- Carta de la Editora
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En los últimos años hemos venido leyendo o escuchando diversas alertas sobre la urgencia de tomar medidas para mitigar los efectos del cambio climático y sobre todo, reducir estos cambios tan drásticos, porque las consecuencias son catastróficas.
Este año, en muchos países, incluído México, nos está tocando una ola de calor extremo, cada vez las altas temperaturas cobran un mayor número de vidas y le pasan la factura al campo con sequías más intensas. Como ejemplo, se han registrado temperaturas superiores a los 45 grados Celsius, con sensaciones térmicas de hasta 50 grados.
Y ahí viene la temporada de huracanes, que en el Atlántico abarca del 1 de junio al 30 de noviembre.
Para colmo, las autoridades ya informaron que este año tendremos un aumento en la actividad ciclónica debido al fenómeno de “La Niña”, que traerá precipitaciones más intensas, por lo que esperamos una temporada más activa de lo normal, especialmente en la región del Caribe y el Golfo de México. Los estados que podrían verse más afectados por los huracanes son Campeche, Quintana Roo, Yucatán, Tamaulipas y Veracruz.
Concretamente para la región se esperan de cinco a seis huracanes categorías 1 o 2; y cuatro a cinco ciclones de categoría 3, 4 o 5.
Mientras que en el norte del país podrían enfrentar una sequía severa, sobre todo en Chihuahua, Coahuila, Durango, Sonora y Zacatecas.
Los estudios vinculados a la problemática ambiental muestran resultados alarmantes: actualmente, ningún lugar del planeta está exento de sufrir una ola de calor y cada vez veremos climas más extremos, con fenómenos naturales más severos: sequías por un lado, inundaciones y huracanes por el otro.
Los investigadores resaltan la relación entre el aumento de la temperatura y la concentración de ozono en la atmósfera.
Aunque no existe una relación directa de causa y efecto, ambos fenómenos están interrelacionados y pueden desencadenar contingencias ambientales debido a la mayor radiación solar y a las reacciones químicas favorecidas por las altas temperaturas.
Por eso, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, invertir en energías renovables e implementar políticas de adaptación al clima son acciones cruciales para mitigar los impactos y construir un futuro más sostenible para las próximas generaciones. Estos temas, sin duda, deben estar en la agenda de quienes nos gobiernen, resultado de las elecciones del 2 de junio.
Hoy más que nunca se requiere la implementación de programas de eficiencia energética, promoción de sistemas de transporte público sustentables y la multiplicación de espacios verdes naturales. Esperemos que esto esté en la agenda de presidentes municipales, diputados, senadores, gobernadores y, por supuesto, la nueva presidenta de México.