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Revista Latitud 21
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Sergio González

  • Al buen entendedor
  • Presidente de la AMATUR
  • Presidente del centro de atención de salud mental y prevención de adicciones «Vital»
  •  sgrubiera@acticonsultores.com

Falló el hombre, falló el gobernador, nos falló a todos…

por Latitud21 Redacción 1 agosto, 2016

 

Recuerdo muy bien su brillante discurso de toma de protesta en abril del año 2011.

El discurso y la oratoria correspondían muy bien con su liderazgo, su energía, su juventud y su compromiso.

No lo conocía personalmente, nunca lo había visto, mas que en la portada de una revista, me parece que con motivo de su boda. Al igual que muchos ciudadanos me preguntaba de dónde había salido. ¿Qué tan vertiginosa había sido su carrera política que a su corta edad ya era todo un gobernador?

Cuando lo saludé me dijo: “Gracias querido Sergio por haber venido”. Él sí me conocía.

Durante su campaña supe que era el hijo pródigo de su antecesor, de quien ya había estafado al estado, y de quien tenía la bendición, el aval y la guía, lo cual sin duda era preocupante y nos dejaba esa sensación ya antes experimentada de que nos habían tomado el pelo de nuevo y de que éramos los ciudadanos víctimas una vez más de la imposición.

La ostentosa campaña de derroche excesivo nos permitió conocer y saber un poco más del joven suspirante, y no nos quedaba más que la esperanza.

Así, escéptico y con muchas dudas acudí por invitación a la pomposa ceremonia de protesta del nuevo gobernador en la ciudad capital, y debo confesar que quedé gratamente sorprendido por su brillante y muy bien estructurado discurso.

“Construiremos un Quintana Roo SOLIDARIO con los que más lo necesitan”, decía con vehemencia el flamante gobernador al referirse a los ejes que habrían de guiar su gobierno; “Un Quintana Roo FUERTE en sus instituciones de Seguridad y Justicia que protejan a las familias”, continuaba el nuevo mandatario; “COMPETITIVO, con crecimiento que se traduzca en bienestar para todos”. Y recuerdo muy bien cuando el gobernador se refirió en varias ocasiones durante su magnífico discurso al Quintana Roo VERDE, que sería, según lo dijo, uno de los ejes más importantes de su gestión, “que cuide los recursos naturales para las próximas generaciones”.

Volvía luego el mandatario recién ungido a referirse al Quintana Roo FUERTE en sus finanzas públicas y ponía de nueva cuenta énfasis en construir un Estado Verde con ciudades sustentables, ordenadas con programas de desarrollo urbano con crecimiento funcional. ¿Cómo no aplaudir aquellas palabras enmarcadas en la elocuencia y el carisma?… El discurso era brillante.

Pero recuerdo con claridad cuando el gobernador fue especialmente enfático y emotivo al referirse a sus valores y a su familia; a efecto de no faltar a la verdad por  confiar en la memoria, retomo aquí para mis ocho lectores el texto y cito esa muy significativa parte de su disertación:

“Lo que hoy me pone al frente de Quintana Roo son principios, son valores abrevados en el seno de mi familia. A mi madre  le digo, Chachi, tu bondad, tu amor, tu abrazo siempre protector sembraron en mí los sentimientos de generosidad, de sencillez y de humanidad. A mi padre, don Roberto, con tu cariño, con tu guía y con tu ejemplo me diste las lecciones y enseñanzas para ser trabajador, para ganar con decencia lo que deseaba y para saber distinguir entre la dignidad y la soberbia. A ustedes mis padres les prometo que todo lo que inculcaron en mí lo usaré para servir a Quintana Roo.

“A mis hermanas, a Cecilia, a Rosa, a María Fernanda y a Alejandra les digo que todos mis actos los guiaré para que se sientan orgullosas de mí, de su hermano. Les quiero y les amo mucho.

“Mariana, eres el más grande sentimiento que he abrazado en la vida, eres la mujer que me inspira a ser mejor cada día, eres mi esperanza, mi refugio y la luz de mis días. Te amo mucho mi amor. Perdona mis ausencias, sé que mi trabajo será por amor a Quintana Roo”.

Hoy siento pena al leer esas palabras; siento pena por Quintana Roo, mi estado adoptivo, siento pena por los más necesitados; siento pena también por su familia, y lo confieso, siento pena también por él, en verdad, nos falló a todos.

Brillante, inteligente, culto, memoria prodigiosa, capacidad de liderazgo, tremenda oratoria, entre otras virtudes; pudo haberse cubierto de gloria, pudo haber cambiado la historia. Desperdició el altísimo honor de gobernar a un estado tan maravilloso como Quintana Roo, es una verdadera pena.

Nosotros seguiremos adelante con renovados bríos y nuevas esperanzas. Lo siento por él…

Al Buen Entendedor…

 

 

 

 

 

 

Qué lejos estamos de Noruega…

por Latitud21 Redacción 1 julio, 2016

Uno de mis hijos le dice a su mamá en broma “me arruinaste el pescado”, refiriéndose a que Margarita cocina tan rico y jugoso el pescado en casa que ya le arruinó la experiencia de comerlo en cualquier restaurante; luego del de mamá ya ninguno le gusta, y además comparto su opinión.

Usando esa metáfora, Noruega “ya me arruinó a Europa”; luego de ver Oslo y sentirla, ya me parece poca cosa cualquier ciudad.

Me cupo el honor de ser invitado con mi esposa, junto con el grupo de cónsules honorarios de Noruega acreditados en casi toda Latinoamérica, a una visita oficial organizada por el Ministerio del Exterior del país que me honro en representar en Quintana Roo y Yucatán, viaje al que fuimos acompañados por algunos embajadores y exembajadores de Noruega, incluida mi querida embajadora Merethe Nergaard, y en el que tuvimos el placer de saludar personalmente a sus majestades el Rey Harald V y la Reina Sonia.

El viaje perfectamente organizado y planificado minuto a minuto nos permitió conocer Noruega y sus estilos de vida más a fondo.

Oslo, la capital, es una hermosa ciudad con un urbanismo y arquitectura de paisaje de envidia. Inmaculada, no existe la posibilidad de ver basura de ningún tipo, ni anuncios espectaculares, no hay publicidad que arruine el paisaje; llena de árboles, jardines y con impactantes vistas del mar y fiordo desde diversos puntos de la ciudad.

Visitamos la pintoresca y simpática Isla de Skrova, con 192 habitantes que viven de la producción de salmón gracias a la acuacultura, y supimos que diariamente se sirven en el mundo 15 millones de raciones de este delicioso pez que proviene de esta pequeña isla.

Escuchamos historias de vikingos, dormimos en casitas de madera que antes fue villa de pescadores y ahora hotel con todas las comodidades, hicimos travesías en barco, veíamos el sol a la medianoche y hasta conocimos a un simpático alcalde que nos recibió con un discurso en español. Fuimos tratados con tal calidez que hacía olvidar el frío de aquellas latitudes.

De regreso en Oslo, llamó particularmente mi atención durante la primera reunión de trabajo en el Ministerio del Exterior, porque también hicimos algo de tarea, la presentación acerca del Fondo Noruego del Petróleo, ´The Oil Fund´. Impresionante lo que han hecho y hacen los  noruegos con su riqueza, un país relativamente joven que apenas logró su independencia de Suecia en 1908. Su gente trabajaba duro sobreviviendo de los productos del mar y nadie sabía antes de los años 70 acerca de sus yacimientos de petróleo.

Fue en la década de los 60 cuando empezaron a explorar para encontrar petróleo. Actualmente producen millones de barriles diarios para el mercado mundial, lo que les permite tener una de las más sanas economías del mundo. Pero lo interesante es que los noruegos han puesto sus ojos en el futuro y  trabajan fuerte para lograr la salud financiera a favor de las futuras generaciones. Teniendo claro que las reservas de petróleo podrían agotarse en unos 60 años, decidieron crear el gran Fondo del Petróleo, que pertenece al pueblo.

Todos los ingresos provenientes van directamente al Fondo y solo un cuatro por ciento se destina al gobierno para su uso. En la actualidad el Fondo tiene un valor de más de siete mil billones de coronas noruegas, algo así como 890 billones de dólares. ¿Y qué hacen con semejante riqueza? Invierten el 60% en acciones de empresas en todo el mundo, están en nueve mil compañías en 75 países; así, son socios de Facebook, Nestlé, Quantas, Apple, Novartis, Microsoft Corp., entre otras; el 35% en bonos del tesoro e instrumentos financieros y el cinco por ciento en bienes raíces, teniendo propiedades en ocho de las más importantes ciudades del mundo.

El Fondo tiene el 5.6% de retorno anual desde 1998 hasta 2015, pero lo más importante es el principio de que el Fondo es de los noruegos y todos están tranquilos porque están representados por su parlamento, en el que confían porque representa verdaderamente los intereses del pueblo noruego. Es el parlamento quien decide en dónde y cómo ha de invertirse el recurso del Fondo, que es totalmente transparente. Creado con el único propósito de asegurar el futuro y la salud financiera de Noruega, tienen el futuro resuelto aunque no hubiera más petróleo.

Por todo ello, qué lejos estamos de Noruega…  ¿Se imaginan mis ocho lectores a Pemex…?

De regreso al mundo real, en Quintana Roo tenemos gobernador electo y esperamos todos un gran cambio en nuestro querido estado, creo que podemos tener esperanzas. Luego de 12 años sin obra pública, de medios de comunicación comprados y de una deuda de proporciones superlativas, esperamos que la nave dé un giro y nos soplen nuevos vientos.

Y a los verdes les funcionó lo de las despensas, es una verdadera vergüenza. Al buen entendedor…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ecos del Tianguis

por Latitud21 Redacción 1 junio, 2016

 

El Tianguis Turístico de México en Guadalajara sin duda fue un acierto. Hermosa y bien preparada ciudad para recibir eventos de esta magnitud, con suficiente y calificada oferta hotelera y un Centro de Convenciones, una gran expo a la altura. Honestamente creo que deberían dejar al Tianguis en Guadalajara, mientras no haya sedes con instalaciones dignas para albergarlo.

En Cancún hay conectividad de primer mundo y la mejor hotelería de México por mucho, pero no hay instalaciones adecuadas. Cuando se realizó en este centro turístico del Caribe se llevó a cabo en unas bodegas y la logística fue tan mala que daba, como decimos los mexicanos, “pena ajena”… aunque bueno, en este caso era propia.

Puebla y Mérida tienen enormes y bien equipados Centros de Convenciones y Exposiciones, pero carecen de hotelería suficiente y de transportación pública para albergar grandes eventos.

En fin, si no quisieran inventar y experimentar cada año deberían dejarlo en una sola sede con capacidad demostrada, y en este caso Guadalajara cumplió a cabalidad. De Acapulco mejor ni hablamos.

De logística y protocolo, la verdad es que ya resulta penoso estar siempre quejándonos y aparecer como que nada nos gusta, pero no puedo entender cómo se siguen cometiendo los mismos errores, y al parecer la crítica constructiva no les importa en lo más mínimo. El día inaugural del tianguis sigue siendo un desastre que cuesta muchísimo dinero a propios y extraños y resulta inevitablemente en un día perdido. No importan los mayoristas, los clientes, el tiempo de espera y las grandes inversiones en montaje, decoración y alojamientos, parece que lo único que importa es agradar al Sr. Presidente de la República, y honestamente me sigo preguntando: ¿Cuál es el propósito de ello?

El primer día del tianguis, día de negocios perdido, no es un día para el turismo ni para los negocios, es sin más “el día del presidente”… Es verdaderamente vergonzoso.

Por si fuera poco, los anuncios que se hacen tampoco están a la altura de los que México como potencia turística merece y necesita, ni tampoco del enorme gasto que los empresarios realizan para estar ahí con entusiasmo desde el primer día.

Supondría inocentemente quien esto escribe, que aprovechando que queremos mover a México y que en el Tianguis Turístico están los empresarios e inversionistas más importantes del país en la materia, se podrían anunciar iniciativas de fomento a la inversión para el negocio turístico, o el lanzamiento de proyectos de infraestructura de gran envergadura, o mejoras sustanciales en los esquemas y presupuestos de promoción institucional, que tanta falta hacen; podrían impulsarse también proyectos de mejora en los sistemas de internación al país, inversiones en Migración y Aduana o grandes adelantos en tecnología y mejora regulatoria en beneficio de la industria turística, entre muchos otros. Pero no, resulta que se anunció desafortunadamente un simple, llano y escueto programa de Turismo Social, que es lo que menos se necesita turísticamente en el país.

¿Será que el Señor Presidente no tiene asesores y todo se le ocurre a él solito? Todo hace suponer que sí…

Turismo Social o de beneficio para que todos viajen por México ya lo hacen muchas empresas con seriedad y algunas también con gran sentido de responsabilidad social.

Diversas agencias de viajes en línea y centros de reservaciones, los llamados call centers, ya cuentan con esquemas de pagos a meses sin intereses y la posibilidad de efectuar pagos en tiendas de conveniencia, entre otras bondades para hacer asequibles y accesibles los viajes a todos los públicos.

Empresas como Experiencias Xcaret atiende desde hace años a grupos de escolares de instituciones públicas y cuenta con programas educativos para todas las edades.

Magnicharter se especializa desde hace años en el turismo nacional con precios y paquetes para todos los sectores del gran público mexicano, y desde luego no se puede dejar de mencionar a las líneas aéreas de bajo costo que han proliferado y acercado los viajes a toda la gente.

En suma, la industria turística mexicana no necesita un programa de Turismo Social y mucho menos se espera que sea ese el gran anuncio, la gran apuesta del gobierno mexicano para impulsar a este sector.

Hay incontables segmentos por los cuales apostar, y muchísimas oportunidades de desarrollo para consolidar a México como una verdadera potencia turística y crecer no solo en número de llegadas sino en derrama económica y niveles de gasto de nuestros turistas.

Lo que me preocupa de estos anuncios y que comparto con mis ocho lectores, es constatar que siguen sin darse cuenta de qué se trata el turismo, la verdad no se enteran…

 

 

 

 

 

 

Once años sin obra pública

por Latitud21 Redacción 29 abril, 2016

Al ser Quintana Roo el estado número uno del país en recepción de turistas, siendo en teoría el más competitivo de todo México en esta materia y con destinos líderes en toda Latinoamérica como Cancún y la Riviera Maya, resulta inadmisible que por más de una década no hubo inversión en obra pública ni desarrollo de infraestructura acorde a la magnitud e importancia del crecimiento que hemos tenido en turismo, es decir que crecimos a pesar de….

Pueden contarse con los dedos de una mano las “grandes” obras de infraestructura que se generaron en estos dos destinos turísticos en casi 11 años, entre ellas algunos puentes y pasos a desnivel, mal diseñados por cierto y con fallas técnicas que saltan a la vista, incluido uno que se construyó al revés.

Parece como de sueño y casi una locura pensar en que deberíamos tener uno o varios puentes que atravesaran la laguna Nichupté y que conectaran el centro de Cancún con la zona de playas, o un monorriel elevado en la Zona Hotelera como en Miami; casi ilógico pensar en una gran autopista de cuatro carriles desde Cancún hasta Chetumal o un tren que conectara al norte con el sur, que le inyectara además de movilidad y comunicación al estado, desarrollo a la zona sur tan necesitada.

Soñar con un gran centro de convenciones y exposiciones para atraer cientos de congresos, ferias y convenciones al año, moderno, bien ubicado y beneficiario de alta tecnología es también una utopía. Ciudades como Puebla o Mérida ya cuentan con uno así de primer nivel, nosotros no.

Hospitales públicos de última generación que permitan no solo una atención digna al ciudadano sino la posibilidad de atraer turismo médico es también una ilusión.

Ciclovías en nuestras ciudades y carreteras, centros deportivos modernos y funcionales y casas de la cultura bien equipadas, modernas y en buen estado están también ausentes en Quintana Roo, con muy honrosas excepciones, pero aún sin estar a la altura de nuestros sueños.

Sistema de drenaje insuficiente y en algunos sectores inexistente, provocando inundaciones y caos en temporada de lluvias, contaminación del manto freático y riesgos de salud se suman también al largo inventario de nuestras carencias.

Irónico que carezcamos de semejante infraestructura ante la supuesta derrama millonaria en dólares que nos significa el turismo, y que por el contrario haya una deuda pública oficial de más de 26 mil millones de pesos, siendo el estado con la mayor deuda per cápita en el país.

Es necesario soñar con ese escenario de primer mundo, hoy utópico, que deberíamos tener, pero además de soñar trabajar y proponer para alcanzarlo.

El turismo no dejará de crecer en todo el mundo y seguirá siendo una de las industrias más dinámicas del orbe, en ese sentido hay razones para creer que podemos seguir recibiendo en los próximos años enormes flujos de turismo y que este siga siendo una gran oportunidad para mejorar la calidad de vida de la población; ello implica pensar, entre otras cosas, en el desarrollo de infraestructura del más alto nivel.

Es claro que no basta con soñarlo, hay que trabajar en planificación, con visión de largo plazo, en nuevos y mejores Planes Maestros de Desarrollo, y para ello se requiere además de recursos, compromiso, transparencia y rendición de cuentas.

Estamos frente al reto.

¿Será posible?…

El paradigma de las calles peatonales

por Latitud21 Redacción 31 marzo, 2016

Crear calles peatonales y espacios públicos significa revalorar el placer de caminar…

Durante varias décadas en México y otros países de Latinoamérica se le ha concedido una prioridad indebida al automóvil, y en consecuencia, al tiempo que se crean más y más espacios para los autos y sus aparcamientos, se redujeron y limitaron los espacios públicos para los caminantes, se eliminaron parques y jardines, se redujeron las aceras y el transeúnte no solo pasó a segundo plano sino que arriesga la vida en las calles a lo largo de los años.

Este alejamiento del espacio público y del valor de caminar ha fomentado por otra parte una cultura de respeto y prioridad al automóvil, al punto que todo el mundo quiere dejar el auto prácticamente en la puerta, si es posible, del sitio al que acude. Así, la gente se estaciona en doble fila, las señoras recogen a sus querubines al salir de la escuela entorpeciendo el tránsito y creando un caos de clase mundial a diario, y las personas se han vuelto perezosas.

Hay ciudades que fueron pensadas para tener andadores, paseos y callejuelas para caminar, espacios públicos para el disfrute del ciudadano. Otras en cambio fueron desprovistas de estos espacios y eventualmente al paso de las décadas se encuentran frente a la oportunidad y el reto de “crear”calles peatonales y es entonces cuando se enfrentan al enorme paradigma: Oh, exclama la gente, y dónde voy a dejar el automóvil…

Ante las propuestas de diversa índole para crear este tipo de espacios públicos que pueden ser además productos turísticos sustentables que generen ofertas, flujos de turismo, derrama económica y generación de empleos, hay en la contraparte mil y un argumentos para decir que “no se puede”.  Es muy fácil decir, aquí no se puede por el tránsito, por los vecinos, por el calor, por el frío, por el gobierno, por la densidad, por la gravedad y hasta por mis pistolas.  El reto está en buscar como Sí…

Alguna vez propuse ideas de este tipo en la ciudad de Palenque, Chiapas, en un intento por aumentar la estancia promedio de los turistas en esa ciudad, y lo primero que me dijeron fue “aquí no se puede”. Claro, ¿adivináis por qué mis ocho lectores? Pues porque allá habitaban entonces 165 mil personas.  Me pregunté, y les pregunté, ¿Cómo lo harán en Roma, Italia, ¡¡si allá viven tres millones más los turistas!! y la zona del histórico y monumental Coliseo es peatonal todos los fines de semana.

¿Y qué me dicen de la Zona Rosa, en la querida Ciudad de México? Hay varias calles peatonales ¡y ahí viven millones!

Para no ir más lejos, porque ejemplos hay muchísimos, tenemos dos muy cercanos: uno, el Andador San Cristóbal, en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Ninguno de los vecinos quería en un inicio el proyecto, por el viejo paradigma de dónde iban a meter el automóvil; luego cuando se logró el proyecto de peatonización, la zona se convirtió en turística a más no poder y las rentas pasaron de la noche a la mañana de trescientos a ochocientos, entonces los vecinos de las calles aledañas preguntaban con afán, ¿y para cuándo harán peatonal nuestra calle?…

Y el más cercano ejemplo como ya todos adivinan es ni más ni menos que la famosa Quinta Avenida en Playa del Carmen, Riviera Maya; me tocó ser parte del proceso, lo viví de cerca. Recuerdo que al principio cuando la gente se resistía a la idea se les dijo que la 5ª sería peatonal solo los domingos (aquí esbozo una sonrisa al teclear esto); luego los sábados (me río con mayor entusiasmo) y finalmente cuando ni cuenta se dieron era peatonal todos los días. Ahora tengo que detener la escritura unos momentos porque ya me ganó la risa…

La plusvalía aumentó, los vecinos rentaron sus propiedades, las rentas pasaron de cinco mil a treinta mil, pero dólares, y la Quinta no ha parado de crecer.

Hubo que romper paradigmas, pero no fue fácil. Hoy la 5ª Avenida de Playa como la conocemos es un producto turístico que nadie se quiere perder, que le aporta una noche más de estancia al destino, que hace salir a los turistas de los hoteles y que es también, por qué no, un espacio público digno de más de dos kilómetros y medio de largo para los ciudadanos y que la gente camina con alegría, dejando el auto en un extremo para buscar su restaurante favorito y regresar por sus pasos nuevamente.

En Cancún estamos frente al reto de crear una o varias calles o andadores peatonales pensando primero en que sean un espacio público para los cancunenses y luego, en consecuencia, un producto digno de atraer turistas. Hemos sugerido la avenida Nader y trabajamos ya en propuestas para ofrecer a los vecinos y comerciantes de esa calle y esa zona; es un trabajo duro y representa todo un reto, el mayor de ellos a vencer es el de los que sin escuchar lo primero que dicen es “aquí no se puede”…

Se sorprenderán, los que estén dispuestos a romper paradigmas y escuchar, lo que se puede hacer y lo que puede incrementar la plusvalía; estoy seguro que al final será un éxito, la idea es pensar que “Sí se puede”.

 

 

 

 

 

 

La corrupción no nos permite crecer ni soñar

por Latitud21 Redacción 1 marzo, 2016

 

Como ya se ha dicho y escrito tan trilladamente, nuestro querido México lo tiene todo, una riqueza inconmensurable. En este hermoso país hay volcanes nevados, ríos, valles y lagunas que podrían inspirar al mejor pintor; atardeceres rojos casi indescriptibles y qué decir de sus playas, lo mismo en el Mar Caribe con un azul turquesa que en las obscuras olas del océano Pacífico; pero tenemos también ciudades y pueblos coloniales, encantadores pueblos mágicos, con historia, arqueología, cultura, gastronomía y arte culinario reconocidos mundialmente.

En turismo somos en teoría una potencia que, según el discurso oficial, regresó al Top Ten, es decir que estamos entre los 10 primeros receptores de turismo del mundo. Personalmente no me creo el cuento de que mágicamente pasamos en un año del 15 al 10, pero allá ellos y sus cifras maquilladas. Sin embargo, no deja de ser un gran dato. Tenemos un Cancún y una Riviera Maya orgullo entre los destinos turísticos de toda América, sin dejar de lado a Los Cabos y Puerto Vallarta.

Resulta que también producimos petróleo, y aunque esté a raquíticos 20 dólares el barril sigue siendo fuente de riqueza para la nación. Hay oro, plata, minerales, extensos y envidiables litorales, enormes tierras para cultivos y un clima envidiable la mayor parte del tiempo.

A pesar de esa inconmensurable pléyade de atractivos y riquezas, y de todo nuestro potencial de crecimiento, México, aunque con una economía estable, sigue obstaculizado y detenido ante las recurrentes crisis económicas que sin lugar a dudas obedecen a la corrupción, ese tremendo lastre que no nos permite crecer ni soñar con otros horizontes.

México es un país corrupto con cifras escandalosas, con leyes hechas a modo para favorecer la discrecionalidad, la extorsión, el engaño, y lamentablemente la corrupción forma parte de nuestra cultura. No estaba tan equivocado Enrique Peña Nieto cuando así lo afirmó, aunque ese no debería ser un pretexto para no erradicarla.

Es corrupto el que me lee, que le da su “mordida” al oficial de tránsito, el que tiene un “diablito” instalado en su casa para pagar menos energía eléctrica, el que fomenta dádivas en pequeña escala y el que se beneficia de los grandes y jugosos contratos.

México no crece porque hay corrupción, extorsión y tráfico de influencias en todos los ámbitos y en todos los niveles. Funcionarios y políticos se benefician en lo personal, y llegar al puesto por lo tanto es como llegar al botín, y casi no existe mexicano que no sueñe o ambicione con llegar a semejantes alturas.

Gobernadores, diputados, senadores, jueces, agentes del Ministerio Público, alcaldes, secretarios, directores, policías y hasta burócratas de poca monta se benefician del sistema creado y diseñado no para robar sino para extorsionar; y que  no se alarme nadie, no estoy descubriendo el hilo negro, esto es vox populi, lo que ocurre es que los políticos y funcionarios públicos corruptos, que son la mayoría, son cínicos, descarados y tienen piel de elefante.

Extranjeros se suman también al escenario. Grandes inversiones de capital del exterior se llevan a cabo al amparo de la corrupción y el tráfico de influencias.

Una vez le preguntaron al exalcalde de Medellín, Colombia, quien hizo una tremenda transformación positiva en esa ciudad, durante una de sus conferencias por México, cómo había hecho para lograr tan impresionante obra, y su respuesta fue clara y contundente:

“Pues realmente fue fácil, con el impuesto predial, el chiste está en no robárselo”…

 

México es un país muy rico tremendamente pobre…

 

Una solución sería participar en política, pero es casi imposible; el sistema está diseñado para que los ciudadanos no puedan acceder y la maquinaria se perfecciona cada vez que hay un ligero asomo de democracia o de participación ciudadana. Las candidaturas realmente ciudadanas son una falacia, y quienes lograron algo como “El Bronco”, hoy gobernador, no son realmente ciudadanos.

Pero no está todo perdido, querido lector, hay un antídoto contra la corrupción, se llama Transparencia y la podemos construir.

En Quintana Roo estamos haciendo historia, al participar como Ciudadanos Organizados en la construcción de una Ley que debidamente homologada con la Ley General deberá promulgarse en los primeros días de mayo y será el primer gran paso, la primera piedra de un enorme edificio que nos permita algún día erradicar el mayor lastre de nuestro querido México, la corrupción.

 

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