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Revista Latitud 21
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Sergio González

  • Al buen entendedor
  • Presidente de la AMATUR
  • Presidente del centro de atención de salud mental y prevención de adicciones «Vital»
  •  sgrubiera@acticonsultores.com

La corrupción no nos permite crecer ni soñar

por Latitud21 Redacción 1 marzo, 2016

 

Como ya se ha dicho y escrito tan trilladamente, nuestro querido México lo tiene todo, una riqueza inconmensurable. En este hermoso país hay volcanes nevados, ríos, valles y lagunas que podrían inspirar al mejor pintor; atardeceres rojos casi indescriptibles y qué decir de sus playas, lo mismo en el Mar Caribe con un azul turquesa que en las obscuras olas del océano Pacífico; pero tenemos también ciudades y pueblos coloniales, encantadores pueblos mágicos, con historia, arqueología, cultura, gastronomía y arte culinario reconocidos mundialmente.

En turismo somos en teoría una potencia que, según el discurso oficial, regresó al Top Ten, es decir que estamos entre los 10 primeros receptores de turismo del mundo. Personalmente no me creo el cuento de que mágicamente pasamos en un año del 15 al 10, pero allá ellos y sus cifras maquilladas. Sin embargo, no deja de ser un gran dato. Tenemos un Cancún y una Riviera Maya orgullo entre los destinos turísticos de toda América, sin dejar de lado a Los Cabos y Puerto Vallarta.

Resulta que también producimos petróleo, y aunque esté a raquíticos 20 dólares el barril sigue siendo fuente de riqueza para la nación. Hay oro, plata, minerales, extensos y envidiables litorales, enormes tierras para cultivos y un clima envidiable la mayor parte del tiempo.

A pesar de esa inconmensurable pléyade de atractivos y riquezas, y de todo nuestro potencial de crecimiento, México, aunque con una economía estable, sigue obstaculizado y detenido ante las recurrentes crisis económicas que sin lugar a dudas obedecen a la corrupción, ese tremendo lastre que no nos permite crecer ni soñar con otros horizontes.

México es un país corrupto con cifras escandalosas, con leyes hechas a modo para favorecer la discrecionalidad, la extorsión, el engaño, y lamentablemente la corrupción forma parte de nuestra cultura. No estaba tan equivocado Enrique Peña Nieto cuando así lo afirmó, aunque ese no debería ser un pretexto para no erradicarla.

Es corrupto el que me lee, que le da su “mordida” al oficial de tránsito, el que tiene un “diablito” instalado en su casa para pagar menos energía eléctrica, el que fomenta dádivas en pequeña escala y el que se beneficia de los grandes y jugosos contratos.

México no crece porque hay corrupción, extorsión y tráfico de influencias en todos los ámbitos y en todos los niveles. Funcionarios y políticos se benefician en lo personal, y llegar al puesto por lo tanto es como llegar al botín, y casi no existe mexicano que no sueñe o ambicione con llegar a semejantes alturas.

Gobernadores, diputados, senadores, jueces, agentes del Ministerio Público, alcaldes, secretarios, directores, policías y hasta burócratas de poca monta se benefician del sistema creado y diseñado no para robar sino para extorsionar; y que  no se alarme nadie, no estoy descubriendo el hilo negro, esto es vox populi, lo que ocurre es que los políticos y funcionarios públicos corruptos, que son la mayoría, son cínicos, descarados y tienen piel de elefante.

Extranjeros se suman también al escenario. Grandes inversiones de capital del exterior se llevan a cabo al amparo de la corrupción y el tráfico de influencias.

Una vez le preguntaron al exalcalde de Medellín, Colombia, quien hizo una tremenda transformación positiva en esa ciudad, durante una de sus conferencias por México, cómo había hecho para lograr tan impresionante obra, y su respuesta fue clara y contundente:

“Pues realmente fue fácil, con el impuesto predial, el chiste está en no robárselo”…

 

México es un país muy rico tremendamente pobre…

 

Una solución sería participar en política, pero es casi imposible; el sistema está diseñado para que los ciudadanos no puedan acceder y la maquinaria se perfecciona cada vez que hay un ligero asomo de democracia o de participación ciudadana. Las candidaturas realmente ciudadanas son una falacia, y quienes lograron algo como “El Bronco”, hoy gobernador, no son realmente ciudadanos.

Pero no está todo perdido, querido lector, hay un antídoto contra la corrupción, se llama Transparencia y la podemos construir.

En Quintana Roo estamos haciendo historia, al participar como Ciudadanos Organizados en la construcción de una Ley que debidamente homologada con la Ley General deberá promulgarse en los primeros días de mayo y será el primer gran paso, la primera piedra de un enorme edificio que nos permita algún día erradicar el mayor lastre de nuestro querido México, la corrupción.

 

La Importancia de la Transparencia

por Redacción 2 febrero, 2016

Está claro que lo contrario de la transparencia es la opacidad, sin embargo; ese concepto podría resultar confuso y no permite comprender con total claridad que en verdad, la falta de transparencia significa corrupción.

A los funcionarios se les exige, o cuando menos se espera que rindan cuentas, pero eso tampoco evitaría actos de corrupción, ya que podrían hacer rendimiento solo de aquello que les convenga mostrar.

Lo que verdaderamente evidenciaría la corrupción es la transparencia.

Si los contratos de diversa índole que firma el gobierno fueran públicos y estuvieran a la vista, sería mucho más difícil atestiguar actos de corrupción; si los planes, programas y presupuestos estuvieran a la vista de todos, habría  sin duda un mayor compromiso para su cumplimiento, y sin lugar a dudas si los proyectos de gran envergadura se hicieran públicos desde que se conciben, no quedaría lugar para las especulaciones, para ejemplo el Proyecto Tajamar, antes Malecón Cancún.

¿Habrá quien inocentemente piense que Tajamar fue diseñado para sacar a pasear al perro?

Pero como en este país lo público no es tan público, las grandes concesiones son privadas y se hacen en secreto, además de que los proyectos se mantienen bajo el más grande sigilo, simplemente se da lugar a que cada quien interprete a su manera y de acuerdo a su idiosincrasia favoreciendo los entornos de la sospecha y la especulación.

En tales circunstancias, lo que en verdad debemos promover es la cultura de la transparencia y avanzar decididamente en la construcción de un entorno legal que así lo permita.

La Ley General de Transparencia y Acceso a la Información promulgada por el Gobierno Federal en mayo de 2015, obliga a las entidades federativas a homologar sus correspondientes leyes estatales antes de mayo de 2016, de tal manera que muy pronto debemos contar en Quintana Roo con dicha Ley. Lo interesante, y de alguna manera histórico, es que somos los ciudadanos quienes hemos participado organizadamente en el diseño de la misma con la venia de nuestros congresistas locales, a quienes reconozco públicamente su voluntad para hacerlo.

Este será un primer gran paso en materia de transparencia y nuestra Ley será la primera piedra del edificio que nos permita algún día erradicar la corrupción, quizá el más grande y lamentable mal de este país.

Quizá no lo vean mis ojos, pero estoy seguro que el día que no haya corrupción, México podría llegar a ser una gran potencia mundial.  Por ahora  la tarea es fomentar la transparencia y el reto no solo es del sector público, sino también del privado…Al buen entendedor…

 

 

Cancún de cara al 2016

por Latitud21 Redacción 1 enero, 2016

 

Era un soñador, un jovenzuelo, un emprendedor sin duda cuando llegué a Cancún y conocí a otros similares, otros soñadores que como yo fuimos consolidando aquello que anhelábamos  y también  aquello que cada uno era capaz de convertir en realidad.

Tres décadas después seguimos aquí soñando, emprendiendo y compartiendo ilusiones con otros, compartiendo el sueño conjunto de un mejor Cancún.

Cancún es una tierra de soñadores, de emprendedores, de locos, de entusiastas, de líderes que marcan pauta, y como en toda tierra de éxito lamentablemente también hay oportunistas, explotadores, abusivos y ladrones.

Pero Cancún da para todos y para todo; lo mismo te codeas con los más emblemáticos y honestos que con los más corruptos e irresistiblemente populares entre la ecléctica nueva sociedad.

Y así como me etiqueta y soslaya alguna parte de la clase política por mis irreverentes y francos escritos, mi crítica frontal y consistente, me cabe también la dicha de que mis ocho lectores y alguno que otro aventurado me estimulen continuamente a seguir denunciando aquello que de suyo no es justo, que molesta, que incomoda y, sobre todo, que constituye una oportunidad de mejorar, aunque ello no forme parte de la ideología de quienes estando en la oportunidad de hacerlo no lo hacen, en una suerte egocéntrica de mal gobierno.

Comienza 2016 y con él una nueva oportunidad de soñar con un mejor Cancún. De entrada será un interesante año por el proceso electoral que dará inicio muy probablemente en febrero con la designación de candidatos, no antes, y que nos pondrá nuevamente ante la luz de nuevas promesas, de renovadas esperanzas, y la oportunidad de volver a soñar.

Tendrán nuevamente la oportunidad los suspirantes, no solo de prometer sino de cumplir y con ello cambiar el estado de las cosas, hay muchísimo por hacer.

En lo turístico, cuesta trabajo pensar que continúe la bonanza con el mismo ritmo de crecimiento. El casi inexplicable crecimiento de dos dígitos en las cifras de turistas en los últimos tres años de manera sostenida, porque no se debe a la promoción, de eso no tengo la menor duda, y aunque existen diversos factores como la economía en diversas partes del mundo, la situación del peso frente al dólar, el posicionamiento de la marca Cancún, la aparición de nuevos segmentos y tendencias de viaje en todo el mundo, entre otros, no se acaba de explicar del todo el crecimiento del fenómeno turístico, que no es exclusivo de Cancún por cierto. Algunos analistas de este fenómeno saben a qué me refiero, otros más simplistas pensarán que es absurdo no reconocer que se debe a la promoción. Cada quien su verdad.

Lo cierto es que diversos factores políticos, sociales y económicos en diversas latitudes podrían hacernos pensar que 2016 podría ser un buen año con buenas expectativas, pero no tan dinámico y exitoso como el que concluyó.

Es por lo tanto tiempo de consolidar, de continuar en el camino de la diversificación de mercados, de apostar fuerte por la calidad y el desarrollo de nuevas tecnologías, de mantener los logros y de vislumbrar escenarios más cualitativos que cuantitativos.

Es momento de preguntarnos nuevamente no cuántos turistas queremos, sino cuánto queremos que gasten.

Es tiempo de analizar hasta dónde queremos crecer, sin que ello implique depredación, afectación a nuestros maravillosos entornos y deterioro del tejido social.

Es la hora de trazar nuevas metas y de plantear nuevos equilibrios en donde el turismo signifique en verdad mejor calidad de vida para todos.

Empresarios, emprendedores, gobernantes, políticos suspirantes, académicos, sociedad, pensemos qué Cancún queremos para el 2016 y los años siguientes, pensemos qué legado queremos para nuestros nietos y trabajemos por ello.

Candidatos, están frente a una gran oportunidad, no la desperdicien, la historia los juzgará.

Por hoy, Felicidades a todos, que Dios bendiga a mis ocho lectores, a mis amigos y a mis críticos, y que el 2016 nos depare a todos éxito y sobre todo salud.

 

Hasta pronto…

 

 

Retos para el desarrollo del turismo

por Latitud21 Redacción 1 diciembre, 2015

¿Hasta dónde hay que crecer? Es la pregunta que gobierno y sociedad deberían plantearse de cara al desarrollo del fenómeno turístico. El propósito fundamental de la actividad turística debería ser la mejora sustancial de la calidad de vida de los pobladores de las regiones que en teoría se benefician con la llegada de los turistas. Es decir, que los objetivos finales no deberían ser más turistas o más cuartos llenos, sino mejores niveles de vida y un desarrollo económico sostenible y respetuoso del ambiente y la cultura local.

Quintana Roo y Cancún en particular muestran un crecimiento extraordinario en las cifras de ocupación turística en los últimos años; sin embargo, no necesariamente se refleja en la calidad de vida de la población. En teoría hay cada vez más turistas y mayor derrama, pero la gente más necesitada no obtiene más ingresos, se asume que los beneficios del sector no tienen una distribución equitativa.

Nuestro modelo económico no permite que una camarista, un mesero o un empleado de mantenimiento, por ejemplo, viva en una buena casa, se compre un auto o haga unas buenas vacaciones una vez al año; sin embargo, nos hacen lucir como un paraíso en jauja, aunque tristemente no es así para todos.

La revista Forbes publicó que entre los 100 españoles más ricos figuran en los primeros lugares los siete u ocho propietarios de las cadenas hoteleras cuyos corporativos están en Palma de Mallorca y, casualmente, sus principales hoteles están en Cancún y Riviera Maya, fuente principal de su enorme riqueza. Lamentablemente los recursos humanos de esos complejos hoteleros no gozan ni por asomo de esa bonanza.

Ante esta realidad insoslayable, deberíamos replantearnos el modelo de desarrollo económico del turismo y preguntarnos hasta dónde y cómo queremos crecer…

 

Barreras y sobrerregulación

Para avanzar en competitividad debe crearse un entorno que favorezca, y en este sentido el rubro del turismo enfrenta retos.

Empecemos por los aeropuertos en donde los arribos y las salidas de pasajeros son lamentables.

Hace poco aterricé en Madrid, iba en un vuelo de 500 pasajeros. Sorprendentemente en solo 25 minutos ya estaba en la calle abordando mi taxi al hotel. A mi regreso a Cancún, un par de agentes de Migración se apostaron a la salida del túnel del avión a revisar uno por uno los pasaportes y formas migratorias de los 500 pasajeros. ¡Inaudito! Me pregunto para qué, si más adelante hay un filtro de Migración… Podrán imaginarse el calor en ese túnel y la molestia de los pasajeros que lógicamente no entienden a qué se debe tan tortuosa salida de la aeronave.

Y luego, las maletas. Esperamos más de una hora por el equipaje, seguido del filtro de Aduana. Resultado, turista infeliz desde el primer contacto con México.

Se suman la  Ley Federal de Autotransporte y su interpretación por parte de las autoridades locales, las importaciones temporales para congresos y convenciones, el trámite de patentes para venta de bebidas alcohólicas en establecimientos de ocio y hotelería, y un sinfín de etcéteras dentro de los retos y oportunidades para el turismo. En México el turismo No es una prioridad para el Estado.

 

Infraestructura y desarrollo 

de productos segmentados

La promoción no solventa por sí sola las deficiencias del producto, debe modernizarse y adaptarse a las nuevas tendencias de la demanda.

El anhelo de todos los destinos turísticos es que se incremente la estancia promedio y con ello la derrama económica, pero no se logra con promoción sino con Desarrollo de Productos Turísticos e Inversión en Infraestructura.

El desarrollo de productos desde el punto de vista comercial y privado solo será posible con las inversiones y el capital de grandes empresarios, ya que no hay ningún esquema de fomento ni incentivos fiscales de ningún tipo para que micros, pequeños y medianos empresarios emprendan proyectos con facilidad.

No hay una sola ley de fomento para el turismo; el acceso a créditos es muy limitado y los esquemas de fomento de la Secretaría de Economía son débiles, poco accesibles y mal difundidos.

Es necesario un nuevo ente de promoción, con autonomía técnica y financiera, en el que se incluya la participación activa de los empresarios turísticos; etiquetar el tres por ciento del Impuesto al Hospedaje exclusivamente para la promoción y relaciones públicas y un presupuesto  que incluya todas las nuevas tendencias, que sustituya marketing tradicional por Internet y redes sociales. Se debe reconocer que la actual estrategia de promoción es errática y obsoleta.

El turismo es la gran alternativa de desarrollo económico para México, pero debe fundamentarse en nuevas y mejores metodologías, no basta solo con nuestra riqueza natural, histórica, paisajística y cultural, el nuevo turismo requiere mucho más que eso.

 

El eterno problema de Migración

por Latitud21 Redacción 2 noviembre, 2015

Me refiero a los asuntos que nos atañen como destino turístico, y no a la migración natural de seres humanos que de suyo es compleja y sin duda merecería una entrega dedicada y acuciosa.

Dicho esto quisiera entrar en materia de los constantes reclamos que como promotores de la actividad turística hemos hecho a lo largo de los años a muy diversas autoridades, especialmente federales, acerca de la necesidad de que como destino turístico ofrezcamos el mejor servicio y la mejor cara a todos los que nos visitan, empezando por el aeropuerto, la puerta de entrada a nuestra casa.

Repetidos son los foros, audiencias y escritos de diversa índole y desde múltiples escritorios y despachos para intentar convencer a nuestras distinguidas autoridades de que los departamentos de Migración y Aduana en nuestros aeropuertos, especialmente el de Cancún, requieren de mejoras y  ser modernizados en todos sentidos, a efecto de ofrecer servicios de vanguardia, así como cálida y eficaz bienvenida a los millones de turistas que nos visitan y son fuente de significativas divisas para nuestro país.

Nuestras peticiones, sin embargo, no hacen eco en autoridad o interlocutor alguno, pues el tema de ineficiencia y lentitud, entre otros, continúa intacto, sin solución de fondo.

Lo de Aduana, sus efectivos y procedimientos, es toda una novela a la que prometo dedicarle una entrega especial próximamente.

Me refiero en este espacio al Instituto Nacional de Migración (INM), en el que cabe decir, el problema, a diferencia de Aduana, no es de actitud ni servicio, pues en el caso particular del aeropuerto de Cancún los agentes son amables, eficientes y en su mayoría bien capacitados, incluso bilingües muchos de ellos, es de insuficiencia de personal.

Si el Instituto dotara, como le hemos solicitado a través de diversos interlocutores, entre ellos la secretaria de Turismo y el propio secretario de Gobernación, entre otros, de personal suficiente y bien capacitado para ocupar todas las posiciones disponibles en el aeropuerto, los tiempos de espera, cuando menos en ese primer filtro, serían mucho más aceptables y la imagen de servicio y recepción de los turistas mucho más positiva.

Pero hemos equivocado el camino en nuestro eterno reclamo al solicitar simplemente que asignen más personal a la plaza en cuestión, en este caso Cancún. Actualmente hay 28 oficiales de Migración en cada una de las terminales del aeropuerto, con lo que el tiempo de espera en la fila para los turistas varía de los 40 hasta los 50 minutos en promedio en días y horas pico, y hay un caso documentado de hasta 70 minutos, situación atípica por la caída del sistema de Migración como caso aislado y poco común. Lo ideal sería contar con 40 elementos en cada terminal, pero de manera permanente, con lo cual nuestros turistas podrían pasar el filtro en solo 20 minutos promedio.

¿Por qué le digo a mis ocho lectores que hemos fallado en el reclamo?…

Porque lo que hay que solicitar es descentralización de las decisiones del INM, cuando menos en este asunto.

Si se asignara un presupuesto a cada plaza, acorde y proporcional a la dimensión e importancia del destino turístico, y si el delegado federal pudiera tener libertad y autonomía cuando menos en la contratación de su personal, el tema que no hemos resuelto en más de 20 años se concretaría en una semana.

Tenemos en Quintana Roo a un delegado de Migración dispuesto, eficaz, conocedor de la problemática y sobre todo comprometido, y si tuviera en sus manos la contratación del personal que hace falta lo resolvería de inmediato y el cambio en el aeropuerto sería radical. Sin embargo, la decisión de incrementar la plantilla, increíblemente ni siquiera depende del Instituto en la ciudad de México sino de los más altos mandos en la Secretaría de Gobernación, y por eso no se resuelve el tema ni se resolverá nunca mientras haya semejante centralismo.

Hace más de dos meses que el secretario de Gobernachong prometió resolver el tema y asignar los elementos que tanto demandamos, ofreció hacerlo en unos días, solo que no dijo cuántos…  puro discurso y demagogia.

Esta es una prueba más del poco conocimiento que tienen en el gobierno federal del fenómeno turístico y del nulo interés que tienen en esta importantísima actividad económica, que no se dan cuenta puede salvar a México de su paupérrimo crecimiento económico si le dotaran de los incentivos adecuados.

De paso le cuento que cuando llueve hay goteras en el aeropuerto, y justo debajo de ellas está Migración; caen hasta cucarachas, y eso sí que le corresponde a Asur. No se vale…

Con el tremendo crecimiento de Cancún y la Riviera Maya, y en medio del boom turístico que se vive, ya va siendo hora de que el gobierno federal se fije un poco más  en lo que sucede en el aeropuerto de Cancún en todos sentidos…

Cambio de estafeta en Turismo

por Latitud21 Redacción 1 octubre, 2015

Como era de esperarse, justo a la mitad del sexenio y unos días antes del informe presidencial, y al más puro estilo priista, se dieron los llamados “enroques” y los cambios en el gabinete de alto nivel. Poco a poco hemos experimentado las viejas prácticas del también viejo estilo del partido tricolor. Cambiar a medio gabinete es casi un acontecimiento que se espera y hasta se aplaude en los muy mexicanos estilos de gobernar. No importan la operatividad, la continuidad ni los resultados, lo que importa es la política, los amarres, las conexiones, las lealtades, las facturas y las alianzas, entre otras cosas.

Y en ese orden de ideas me refiero al cambio de estafeta en la ilustrísima Secretaría federal de Turismo, en la que la nunca bien ponderada Claudia Ruiz Massieu deja su lugar al señor licenciado Enrique de la Madrid Cordero, hijo del expresidente Miguel de la Madrid.

Mi opinión y las expectativas que podría tener nuestro querido sector turístico ante el nuevo nombramiento resultan un poco simpáticas. No concluimos lo solicitado con vehemencia a la anterior encargada, cuando ya tenemos que ponernos de acuerdo con un nuevo e intrépido interlocutor.

Una vez más tendremos que empezar de cero, por explicarle al ilustre ministro de qué se trata esto del turismo, fenómeno económico y trascendental que al parecer no acaban de entender bien nuestros distinguidos políticos convertidos en autoridades.

Con el precio del barril de petróleo a alrededor de 35 dólares y el dólar a más de 17 muy devaluados pesos, entre otras calamidades, y en paralelo los destinos turísticos llenos a tope, no hay que ser genios ni economistas para saber que a lo que hay que apostarle es al turismo. El turismo es, como lo hemos apuntado repetidamente, la gran alternativa de desarrollo económico para México, la enorme posibilidad de que la economía crezca a partir de esta noble actividad que genera empleos, divisas, que no contamina y que propaga de manera positiva el nombre e imagen de nuestro país a todo el mundo.

Si en el discurso el presidente Peña Nieto señaló que los nuevos ministros deben trabajar por México y con pasión, el Sr. De la Madrid Cordero, flamante secretario de Turismo, deberá trabajar con denuedo y entusiasmo por derribar todas las barreras que impiden que el turismo se consolide como la actividad económica que puede catapultar a México. Estamos llenos y hartos de cifras y discursos. Nos han dicho que estamos de nuevo en el “top ten, si me perdonan mis ocho lectores el anglicismo, es decir que pasamos increíblemente en solo un par de años, del lugar 15 a estar entre los diez primeros del mundo en recepción de turistas, dato que me tiene sorprendido, por decir lo menos.

Nuestros destinos de playa muestran números de ocupación muy halagadores desde 2014, con cifras envidiables, aunque estoy convencido de que no se debe a la promoción oficial e institucional. La ocupación turística crece exponencialmente en todo el mundo producto de las economías de los países, lo mismo crece en España que en Turquía o China, México no es la excepción.

Lo importante es reconocer que en México, a pesar de tener una economía inestable, que no crece y de los lamentables episodios de todo tipo que vivimos en nuestro querido país, los destinos turísticos marchan de manera muy exitosa, lo que me lleva a afirmar de nuevo que el turismo es la alternativa, crece a pesar de las adversidades y de las barreras que el mismo sistema político impone.

En tales circunstancias, si el nuevo secretario de Turismo en verdad tiene la encomienda de “Mover a México” y de hacer del turismo una prioridad, podría empezar por convertirse en el auténtico y único interlocutor de primer nivel que requerimos para que haya por primera vez esquemas de fomento e incentivo para la actividad turística.

No solo no hay leyes de fomento para el turismo, situación que no comprendió ningún ministro anterior, sino que la actividad enfrenta innumerables barreras y obstáculos que inhiben su desarrollo y dificultan la competitividad.

Nada se avanzó en la primera mitad del sexenio, seguimos igual, todo va con el piloto automático dependiendo solamente de las inversiones y el capital privado, y de nuestra maravillosa riqueza natural, paisajística, histórica y cultural; seguimos esperando que el turismo sea una auténtica prioridad, que pase del discurso a los hechos. ¿Será que alguno de mis ocho lectores le pueda pasar mi columna al nuevo ministro?

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