguridad en la puerta de metal cuya voluminosa cerradura cedió con un clic. Entró. La puerta de hoja gruesa, cerró automáticamente.  Don Fortunato se sentó frente a un iluminado panel de control repleto de comandos digitales. El  teclado virtual apareció frente a sus ojos. Sus dedos, extrañamente largos para esa constitución robusta, teclearon.

   SUJETOS DE INVESTIGACIÓN T1, T2, T3.

   FECHA SIDERAL: Y25/SIGMA/TAU

   VECINDARIO: SISTEMA SOLAR PLANETARIO, PARTE FINAL INTERNA GALAXIA ESPIRAL.

   INVESTIGACIÓN TIPO: EXPERIMENTO SOCIAL

   CONCLUSIONES FINALES AL EXPERIMENTO LLAMADO “TRES CAJAS”: BASADO EN LOS RESULTADOS OBTENIDOS EN ESTE ECOSISTEMA, CONSIDERANDO LAS VARIABLES Y FACILITANDO ELEMENTOS PARA RESPUESTAS CONDUCTUALES, ESTE INVESTIGADOR CONCLUYE QUE LOS HOMÍNIDOS HABITANTES DE ESTE TERCER PLANETA, DESDE ÉPOCAS TEMPRANAS EN SU DESARROLLO FÍSICO Y COGNITIVO, SON CAPACES DE RECONOCER LA DIFERENCIA ENTRE LOS CONCEPTOS DE IGUALDAD Y EQUIDAD; LOS DOS MAYORES ACORDARON CEDER UNA SEGUNDA CAJA AL TERCERO DE MENOR TAMAÑO.

   RECOMENDACIÓN : SEGUIR OBSERVANDO. HAY DATOS PARA CONFIAR EN UN BUEN PRONÓSTICO EVOLUTIVO A MEDIANO PLAZO.  FIN DEL COMUNICADO.

   Don Fortunato firmó su reporte y lo envió desde el ordenador cuántico. Descansó permitiendo recuperar sus facciones reales del mimetizador corporal y acarició sus adoloridas antenas.  Había sido una buena jornada para un sociólogo externo. Sí les dije que don Fortunato era de otro mundo, ¿cierto?

          Iñaki Manero.

Bitácora de Viaje XXIV

por NellyG 1 julio, 2022

La mejor manera de mantener la palabra, es no darla.

– Napoleón Bonaparte

 

Todos mienten. Dice el doctor Gregory House en la segunda fila. ¿Es la mentira inherente al ser humano?, retaría Voltaire, sentado en platea. ¿Gracias al engaño hemos armado una sociedad cohesionada? Se levantaría Desmond Morris para hacer escuchar su voz desde gayola.  Y si de repente alguien pone en la mesa de discusión el papel de las cosas no comprobables científicamente, digamos, religiones, pues…  por favor no me echen a andar.  Aunque, se parará indignada la señora con suéter amarillo visible a metros de distancia, “no confundamos mentiras con fe”. Y diría Dan Brown, llegando tarde y quitándose el grueso abrigo, que se trata más bien de la aceptación de lo que nos imaginamos que es verdad, aquello que es indemostrable.  ¡Yo lo escribí antes que cualquiera de ustedes naciera! – Vociferó el anónimo maestro de la ley judaica – ¡La fe es la garantía de lo que se espera, de lo que no se ve! Nuestra señora de amarillo inmediatamente certificaría lo anterior blandiendo su Biblia abierta en Hebreos 11:1. Solo, en un rincón, con su toga y su calvicie incipiente, el exprocurador romano Poncio Pilatos murmuraría entre dientes antes de dejar la sala discretamente, ¿qué es la verdad?

Dejemos nuestro auditorio cósmico y a su confundido maestro de ceremonias a quien ya se le salió de control la sesión. Retomemos ideas que angustian. Preguntas que millones han pensado, pero no exteriorizado por el miedo ancestral al dios vengativo, celoso, rencoroso. ¿Y si todo fuera mentira? ¿Y si todo lo que nos han enseñado los viernes, sábados o domingos en mezquitas, sinagogas o iglesias, fuera falso?  Peor aún: ¿Y si todo lo inventaron nada más para vivir del cuento a nuestras costillas?  Hablando de costillas…  ¿De dónde sacaron que se rellenó una costilla del primer hombre para crear a la (depende el texto) primera o segunda mujer? ¿Estamos ante uno de los más antiguos ejemplos literarios de control machista por medio de la fe?  Sería la duda de una militante feminista quien por cierto también acudió al evento.  Sí, la religión. Tiene una definición que personalmente me encanta y que no a todos satisface, pero me quedaría sin problemas con ella: religare, ligar, unir fuertemente. ¿Con quién? Podría inferirse de botepronto que con una fuerza creadora, cortes celestiales, ángeles, santos y todas las mitologías alrededor.  Pero no necesariamente. En la etimología no aparece Dios (con mayúscula o minúscula). Lo escribo con mayúscula porque tenemos un pacto bilateral de no agresión que, huelga decir, pocas veces respeto. Pero ha sido paciente.  Ligar, pues de manera fuerte entre quien lanza la oferta y quien o quienes se dejan seducir por el contenido de lo que sea: paraíso en el Cielo o en la Tierra, justicia para todos o… gasolina a diez pesos litro.

Es correcto; la política es cuestión de fe. Muy ligada a la mercadotecnia y la publicidad; nada más que en términos prácticos, se le llama propaganda que no está nada lejos del concepto de proselitismo religioso.  Hay quienes le venden arena al beduino y hay quienes ofertaban (¿ya no?) indulgencias plenarias.  Hay quienes venden el sueño de acabar con la corrupción, la delincuencia, la inequidad social y económica nada más llegar al poder.  Defecto de la democracia, dirían los cínicos. Es difícil transitar o trascender de un esquema despótico, teocrático, totalitario, absolutista, a la inconcebible de primera instancia, posibilidad de tener en tus manos las riendas de tu vida.  Tener la capacidad de decidir que ya no quieres el fatalismo de “así ha sido y así será”.  Y justamente esta ha sido la realidad de nuestra  América Latina.  Jefes tribales, incas, huey tlatoani, reyezuelos locales. Toda una fauna política gobernando a la llegada de los europeos que venían de sistemas similares: Reyes por la Gracia de Dios. La única diferencia está en el descubrimiento de tecnologías más eficientes para llegar, dominar e imponer más rápido en el nombre de ese dios y el rey elegido por derecho divino.  Si los mexicas hubieran tenido bestias de carga más grandes y fuertes que un venado, habrían utilizado el conocimiento de la rueda (por increíble que parezca, este invento universal se usaba para la elaboración de juguetes) para llegar más lejos con sus guerras floridas, posteriores sacrificios con degustación incluida y el concepto de la divinidad del tlatoani en turno.  Dejar de  romantizar esa sociedad y darle su dimensión real como seres humanos con pasiones y ambiciones, nos ayuda un poco a comprender que se trata de una naturaleza social de nuestra especie y no como hechos aislados victimizando al perdedor y lucrando políticamente, como ha sido desde hace siglos, con la idealización del pasado.  Un paseo rápido por la historia de México es más que suficiente para darnos cuenta que desde las épocas precolombinas hasta la caída del PRI en el 2000, no estamos acostumbrados intelectualmente a decidir por nosotros mismos, por triste que esto parezca.  Emperadores, Altezas Serenísimas, aventureros europeos, revoluciones que únicamente hacen cambiar de patrón y no de situación, dictaduras de partido. Hemos normalizado el fraude electoral y el ungido por el dedo del señor presidente como “el tapado”; hoy, “corcholatas”.  Justo cuando el poder ejercido por el voto popular  y teniendo uno de los sistemas electorales más caros del mundo para garantizar el derecho de elegir libremente va tomando consistencia como chocolate espumoso, algo surgido de las nieblas pretéritas, polvos de aquellos lodos instalados en el inconsciente cultural, vuelve a hacer clic.  Y por supuesto, la miopía histórica para seguir rindiendo culto a un ego. El fanatismo en cualquiera de sus presentaciones, religiosas, políticas, económicas, sociales, nos devuelve al casillero de la involución en donde seguiremos tristeando. Y lo más triste, pensando que siempre será la culpa del otro, del de atrás, del adversario.

Mientras tanto en el auditorio, que se ha convertido en una jungla de frases, dichos, máximas, condenas y salmos y el maestro de ceremonias ha decidido exiliarse en el camerino a tomar mezcal,  hay un asiento vacío con una nota firmada, dejada por cierta dama vestida de manera muy particular:

“¿Qué humor puede ser más raro, que el que falto de consejo, él mismo empaña el espejo y siente que no está claro?”

Juana Inés de Asbaje Ramírez de Santillana.

Iñaki Manero.

 

Bitácora de Viaje XXIII

por NellyG 1 junio, 2022

 

¡ Riiing Riiiiiing!

– ¿Hola?

– ¿Está Schmitt?

– No, aquí no vive ningún Schmitt.

– ¡Disculpe! Me he equivocado.

– No se reproche… ¡Nos hemos equivocado todos!

Chiste alemán, 1945.

 

Realmente no soy buen negociante. Mi fuerte no son los números ni los cálculos ventajosos o las proyecciones económicas. Si me descuido, algún vivales podría venderme la glorieta de la palma en Paseo de la Reforma con todo y que ya no hay palma (se les murió). Ya sé que mi pareja, mi familia, mis amigos y mi terapeuta me regañarán por subestimarme, pero, zapatero a tus zapatos. Quienes deciden arrostrar la posibilidad del fracaso y se lanzan a la aventura de los pesos y los centavos, como muchas cosas o casi todo en la naturaleza, automáticamente entran en el juego cósmico que Darwin adivinó; si no te adaptas, te extingues. O en palabras del inmortal Pipino Cuevas: “En el ring, o partes la madre o te la parten”.  Ni más, ni menos.  Por eso es muy importante saber cuándo y cómo invertir un dinero que nunca ves; todo está convertido en partículas electrónicas de información que cambia, en lugar de manos, de sistema. Y ya que andamos de dicharacheros, recordemos al inolvidable Kenny Rogers y su vaquerada The Gambler: You have to know when to fold `em, know when to hold `em. Know when to walk away, know when to run. Y una de las principales reglas de la inversión que gustan compartir quienes han pasado a la gloria de Forbes es (recítese como mantra)…

NO PONER TODOS LOS HUEVOS EN LA MISMA CANASTA.  Dirán los puristas de redes sociales que deje de escribir en mayúsculas, porque se interpreta que estoy gritando, pero nunca está de más resaltarlo, porque es una lección que tanto la administración privada como la pública en este país debemos aprender, y lamentablemente llega del lugar menos indicado, pero ahí está, en nuestra cara y para vergüenza de todos. Diversificar inversiones. Apostarle al caballo, al galgo, al coche y al boxeador. Pero, insisto, qué triste que la lección nos tenga que llegar del lugar más obscuro del corazón humano. Hoy en día, en nuestro sufrido y depredado cuerno de la abundancia, paradójicamente en un sistema que dice buscar el equilibrio y el bienestar a las clases más desprotegidas por medio de la transparencia, la honestidad, bla, bla, bla, esa abundancia provenga de quienes más se arriman al fogón gubernamental y reciben contratos por la vía directa o por esa OTRA clase de empresarios que han resultado desde hace décadas, por su creatividad y hazañas al hacer lo que no se debe y siempre salir beneficiados a pesar de dejar un camino de muerte y tristeza. A veces esas dos clases son uno y lo mismo. ¿Cultural? No sé. ¿Normalizado? Lamentablemente, sí.  Lo hemos convertido por resignación o asimilación en parte del esperable panorama que nos recibe desde que abrimos el ojo.  El segundo tipo será el que analicemos a vuelo de pájaro en esta Bitácora. Incluso desde el nombre con el que se conoce a este fenómeno social, inicia la ventaja que tiene sobre nosotros y explica el por qué no se ha hecho nada más que ocurrencias para neutralizarlo.

CRIMEN ORGANIZADO. El adjetivo revela la superioridad y sin elogios. Al contrario. Se entiende, jamás se justifica. Son criminales que no se tocan el corazón para ordenar asesinar a una persona entrando a su casa a las 3 de la mañana y quitarle la vida frente a su familia. Tal vez ejecutar a la familia completa. Son delincuentes que tienen todo un sistema call center en los centros penitenciarios en donde, por cierto, gobiernan, para hacer llamadas de extorsión, envolver, engañar, engatusar a sus víctimas; meterse en sus cabezas por medio del miedo y la intimidación psicológica para quitarles lo más posible sin importar dejar en la calle a quienes esquilman. Son cínicos que se adueñan de las plazas con un sistema de inteligencia que ya lo quisiera la Marina de los Estados Unidos. Detectan la apertura de cualquier negocio honesto y se “apersonan” para presentarse y sugerirle al dueño que están a sus órdenes para darles la protección que la policía no puede dar porque “las cosas están muy difíciles; hay gente muy mala por aquí, no le vaya a pasar algo a su negocio o a su familia”, y a continuación dan información sobre horarios y escuelas.  Estos parásitos (considerados víctimas por el gobierno federal) son los responsables indirectos de casi todos los cien mil homicidios dolosos que lleva en su cuenta la presente administración. Y digo directos porque los indirectos los podríamos encontrar en el retiro desde hace varios sexenios (fueron quienes les abrieron las puertas de México y les hicieron sentir como en casa) o en activo, disfrutando de la impunidad y cobijados por laberintos y vericuetos legales que hacen perderse al más orientado. Falta aclarar y que alguien nos explique cuándo comenzará y cómo comenzará a dar resultados la estrategia de los abrazos del bienestar. No puedo esperar. ¡Qué nervios! Será hasta la próxima Bitácora, a ver si para entonces.

Post scriptum: Los alemanes suelen ser tomados como seres insensibles al humorismo; nada más alejado de la realidad. En esa mirada aparentemente fría, se esconde una profunda sabiduría y una capacidad de análisis filosófico del corazón humano. En la búsqueda del Schmitt del chiste, aparece toda una generación avergonzada al dejarse seducir por un ser acomplejado y resentido. ¿Cuántas llamadas equivocadas haremos antes de que responda quien buscamos? Esperen, ya estoy consultando con la operadora…  Y nos conectamos con la necesaria numeralia en la próxima. Cambio y fuera.

Iñaki Manero.

 

Bitácora de Viaje XXII

por NellyG 9 mayo, 2022

 

En 1854 hubo un ligero ensayo del futuro. Tal vez las formas cambian, pero el fondo siempre es el mismo: poder. Motivaciones hay a montones. Pretextos, aún más. Mientras que tú o yo hacemos una vida más o menos cotidiana al levantarnos de la cama, ir al baño, limpiarnos los dientes, algunos rezarán, otros irán directamente al desayuno, otros directamente a conseguir, como dijera Sabina, mínima tregua en un bar: café con dos de azúcar y cruasán. Muchos caminarán al metro más cercano. Otros menos, mirarán con desgano su automóvil previendo la jornada rodante, más parecida a una multitud de lemmings entrando en pánico y lanzándose al vacío (otra alegoría y esta vez se la robé a Sting) que a un hecho sin consecuencias para nuestra integridad emocional y cardiovascular. En suma, una mañana normal entre semana para la sociedad godín. Decíamos antes de perderme en el detalle, mientras tú haces o intentas esto o aquello, quienes toman decisiones por nosotros, juegan al ajedrez y muchos sin tener una idea de cómo hacerlo, pero en este tablero imaginario, es seguro, tú y yo estamos representados y somos prescindibles. De donde salimos, pueden llegar cientos de miles, millones más. Somos los ciudadanos que nada más queremos llevar una vida razonablemente igual, sin sobresaltos y en paz.

Corte a… ¿Por qué 1853? Todo inicia con una península, que para desgracia de sus habitantes, está situada, como muchos otros enclaves, por ejemplo, Gibraltar, en una zona poderosamente estratégica de esta canica azul. Su nombre: Crimea, la antigua tierra de los tauros, antes conocidos como cimerios (lo siento, Conan no pertenece a ese universo). De Cimeria, es fácil la derivación a su moderno nombre. Si te preguntas por qué tanta lata con ese pedazo de tierra, Crimea está hecha, en sentido figurado, de lo que ansían los candidatos a gobernar al mundo. Un punto privilegiado de observación y una salida hacia el mar Negro con la posibilidad del viaje completo a través del Bósforo cruzando Estambul, de ahí al mar de Mármara, siguiendo nuestro tour hacia la Grecia mediterránea y desde el siglo XIX, cruzar ese prodigio llamado Canal de Suez hacia el Índico, al infinito y más allá. Quien podía controlar todos estos accesos, tenía el mundo a sus pies. Nada despreciable, ¿eh?

Imperios vienen, imperios van. Vanidad de vanidades, así habla el Eclesiastés. Pero en su momento, los candidatos a déspotas en la vecindad han tenido la masa de tierra en el radar para consolidar y consolidarse en la ilusión de eternizarse. En aquella mitad del siglo XIX, Crimea formaba parte –a la fuerza– del Imperio Otomano, que vivía los últimos estertores de su antigua grandeza y es que, habían pasado cientos de años cuando el sultán derribó en un hecho sin precedente, las murallas de la vieja Constantinopla y tocó a las puertas de Europa occidental cambiando la conformación del mapa político. Tiempo después, la Media Luna estaría en la mira de un zar inquieto. La Rusia imperial, heredera de aquella Rus creada en parte por los temibles hombres del norte (tú y yo les llamamos vikingos; ellos ni en cuenta) actualmente llamada Ucrania. El gran oso que acaparaba ya entonces dos continentes, quería más extensión y participar del pastel que se comía casi solo el león británico dejando algunas migajas al gallo francés (imágenes de mi infancia al ver la animación con que iniciaba la estupenda película “La Carga de la Brigada Ligera”, que ilustra de manera exquisitamente pinkfloydiana cómo la Revolución Industrial creó y derrumbó sociedades; caldo de cultivo para lo que pasó en aquel 1853). Siguiendo con la imagen más que didáctica, el oso baja a desplumar al guajolote (larga historia: en inglés, pavo se dice turkey porque los europeos pensaban que esta ave de corral americana, provenía de… ¡Turquía! Así es, como usted lo leyó). Perdón por los altos del camino, pero más de 20 años de trivias mañaneras han hecho su efecto conductual en un servidor. Espero sean considerados valiosos, así como, digamos, los tropiezos en una paella que valga la pena. Siguiendo con la fábula de animalitos, el bullying del gran úrsido sobre el indefenso plumífero es visto por el gallo y por, su majestad, el león. Éste decide finalmente levantarse, acomodarse un casco de Dragón de la Reina y bajar a medirse a mamporros con el grandulón. La Guerra de Crimea, por el alma del puerto de Sebastopol, fue la primera contienda moderna con la participación de potencias aliadas y ententes allanando el camino para lo que vendría unos sesenta años después en 1914. Armas nuevas, blindados a vapor, tecnología para lograr la eficiencia de la muerte. Otra vez, el pretexto era auxiliar al más débil. La realidad era que, como en todo buen western, este pueblo es muy pequeño para que nuestros egos quepan. Sigue la partida de ajedrez entre Vicky y Alejandro.

¿Era el expansionismo la única y verdadera razón para que el oso quisiera hacer un caldo de guajolote? Difícilmente; la rusia zarista, monárquica, absolutista y conservadora, veía con horror las nuevas democracias que surgían en la Europa occidental y temía que ese despertar que se venía dando desde la Ilustración contagiara a su pueblo y terminara estrepitosamente como terminaron los fastuosos Luises. Esa ya era pandemia; América estaba viviendo una nueva aventura caminando sola. Incluso Gran Bretaña abría la puerta a congresos elegidos por el mismo pueblo quitando poder a Su Majestad. Y no, eso no pasaría. Estaban muy lejos y Dios, ese dios ortodoxo, no lo permitiría. ¿Verdad que el tiempo es cíclico?

Si quieres saber qué pasó después y qué no hemos aprendido hoy y por qué el pan de dulce que normalmente sopeas en tu taza de café con leche te está saliendo tan caro que contemplas la posibilidad de bajar unos gramos sin esa bonita costumbre que ya afecta tu bolsillo, te agradeceré nos leas el mes entrante. Como dijo el clásico, “lo pausamos”. Y sí, el ejemplo poético de la mariposa que bate sus alas, te afecta en tu cotidianidad más de lo que crees, allá, del otro lado, en la cesta de pan del mundo.

Iñaki Manero.

 

 

 

    Bitácora de Viaje XXI

por NellyG 1 abril, 2022

                                               

            Estar desnudo es un enfoque de ser revolucionario; ir descalzo es mero populismo.

           – John Updike.

   – Bueno, con hambre hasta piedras. – Pensaba el reportero cuando vio la fila de más de veinte personas esperando el turno para comprar quién sabe qué, hecho con tortilla de maíz, salsa y algunas verduras que a la distancia parecían nopales y cilantro. La gastronomía mexicana, patrimonio de la humanidad según recuerdo, es la gran integradora social. La que hermana a ricos, medianos y pobres para convivir y tolerarse en una caravana impaciente seducida por olores y promesas de una recompensa imaginada por la historia cultural de otros momentos. El periodista llevaba de pie desde las dos de la mañana. A las cuatro salió de casa rumbo a una misión  con resultados inesperados. Como esos huevos de chocolate con juguete sorpresa hoy tan prohibidos por los norteamericanos. En la política nacional, cualquier encomienda, era la oportunidad, el resorte, el impulso, de escribir la historia sobre lo insólito, lo surrealista y ¿quién sabe? – alcanzar la de ocho para llenarle el ojo al jefe de información.  Oh, sí, la tlayuda; perfecta para engañar al hambre canija luego de horas concentrado en un recinto en donde ni refresco, ni galletitas, mucho menos café.  Recordaba la anécdota que se contaba del Ché, cuando en reunión del Ministerio de Industrias que presidió, el contenido de la cafetera solo alcanzaba para cinco tazas y eran más de diez los asistentes. Algunos, ya nerviosos porque, bueno, un cubano sin café no debería presumir ser cubano, comenzaron a mirar al doctor Guevara con ojos suplicantes para que inaugurara el reparto del obscuro brebaje. El barbón argentino, entendiendo y con esa sonrisa indescifrable  que antecedía a la palmada en el hombro o al balazo, les soltó un lapidario “si no hay para todos, no hay para nadie”, zanjando el tema y dejando claro algo más allá que la ocurrencia: su visión revolucionaria de dientes pa’fuera. En esas estaba el periodista cuando reparó en dos oficiales de la Guardia Nacional; esa extraña no policía militarizada sino milicia policiaca, quienes respetuosamente, eso sí, vigilaban el orden durante el evento con un ojo y con el otro esperaban la oportunidad para sumarse a la algarabía garnachera, a la sazón, el momento más feliz, por mucho, de invitados, reporteros, colados y acarreados esa mañana primaveral del 21 de marzo en Tecámac, Estado de México.

   Sí, en todo día inaugural se presentan, por nerviosismo o novatada, fallas que sirven de aprendizaje. Parafraseando a Parque Jurásico, para el lanzamiento de Disneylandia, algunos juegos no funcionaron, pero los célebres Piratas del Caribe no corrían libremente matando turistas, como los dinosaurios en la entretenida  historia de Crichton/Spielberg. Para el primer día de operaciones de un aeropuerto, una de las obras insignia de la presente administración, la impecabilidad del funcionamiento debería ir más allá del Ratón Mickey o de velocirraptores haciendo lo suyo por ahí asustando niños. Hablamos no solamente de prestigio internacional y por supuesto integridad de viajeros; se trata tristemente en prioridades de mantener la mano, seguir imponiendo agenda e irónicamente, la posesión de un balón que desde hace varias semanas ya la tenía alguien de su propia familia y una alberca de veintitantos metros de largo en Houston. Y… los tiempos políticos. Esos que deben cumplirse a rajatabla si quieres permanecer en la mente del electorado y preservar el ADN de tu partido circulando por muchos años. La gran escuela que mantuvo al PRI en el poder durante setenta años y todavía le alcanzó para regresar otros seis años más.  Y justamente, hablando de docencia en malabares –dicen que en política no hay coincidencias– parece como si el presidente hubiera querido reivindicar o acaso superar a su maestro realizando uno de los sueños truncados de Luis Echeverría (¿debo sentirme mal por acordarme otra vez de Parque Jurásico con una sonrisa malévola? ): hacer un aeropuerto ahí, justamente ahí, en los terrenos de la base aérea de Santa Lucía a principios de los años 70 por considerar que el Benito Juárez, en poco tiempo estaría pidiendo oxígeno. Sí, ya desde entonces. No es una idea nueva. Felipe Calderón, brincando el capítulo Atenco y proponiendo como segunda opción, además de la base militar construida en los 50, Tizayuca, Hidalgo. Ambos mandatarios abandonaron la posibilidad por costos, dificultad en cambios internacionales de aproximación aérea y por hallarse las dos locaciones en zonas muy importantes de explotación agroganadera.

   Apuntes mentales del reportero cuya aproximación para aterrizar frente a la señora de apellido Piña y sus más de cinco minutos de gloria internacional en fritangas similares y conexas se hacía presente a cada arremetida de esa conexión estómago, glándula salival, cerebro.  Pero, el trabajo intelectual antes que la salsa y el mordisco de masa azul.  ¿La señora Piña llegó por su propio pie y puso todo su tinglado en un recinto repleto de seguridad o el apellido resulta curiosamente coincidente con otro intento por desviar la atención de lo verdaderamente importante? ¿Nos debemos sorprender por alcances insospechados en la industria mexicana de la cortina de humo? Por supuesto que durante días se hablará de la puntada y de otros puestos a ras de suelo con tazas conmemorativas, gorras y -¡por supuesto! – el muñequito dientón de pelo blanco representando la imagen más familiar y querida del jefe del poder Ejecutivo. En segundo plano estará una obra inconclusa, entregada días antes de ese monumento a la egoteca disfrazado de consulta pública llamada “Revocación de Mandato”.  

   Pero interrumpimos las cavilaciones porque nuestro valiente reportero llegó finalmente a su destino. Sin chistar tomó el plato que la amable salvavidas de ocasión le tendía y se dio un respiro, como el que nos daremos hasta el mes entrante al comparar las posibilidades, realidades, futuro y perspectivas del AIFA. Sin el apasionamiento del hambre en proceso de fuga. 

   Por cierto, no eran tlayudas, gorditas o garnachas; se trataba de igualmente ricas doraditas con maíz azul, nopales, cilantro y salsa. Provecho.

              Iñaki Manero.

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