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Revista Latitud 21
Categoría:

Libro Ecología y Espiritualidad

Epílogo • Fundación Comparte Desarrollo Humano Sustentable, A. C.

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 enero, 2024

 

 

En los países del primer mundo existe la tendencia a integrar en la comunidad las llamadas «Comunity Develoment Corporations» (CID, corporaciones para el desarrollo de la comunidad) que son organizaciones locales, formadas por miembros de la propia comunidad, que tienden a administrar con mayor eficiencia e interés que los gobiernos municipales o federales, los bienes de la propia comunidad haciéndolos sustentables.

En una visión globalizada del mundo, donde cada uno de nosotros debe participar en los problemas que nos atañen a todos, es fundamental organizar diferentes formas de colaboración para la solución de los problemas comunes. Esta actividad -que cada uno de nosotros debe hacer en forma personal y organizada- puede incorporarse a grupos que llevan a cabo una labor acorde con lo que cada uno de nosotros desea. Acciones como éstas son las que dan congruencia a nuestra visión de problemas y soluciones compartidas.

La contaminación ambiental y la devastación ecológica son fundamentalmente un problema de desarrollo de la conciencia. El ser humano, consciente de sí mismo y de su entorno socioeconómico y ambiental, puede comprender su panorama general y, en función de eso, decidir entre dos opciones: ser un sujeto pasivo que sufre las consecuencias de las decisiones y acciones ajenas, o bien, participar activamente en favor de su propio interés y del de los demás.

Existe una estrecha relación entre la evolución del conocimiento y la conciencia moral ecológica, pues son las personas más evolucionadas, tanto emocional como racionalmente, las que cada vez tienen mayor conciencia ecológica. Por ello también los movimientos organizados más importantes de desarrollo sustentable surgen principalmente en los países más desarrollados, y sólo poco a poco van apareciendo en los países en desarrollo. No es sólo un problema de orden económico, sino más bien de desarrollo social, de educación y de comunicación.

La ecología es, como lo vimos, una ciencia interdisciplinaria con un alto grado de dificultad. 

Requiere presupuestos muy altos y difíciles de lograr en países subdesarrollados, y centros de estudios e investigación formales. Sin embargo, una ecología sencilla es aplicable domésticamente, pues no requiere estructura de gran complejidad, aunque sí gran responsabilidad, conciencia y solidaridad sociales.

Los verdaderos contaminadores del medio ambiente somos todos, y quizá los conocimientos más difíciles de aplicar en la vida sean los que alteran nuestras costumbres. Concientizar al mundo acerca de la degradación ecológica es una labor que empleará numerosos recursos humanos, económicos, tecnológicos, etc. y que tomará muchísimo tiempo, pues los procesos de desarrollo humano, social, político, moral son muy lentos.

En nuestra comunidad suele asociarse el concepto de «desarrollo» con el de «crecimiento económico». El desarrollo, que en esencia se puede considerar como un cambio positivo, como ir de lo menos a lo más, es el concepto que utilizamos para describir la evolución, a través de la cual el ser humano va dejando de ser animal para volverse cada día más HUMANO. Ese proceso, que no es ni mítico ni mágico y que identificamos como » humanismo», no es otra cosa más que el crecimiento del espíritu en el ser humano, entendiendo esto como el imperativo ético: «El otro es como yo».

Esa conciencia del otro es la esencia de todos los procesos humanizantes de la historia del otro. Es Rama, con su idea del fuego divino y el rescate de la divinidad femenina, es Zoroasuro (con toda su lógica), es el decálogo de Moisés que consolida la relación de todos los seres humanos, es Buda con su idea de compasión y Cristo con su idea de amor y responsabilidad. Son los derechos humanos emanados de la revolución francesa o la ratificación y perfeccionamiento de los mismos en la ONU. En todos ellos subyace el concepto del imperativo ético, un concepto de dignidad infinita, pues en el otro, como en mí, está presente el espíritu divino y por eso nunca ningún ser humano puede ser medio de nada ni de nadie, ya que es un fin en sí mismo.

Si vemos al ser humano como medio y fin de la creación, es él quien tiene la responsabilidad de perpetuar la especie humana como tal.

En los tiempos modernos, sólo hay tres peligros que pueden poner en riesgo a la humanidad, y que en orden de importancia son:

1.-Una crisis ecológica de carácter mundial; por ejemplo, el calentamiento de la atmósfera en forma precipitada e imprevista, provocada por el ser humano.

2.- Una crisis de contaminación radioactiva ocasionada por el ser humano, ya sea guiado por un espíritu de venganza, por guerras o por negligencia.

3.- Una anarquía generalizada propiciada por el positivismo, el escepticismo o el materialismo a ultranza, cuyos gérmenes ya están presentes en el mundo actual.

Estamos obligados a conservar la biosfera en las mejores condiciones posibles, puesto que las generaciones futuras tienen el mismo derecho que nosotros de gozar y usufructuar el mundo como lo hemos encontrado. Con la certeza de que esto sólo es posible en una sociedad responsable y consciente, la Fundación Comparte Desarrollo Sustentable A. C. ha decidido enfrentar el reto de desarrollar la conciencia como fundamento del desarrollo sustentable, para lo cual se ha organizado una estructura que trabaje en acciones y proyectos específicos en las siguientes áreas:

Programas de investigación, capacitación y educación ambiental; edición de publicaciones, libros, folletos y productos multimedia de divulgación; organización de seminarios, talleres y conferencias, así como programas de participación comunitaria y de apoyo a las iniciativas de la comunidad, abiertos a todos los sectores de la sociedad, en acciones concretas para la conservación y el uso sustentable de los recursos naturales. Todo lo anterior con el objeto de fomentar en la región una nueva cultura de desarrollo sustentable. 

Desarrollo humano

Nuestra fe está en el desarrollo de la conciencia y los estudios y la capacitación en desarrollo humano son la principal herramienta.

La elevación de la autoestima, la autorrealización, el conocimiento de nosotros mismos, la identificación de sentimientos y emociones, etc., son los procesos que nos capacitan y preparan para metas más ambiciosas en nuestra vida y simultáneamente para impulsar a los que nos rodean.

Esta es nuestra herramienta y meta principal.

Seminarios, talleres y cursos de capacitación en los aspectos de desarrollo humano, superación personal, autoestima, con énfasis en la responsabilidad individual, familiar y social, respecto al adecuado aprovechamiento y cuidado del entorno natural.

Desarrollo transpersonal

La trascendencia es un anhelo humano; autores como Ken Willber Maslow, Rogers, Chopra, etc. han dedicado su vida al estudio y el análisis de los niveles de conciencia y la trascendencia, como herramientas fundamentales de autorrealización y felicidad.

Trascender a nuestra propia persona, ir hacia el otro, responder al imperativo ético, descubrir que el otro es como yo y que puedo influir en su propia autorrealización y trascendencia con esfuerzo y dedicación, es la meta superior de nuestra vida.

Salud holística

Conferencias, talleres y cursos de divulgación y capacitación en los diversos aspectos de salud holística, terapias alternativas basadas en la integración del ser humano con la naturaleza, técnicas integrales de salud, tales como el yoga, la meditación, el chi-cun y el tai-chi, entre otras, así como el rescate de los conocimientos tradicionales de salud natural y otros temas relacionados con una nueva visión de la salud física, emocional, mental y espiritual, integrada a los hábitos de alimentación, consumo, manejo de estrés, cuidado de la belleza personal, deporte y actividades recreativas en contacto con la naturaleza.

Artes y oficios

Cursos y talleres de pintura, escultura y otras manifestaciones artísticas, así como talleres de oficios y actividades diversas, con el objeto de promover y revalorar las artes, los oficios y las artesanías, enfatizando los temas del humanismo, el paisaje y los elementos naturales, en un ámbito de desarrollo sustentable.

Difusión cultural y capacitación

Eventos de difusión cultural y cursos de capacitación en inglés, francés, maya y otros idiomas; cursos de computación básica y avanzada, guías turísticos y ecoturísticos, entre otros temas, incluyendo en todos los cursos los conceptos básicos del conocimiento del entorno natural y        cultural de la región, así como de la conservación y el uso sustentable de los recursos naturales.

Rescate y difusión de la cultura maya, epigrafía maya, promoción del desarrollo sustentable de la Ruta Maya, fomento del ecoturismo y la arquitectura ecológica y otros temas relacionados con los objetivos de la fundación.

Actividades diversas

1.- Misión:

Lograr a través del desarrollo de la conciencia el desarrollo sustentable.

2.-Visión:

Lograr la plenitud a través del conocimiento racional integrador de los procesos sociales, económicos y ambientales, y la convicción del desarrollo sustentable.

3.- Principios:

a) Ser una fundación abierta a todos los credos, a todas las edades, a ambos sexos.

b) Ser una organización autosustentable, que busque y aplique soluciones a los problemas del desarrollo y el medio ambiente.

c) Hacer del desarrollo sustentable una forma plena de vida.

4.- ¿Cuáles son sus valores?

Uno: el imperativo ético.

5.- ¿Cuál es su filosofía?

La humanidad del futuro tiene el mismo derecho a la vida que la del presente.

6.- ¿Qué ofrece la fundación?

Diferentes medios de desarrollo de la conciencia enfocados al desarrollo sustentable.

7.- ¿Por qué lo ofrece?

Porque es urgente incorporar los distintos actores de la sociedad a la nueva cultura del desarrollo sustentable.

8.- ¿Quiénes más forman parte de este esfuerzo?

Cualquier persona, sin importar sector social o creencia, que tenga intenciones de colaborar en acciones y proyectos a favor del desarrollo sustentable.

9.- ¿Cuáles son las metas?

El equilibrio entre justicia social, desarrollo económico y conservación ambiental.

10.- ¿Cuál es el objetivo?

Canalizar el desarrollo social y económico hacia la conservación y el uso sustentable de los recursos naturales.

11.- ¿Dónde se localiza?

En Cancún-Zona Maya, República Mexicana, Latinoamérica, etc. Es un proceso de red de redes.

Lo importante es inculcar el concepto de red de redes, que consiste en configurar grupos operativos prácticamente independientes que comulguen con los principios, los valores, la filosofía, la misión y la visión del grupo. La fundación base dará asesoría a los grupos que estén interesados. Por ejemplo: pensemos en una organización inicial en Quintana Roo; aquí se formará la primera red integrada por las diversas células que puedan ir surgiendo en Cozumel, Isla Mujeres, Solidaridad, Chetumal, etc. Después se podrá configurar en el Distrito Federal y en algún otro estado o país. La intención es tener un enlace práctico, operativo y funcional con todas las personas y grupos interesados en el tema y dispuestos a colaborar.

Creemos que sólo con una red de redes se logrará abarcar una extensión importante y generar la suficiente «masa crítica» para darle al movimiento un peso específico.

¿Por qué debe ayudar y a quiénes?

La fundación no ayuda, su función es fomentar la autoayuda, la autodeterminación, la propia conciencia. Tan sólo promueve y estimula a que cada cual encuentre su espacio de participación social, a que cada uno de nosotros descubra un nuevo sentido de vida participativa y asuma sus responsabilidades con el medio ambiente y la sociedad, tanto en el mundo presente y con nuestros semejantes, como para las generaciones futuras.

Creemos que el momento histórico de nuestra generación tiene una enorme importancia desde el punto de vista de lo prioritario que es ahora buscar y aplicar soluciones a los problemas de contaminación y conservación del medio ambiente. Aunado a los procesos de globalización y de crisis económicas, sociales y morales, creemos que el positivismo y el escepticismo, por una parte, y el fundamentalismo seudoecologista, por la otra, han minado los valores sociales de corresponsabilidad y solidaridad, y que sólo unidos en un objetivo de bienestar común podremos continuar construyendo una sociedad más justa, más bella, más noble y en armonía con el entorno natural, preparando adecuadamente el terreno para las futuras generaciones.

La fundación nace con un espíritu abierto a cualquier corriente de pensamiento congruente con el imperativo ético de respeto a los demás y los conceptos de desarrollo sustentable. Trataremos de abarcar al mayor público posible y de expandir una cultura de conservación responsable y de desarrollo sustentable. La fundación es una asociación civil sin fines lucrativos, aunque sí persigue su propia sustentabilidad, por lo que cobrará en sus servicios cuotas exclusivamente de recuperación.

Creemos que el cuidado de la biosfera es una responsabilidad compartida, en la que participan las fuerzas políticas, sociales y económicas por igual. Políticos, ecologistas, empresarios, organizaciones no gubernamentales, sindicatos, estudiantes, hombres, mujeres y niños, todo el cuerpo social debe participar en el desarrollo de la conciencia con la finalidad de que cada uno asuma las obligaciones que le corresponden en el esfuerzo del desarrollo sustentable.

Comparte Desarrollo Sustentable

Página Web: http://www.comparte.edu.mx

Email: compartecancun@yahoo.com.mx

Capítulo XL • Soluciones

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 diciembre, 2023

 

 

Los textos que abordan temas importantes relacionados con sistemas sociopolíticos, ecológicos y espirituales suelen estar colmados de críticas de todo tipo, desde las histéricas de los fanáticos, hasta las razonables de personas sinceras e inteligentes, pero casi nunca plantean soluciones realistas, factibles, que le sirvan al lector como referencias de dirección y de sentido para que pueda actuar de acuerdo con su visión del mundo.

Sistemas políticos y sus consecuencias

Las inquietudes del espíritu humano y su evolución lo han llevado a explorar e implantar muy diversos sistemas políticos y sociales, así como diversas religiones y visiones del mundo, y con ellas ha experimentado, a veces por milenios, como en el caso de Egipto con los faraones, a veces por centurias, como en el de la antigua Roma con los emperadores, o por años, como en el de las dictaduras latinoamericanas, africanas, asiáticas, etc., que duran lo mismo que el dictador.

Ya desde los tiempos del maravilloso pueblo griego, luego en el Renacimiento, después en Francia, se manejó el concepto de república y, en la era moderna, el de república democrática o monarquía parlamentaria, cuyo eje central es la libertad del individuo.

Es en estos sistemas en donde se ha logrado imponer la libertad del ser humano, desarrollar con más fuerza sus características creativas y generar y aplicar con más ímpetu y eficacia los derechos humanos. El principal de los cuales es el derecho a la vida, la vida del ser humano presente y futuro, el «derecho a la vida en libertad».

En el mundo actual, con sus enormes errores y deficiencias, los 20 países más desarrollados (a excepción de China), y los 20 de mayor ingreso per cápita (entre los que no está China), son países democráticos cuyos sistemas se basan en la división de poderes (sean republicanos o parlamentarios), salvo quizás alguna monarquía o dictadura petrolera (mientras le dura el petróleo)

Y es que la experiencia histórica demuestra que en los países en donde el poder radica en el pueblo, que lo ejerce en elecciones libres, en donde hay división de poderes, se respetan los derechos humanos y prevalece el estado de derecho, se logra una mejor justicia social y mayores niveles de vida.

Ha quedado demostrado que los sistemas demagógicos impuestos por canallas y perversos que engañan al pueblo, llámese comunismo, mesianismo histórico, populismo, etc., conducen a la pobreza y a la depredación ecológica.

Soluciones globales

Por desgracia, desde el punto de vista del desarrollo sustentable y la protección ecológica, en ningún sistema se ha dado todavía la conciencia necesaria que obligue a actuar al respecto seria y responsablemente.

De todas formas, es en los países desarrollados del primer mundo (Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, etc.) en donde, apenas en el siglo pasado y al principio en forma fanática, nace la conciencia del problema ecológico.

Todavía hoy no ha surgido ningún líder que logre institucionalizar o por lo menos encabezar un movimiento ecológico mundial. Es impresionante la cantidad de textos, documentales, informes científicos que existen en todo el mundo sobre el asunto, por ejemplo, del calentamiento de la Tierra, del hoyo de ozono, de la extinción de especies, de la contaminación de la atmósfera y de los mares, del abatimiento de los niveles del agua en los pozos por sobreexplotación, de la deforestación de las selvas y sus consecuencias, tanto en las lluvias como en el ciclo del oxígeno, de las lluvias ácidas y sus efectos devastadores, etc. Con la información existente sobre cada uno de esos temas se podrían llenar bibliotecas enteras y, sin embargo, es muy poco lo que se hace. ¿Por qué?

La razón es simple: NADIE, ni políticos en primer lugar, ni ciudadanos, queremos pagar en nuestros consumos el precio ecológico de los artículos que consumimos.

Ningún político asume la responsabilidad de incrementar el costo de la vida, permitiendo que el petróleo (como energía no renovable) y la generación de la electricidad (como consumidora de petróleo y contaminante) y el carbón (como generador de energía y contaminante), etc., incluyan el precio ecológico porque nosotros los consumidores preferimos comprar hoy barato que pensar en un futuro que creemos que no nos pertenece. Los políticos saben reaccionar a las demandas de los votantes.

Las soluciones propuestas en las dos grandes reuniones mundiales sobre el tema, la de Río y la de Tokio, no se han podido implementar correctamente por la razón antes mencionada.

Sin embargo, las soluciones globales deben ser analizadas, implementadas y supervisadas por la ONU, que es el organismo multinacional más importante creado por el espíritu humano. Es en ella en donde debe aparecer el gran líder mundial del medio ambiente, es en su seno en donde se debe legislar para los grandes problemas del orbe.

Existe en el mundo un gran problema, que es el de los nacionalismos acendrados, los conceptos de autonomía nacional y fronteras que han justificado los crímenes más grandes de la historia. Hoy con la globalización, los problemas no sólo son locales o nacionales, sino mundiales; el consumo excesivo de carbón de hulla en las repúblicas socialistas, provoca la destrucción de los bosques en Alemania; los aerosoles y el abuso del aire acondicionado en los países desarrollados, produce el hoyo de ozono que nos afecta a todos; el transporte deficiente del petróleo contamina mares nacionales e internacionales, y TODOS contaminamos la atmósfera (unos más que otros). Así pues, todos los ciudadanos del mundo, unidos, deberemos presionar, para que nuestros políticos apoyen en la ONU las mociones de análisis, estudios, conclusiones y legislaciones que rijan en TODAS las naciones del mundo con miras a un bien global, compartido, presente y futuro.

En este libro he hablado ya de la división de los países, según su ingreso per cápita, en primero, tercero y quinto mundos. Como es lógico y fácil de comprender, los problemas para los países de cada una de esas categorías son totalmente diferentes, no sólo en lo económico, sino también en relación con su visión del mundo, en donde tradiciones, costumbres, educación, religiones, etc., difieren por completo.

Soluciones locales

Insistir en que los problemas ecológicos se deben resolver localmente de la misma forma en Suiza, que en Bangladesh, Kenia, Estados Unidos y México es mentira de políticos ignorantes y demagogos.

Es cierto que existen problemas generales, ligados normalmente a las grandes empresas transnacionales y locales, productoras y consumidoras de energía. Por ejemplo, las grandes empresas productoras de electricidad con combustibles fósiles no renovables, o las de producción de energía eléctrica con energía atómica, como también la producción de monóxido de carbono (CO) por las emisiones de los vehículos de motor, principalmente autos y camiones, pueden tener soluciones globales.

Existen tres tipos de soluciones:

  1. Globales. Que deben ser resueltas y legisladas en la ONU.
  2. Locales. Que deben ser resueltas y legisladas en cada estado en congruencia con su propia realidad.
  3. Regionales. Que deben ser analizadas en el marco de una legislación del país con su propia visión regional de la realidad.

Las legislaciones globales, locales y regionales se deben a su propio ámbito y uno engloba a la otra, pero otorga la discrecionalidad de sus propias características.

a) Soluciones globales. Ejemplos:

1. Una planta generadora de electricidad con combustibles fósiles deberá cumplir especificaciones de protección a la atmósfera en todo el mundo, en cualquier país, o región en donde se coloque.

2. Los coches deberán incluir tecnologías anticontaminantes.

3. Las televisiones y computadoras deberán producirse, en cualquier país del mundo, con materiales reciclables.

Estas medidas inevitablemente elevarán los costos de los productos, lo cual afectará la economía de todos los países del primero, tercero y quinto mundos.

b) Soluciones locales. Luego vendrán los conceptos locales y es aquí en donde no es válido pensar que se pueden universalizar las legislaciones, pues eso provocaría una enorme injusticia social. Por ejemplo, no se puede aplicar el mismo criterio ecológico para hacer una carretera en un país de primer mundo, que ya tiene comunicado al 100% de sus poblaciones de más de 50 habitantes, que en un país aún mal comunicado. Tampoco es justo aplicar el mismo criterio ecológico para la producción hidroeléctrica (energía producida por presas en los ríos), en países que ya aprovechan el 90% de sus recursos hidrológicos, que en uno donde sólo se aprovecha el 10% de los mismos.

Se comete una injusticia histórica y social, cuando se trata de imponer en el tercero y el quinto mundos restricciones que en el primer mundo nunca se tuvieron, pues en su momento devastaron sus bosques, contaminaron sus ríos, agotaron sus recursos naturales, su fauna, su  flora, contaminaron y siguen contaminando océanos, mares y la atmósfera que nos afecta a todos.

Por eso las legislaciones locales deben corresponder a las soluciones y problemas locales y buscar interacciones. Por ejemplo, se habla mucho de la devastación de los bosques tropicales, que equivale a la que los países desarrollados perpetraron contra sus bosques, de climas fríos, y que después, ya ricos, rehabilitaron.

Este problema es real y, efectivamente, ante nuestros ojos se están acabando los bosques tropicales de maderas finas y los bosques húmedos en donde existe la mayor biodiversidad del planeta. ¿Por qué?

La razón es la más simple e históricamente conocida: el hambre. Cuando a un ser humano le ponen la disyuntiva de tirar un árbol (o matar un animal) o ver morir de hambre a sus seres queridos, simplemente tumba el árbol (o mata al animal). Así de simple y sencillo; y eso ha sido, es y será por los siglos de los siglos. A menos que se evite.

Solución:

Mucho se ha hablado de los grandes productores de CO₂ (transnacionales o nacionales) que empobrecen la atmósfera de oxígeno, y todos sabemos que los bosques, además de equilibrar el clima, son grandes productores de este elemento vital. La solución, entonces, es que los productores de bióxido de carbono emitan bonos canjeables por oxígeno, y que estos bonos los puedan cobrar los productores de oxígeno.

Si sabemos cuánto CO₂ produce una planta que consume, digamos, carbón, y cuánto oxígeno produce una hectárea de bosque tropical, pues simplemente se puede canjear uno por otro. Por cada litro que consume nuestro automóvil, podríamos pagar, por ejemplo, un centavo como precio ecológico por el oxígeno, con lo cual podríamos empezar a rehabilitar millones de hectáreas devastadas de nuestros bosques en todo el mundo. O podríamos también pagar un centavo por cada kilogramo de papel que consumimos (del baño, periódico, etc.), con lo cual repoblaríamos todos los bosques templados que una mezcla de personas con hambre, políticos corruptos y talamontes ambiciosos han devastado en todo el tercero y el quinto mundos, como lo hicieron en su momento en el primer mundo.

Medidas como éstas se pueden instituir global y localmente, según la diferente capacidad de cada país, y ayudarían mucho a solucionar problemas en todos lados, ya sean globales, locales o regionales. Es cuestión de que todos estemos de acuerdo en que debemos pagar el precio ecológico de nuestro consumo, un precio que nosotros fijemos, y no que vayamos a copiar a otros mundos.

c) Soluciones regionales. Este es el punto focal de cada región, en donde el problema lo tenemos a nuestro lado.

Cada región tiene sus características sociales, económicas y ecológicas propias: las costas son diferentes a los desiertos, los cuales difieren de los bosques; no es lo mismo tirar un árbol en el bosque, que el único que queda en un desierto.

Cada región requiere su propio estudio y análisis, y es aquí en donde radica uno de los principales problemas del tercer mundo, ya no digamos del quinto mundo: simplemente nunca hay recursos para realizar los estudios necesarios.

Además, en el tercer mundo han aparecido grupos ecologistas politizados, que normalmente obedecen a intereses económicos, sociales o políticos, y grupos políticos que los utilizan, que ante la ausencia de estudios REALES, técnicos y con bases científicas, politizan todas las acciones u obras del desarrollo y frenan con una inconsciencia y una demagogia terribles cualquier posibilidad de desarrollo.

La imprecisión de las leyes, la confusión de legislaciones que no corresponden a la realidad, la presencia de políticos corruptos y de fanáticos ecologistas en todo el mundo, producen una mezcla que para el tercer mundo es fatal. No toman en cuenta el factor humano, económico y social de cada país y región. En todo el mundo, esto debería considerarse «traición a la patria», pues condena a la pobreza a miles de ciudadanos y al subdesarrollo, desnutrición y muerte a sus hijos. Yo siempre prefiero la sonrisa de un niño al canto de un pájaro, pero los deseo juntos al mismo tiempo.

Solución:

Es aquí en donde se requiere la solidaridad internacional, pero sobre todo la nacional, para solucionar problemas.

1.-Es imperativo que los organismos internacionales apoyen económicamente a los países del tercero y el quinto mundos con recursos económicos para la realización de estudios ecológicos locales y regionales (sin imponer que sean como los de ellos).

2.-Es imperativo que los políticos del tercer mundo no se roben ese dinero y lo apliquen adecuadamente a los estudios requeridos.

3.-Es imperativo que los gobiernos centrales, estatales y municipales, apliquen recursos con honestidad y certeza técnica y verídica, estableciendo las prioridades nacionales y regionales que se requieran, sin politizarlos.

4. Pero lo más imperativo es que la comunidad, no los grupos fanáticos, o políticos, de cada región, país o mundiales, participen activamente, tomando en cuenta sus intereses particulares y desarrollando una conciencia colectiva de la realidad regional, local y mundial, para dar los pasos necesarios en cada caso, y equilibrar con desarrollo sustentable las medidas que se adopten.

Ejemplos:

1º. Una zona costera. Las zonas costeras tienen áreas de fragilidad ecológica que se deben respetar. La mayoría de las costas en el primer mundo, y ya una gran cantidad en el tercero, han desarrollado durante el siglo pasado, y muchos desde hace varios siglos, «carreteras costeras» que inevitablemente han seccionado los ecosistemas, al desconectar la parte que va del mar a la carretera de la que va del otro lado de la carretera hacia el interior del continente. También debemos tomar en cuenta, por ejemplo, que los ríos llegan al mar y cruzan puentes carreteros, pero llegan con sus cargas de sedimentos y contaminantes, además de que existen corrientes subterráneas que arrastran sustancias tóxicas.

Entonces, las costas se tienen que analizar regionalmente y, de esa manera, de esa manera, ir creando sus propias legislaciones ecológicas, con bases técnicas y científicas.

Pasos del estudio ecológico de una zona costera:

1. Se toma una fotografía aérea para respaldar el estudio actual o se utilizan dos fotografías satelitales.

2. Se dan puntos clave en tierra con sus coordenadas geográficas para poder localizarlos y marcarlos en la fotografía y en los planos.

3. Se zonifica con base en la fotografía marcada para determinar una unidad de gestión ambiental (UGA).

4. Se hace un levantamiento topográfico de cada UGA, para localizar correctamente en la realidad las características supuestas.

5. Con todos estos datos, se procede a realizar un estudio técnico científico de caracterización ambiental, que permite marcar con precisión las zonas que se deben respetar, las frágiles y las susceptibles de desarrollo.

Una vez delimitadas perfectamente estas áreas, se determina con apoyo técnico y científico la capacidad de desarrollo en función del área aprovechable y del menor daño ecológico.

Se marcan los factores compensatorios y de conservación de cada desarrollo.

2º. Legislación con delfines. Como en Estados Unidos existía una legislación que limitaba el nado con delfines, se ha tratado de imitar el concepto en México. Pero en aquel país se corrió una demanda que alegaba: «¿Por qué no se puede nadar con un delfín y sí montar un caballo?, ¿no son ambos mamíferos?» La ley fue modificada, pues estaba profundamente influenciada por tabúes místicos, que diferenciaban calidades en el reino animal.

El humanismo moderno marca con razón que a los seres del reino animal se les debe dar un trato humanista, que es diferente a un trato humano; todos estamos de acuerdo en que a los animales se les debe tratar bien.

Es sabido que muchos animales bien tratados guardan lealtad y afecto hacia sus dueños o entrenadores. Y no sólo eso, el dueño de un caballo o un perro, o el entrenador de un delfín (como todo aquel que nada con ellos), son y siempre han sido grandes defensores de los animales.

Nadar con un delfín es una experiencia importante, pues es un contacto con un animal de gran nobleza, que generalmente se muestra paciente, tranquilo y feliz; está probado que su contacto produce en los humanos una agradable sensación de serenidad, además de que las delfinoterapias ayudan, entre otras cosas, a tratar a pequeños autistas.

¿No se deben tomar en cuenta la satisfacción del cliente, el efecto positivo para la conservación, las divisas que genera a países necesitados de fuentes de trabajo, etcétera?

Si se desea hacer legislaciones correctas, se debe tomar en cuenta LA REALIDAD total, y no hacerlas con sentido político, mala fe o miedos psicológicos.

La idea de que nada se puede hacer es hija del fanatismo; la de que todo se puede es hija del desarrollismo.

La única postura sólida es el desarrollo sustentable, apoyado en la libertad y el libre mercado.

La energía que requiere un país para desarrollarse, las características, las presas para producir electricidad y distritos de riego que produzcan alimentos, las fábricas que produzcan artículos de consumo, los cuartos del hotel que albergan turistas, generan divisas y fuentes de empleo, las líneas de transmisión de energía, los aeropuertos, muelles y puertos que transportan mercancías y personas, las líneas de ferrocarril, etc., no son caprichos o productos innecesarios para un país, sino la base de su desarrollo y bienestar económico; son conceptos que el tercero y el quinto mundos requieren realizar para romper el círculo vicioso de la pobreza y depredación ecológica a la que están sometidos. Obstaculizar el desarrollo es condenar a los pueblos a la pobreza, a la injusticia, a la desnutrición y a la ignorancia.

Cada uno de esos conceptos requiere estudios, pero no con su espíritu tecnocrático, sino profundamente social. Se deberá siempre tomar la alternativa con mayor desarrollo y menor daño social.

De la misma manera, se puede analizar una cuenca de un río, en la cual se piensa realizar una presa o la trayectoria de una carretera, que deberá permitir la conexión de la región ecológica que afecta, o de un oleoducto, como el de Alaska que permitió y respetó las rutas tradicionales de migración de los renos, etcétera.

El presente ensayo no pretende ser un estudio técnico, simplemente plantea que para cada problema existe una solución, y que hoy se tienen las herramientas para hacer estudios veraces de costos y compensaciones ecológicas; y que con las herramientas correctas y tomando en cuenta las realidades socioeconómicas de cada país, se puede alcanzar un desarrollo racional y sustentable en todo el mundo.

No hacerlo es un problema que trasciende lo natural para ubicarse en lo espiritual, en el mundo de valores universales que no marcan la dirección a nuestra conducta colectiva en beneficio de las generaciones futuras.

Conclusiones

He titulado este libro Ecología y espiritualidad porque considero que el problema ecológico es un problema del espíritu.

Nadie en particular puede solucionar un problema que nos corresponde a todos, no existe la posibilidad de avanzar sólidamente en la solución de problemas como el consumo energético, la generación de contaminantes, desechos que no son biodegradables, acumulación de basura, agotamiento de mantos freáticos, contaminación del agua con drenajes, etc., si no es con nuestra propia participación.

Es fundamental exigirles a los países del primer mundo, no sólo en el nivel político, sino en el de ciudadanos, de personas, de ONG honestas y actuantes, de literatura, radio, televisión, cartas, etc., que «se den cuenta». Interpelar a los poderosos y crearles conciencia de que no es un problema ajeno, que es «nuestro problema», de todos.

Es también muy importante comprender lo que hemos repetido en el libro: los problemas del futuro se solucionarán con las tecnologías del futuro.

Ejemplo: Hace apenas 20 años no se veía otra solución para el abasto de energía eléctrica que la producida por la energía atómica; la experiencia de Chernóbil generó una «nueva conciencia» que se canalizó hacia nuevos recursos; hoy parece ser el hidrógeno la solución y el espíritu humano seguirá generando otra y otra. En la libertad, el espíritu humano no tiene límites. Hace 100 años nadie podía imaginar el mundo como es hoy; hemos transformado todo. El siglo XX fue una prueba del horror que podemos generar con guerras y bombas atómicas, pero también de los logros que podemos alcanzar en bienestar, salud, alimentación y derechos humanos; tiramos la bomba, pero creamos la Organización de las Naciones. Unidad; vimos dictaduras de terror sin límites con los países comunistas y fascistas, pero institucionalizamos los derechos humanos.

Si este libro logra despertar en algunas personas un deseo honesto, limpio, de participar en la solución de los problemas de su mundo y de sus hijos; si logra hacer meditar a un solo político del poder que tiene en sus manos de legislar en ecología; si convence a algunos ecologistas fanáticos honestos, que hay y muchos, de participar con una mayor visión global, en la que nos recentremos en lo humano, tomando en cuenta nuestro entorno, como es fundamental, entonces habrá cumplido su objetivo.

En la espiritualidad podremos encontrar el sentido de nuestra vida. El positivismo y el materialismo han ayudado a la humanidad a avanzar, pero no plantean soluciones finales, pues el motor que más nos mueve es la búsqueda del sentido de la vida. Considerar que somos, como quieren los mecanicistas, materia integrada al azar, y por lo tanto que la vida no tiene razón ni sentido, es un error, como lo es el pensar que nos van a salvar extraterrestres o un milagro de Dios.

Dios actúa a través del mundo que ha creado y a través de nosotros. Somos los seres humanos los que hacemos que las cosas pasen, y si queremos que pasen bien debemos acatar el imperativo ético, tan simple y sencillo como reconocer que el otro es como yo, que tiene los mismos derechos y obligaciones, que es, como lo soy yo, fin y no medio y que el otro es también el que me sigue, el que viene detrás de mí; si todos logramos que esa visión espiritual forme parte de nosotros y se manifieste a través de la cultura en hechos concretos, entonces nuestra biosfera estará a salvo y seguirá siendo terreno fértil de nuevas generaciones, que le darán campo al espíritu humano, para que en esta sucesión de aciertos y errores que ha sido la evolución continúe el ESPÍRITU HUMANO avanzando en la dirección de la justicia, la belleza y la verdad.

Notas al calce

Dirección: Acción y efecto de dirigir o dirigirse.

Camino o rumbo que un cuerpo sigue en su movimiento.

Consejo, enseñanza y preceptos con que se encamina uno.

Sentido. Que incluye o explica con sentimiento.

Cada una de las aptitudes que tiene el alma de percibir, por medio de determinados órganos corporales.

Dictadura. Gobierno que, invocando el interés público, se ejerce fuera de las leyes constitutivas de un país.

Monarquía. Estado regido por un monarca.

República. Forma de gobierno representativo en que el poder reside en el pueblo, personificado éste por un jefe supremo llamado presidente. En las repúblicas modernas el poder se divide en tres partes: Poder Legislativo, que legisla y determina leyes (congreso y senado); Poder Ejecutivo, que ejecuta y procura el seguimiento de las mismas; Poder Judicial, que vigila y determina, en su caso, la aplicación de la ley.

Trasnacionales. Que traspasan fronteras, trascienden los límites nacionales.

CO. Monóxido de carbono, contaminante que se desprende de la combustión de energéticos fósiles como el carbón de hulla, el petróleo, etc.

Aerofotografía. Fotografía tomada a una altitud determinada con una cámara específica.

Fotografía satelital. Fotografía tomada con una técnica que permite tener datos asombrosos del suelo, de su vegetación y características y también de algunos elementos del subsuelo.

Georreferenciada. Punto referido a su longitud y latitud (referenciada con los paralelos y meridianos del mundo).

Conciencia. Concepto que involucra “darnos cuenta”.

Pauta comparativa que nos marca lo bueno y lo malo para nosotros, nuestros semejantes, el medio ambiente o nuestras generaciones futuras.

Capítulo XXXIX • El desarrollo de la conciencia

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 septiembre, 2023

 

 

Debemos tener plena conciencia de que el ser humano es básicamente un procesador de energía; que en el avance de las sociedades modernas hacia sistemas más desarrollados, libres y justos se requiere mayor consumo energético; que gracias a los adelantos de la ciencia y la tecnología se han dominado las epidemias, las plagas y muchas enfermedades, ha mejorado la salud y prácticamente se ha duplicado la esperanza de vida respecto a la Edad Media, y que todos estos factores, más el hecho de que hay excedentes de alimentación, ha provocado una tremenda explosión demográfica que ha llevado a la población mundial a crecer de 1000 millones a 6000 millones de personas en 100 años. Esta población consume ahora cerca de 100 veces la energía que la humanidad consumía hace 100 años, puesto que además del crecimiento demográfico, el consumo energético per cápita ha aumentado alarmantemente (debido sobre todo a las revoluciones industriales y tecnológicas de los siglos pasados) y no se sabe cuál pueda ser en los próximos 50 años.

Lo que todos sabemos son cuatro cosas:

1. Las reservas de combustibles fósiles no renovables disminuyen a ritmos nunca antes imaginados y se agotarán casi con seguridad en el presente siglo.

2. Los desperdicios contaminantes crecen exponencialmente en función de las sociedades de consumo, que se siguen desarrollando en todo el mundo.

3.La humanidad todavía no desarrolla tecnologías seguras y económicas para sustituir los energéticos fósiles.

4.Si en las condiciones actuales se llegara a detener el consumo energético, no sólo se pararía el desarrollo, sino que se generaría una enorme pobreza, se limitaría el futuro de la humanidad, habría hambrunas y genocidios por los pocos recursos energéticos que quedarían en el mundo.

No hay la menor duda de que los cuatro jinetes del Apocalipsis recorrerían el universo humano.

Todo esto pareciera un destino inevitable y desolador, pero puede no serlo así. La alternativa real es lograr en este siglo «La revolución de las conciencias», darnos cuenta de que ése es un escenario factible y que fundamentalmente depende de todos y cada uno de nosotros la solución.

Muchos de los ecologistas fanáticos o de los críticos sociales radicales atacan a los sistemas políticos, sociales y económicos, pero NUNCA ofrecen soluciones reales; TODOS sabemos que algo anda mal, pero no sabemos cómo remediarlo.

Mi propuesta es «La revolución de las conciencias»: establecer con absoluta nitidez, en todos los campos sociales (gobierno, empresarios, consumidores) una plena conciencia de la realidad, la condena común de aquellos factores del consumo que nos puedan perjudicar a TODOS.

Pongamos ejemplos concretos:

1.EL AUTOMÓVIL. ¿Cuánto del consumo energético de nuestro automóvil (gasolina, aceite, refacciones, reparaciones, etc.) destinamos a lo indispensable, como desplazarnos para ser productivos socialmente, y cuánto a pasear o divertirnos? ¿Cuánto podríamos economizar planeando nuestros movimientos o usando más vehículos comunes y públicos? No debemos olvidar que un litro de combustible por persona al día equivale a seis millones de toneladas de petróleo diario.

2.ELECTRICIDAD. ¿Cuánta de la electricidad que consumimos en nuestros hogares es indispensable para vivir bien, y cuánta la desperdiciamos irresponsablemente?

3.CONSUMOS DOMÉSTICOS. ¿Cuántos de los productos que consumimos generan desechos que no son biodegradables, cuánta basura generamos innecesariamente, etc.?

Cada actividad de nuestra vida consume energía y genera desperdicios, es una ley de la termodinámica que no tiene salida ni alternativa: la energía produce «trabajo desperdicio», sin posibilidad de que sea distinto.

Entonces, ¿cuál es la solución? La única es damos cuenta y actuar en consecuencia. No se trata sólo de saber que así es y listo, sino también de saber qué hacer y hacerlo.

Es claro que para darse cuenta y actuar en consecuencia el ser humano debe esforzarse y sacrificarse y la única forma de que acepte esas responsabilidades es obteniendo algún beneficio. Se trabaja por la retribución económica que se recibe, para satisfacer las necesidades cotidianas: comida, desplazamiento, vivienda, abrigo, transporte, etc. Entonces, ¿qué podemos hacer?

La única alternativa estriba en «La revolución de las conciencias», porque sólo ella podría conducirnos a la optimización del consumo: la limitación de lo superfluo y la revaloración de la autosatisfacción, la autorrealización y la conciencia de los derechos de los otros, presentes y futuros.

A ninguna de las personas que estamos vivas hoy nos tocará vivir el Apocalipsis que podría significar el agotamiento de los energéticos fósiles (agotamiento que tampoco ocurrirá de la noche a la mañana); el mundo llegará a un pico de consumo energético para el año 2050, quizá el equivalente a mil millones de barriles de petróleo diario (sumando carbones naturales, gas, petróleo, energía atómica, energía hidráulica, eólica, de nitrógeno, etc.). Llegará un momento en que la producción energética de bancos de productos no renovables empezará a declinar INEVITABLEMENTE y eso ocurrirá, con toda seguridad, en este siglo en el tiempo de tres generaciones productivas; si en ese plazo no encontramos los sustitutos seguros y económicos de esa productividad, la pobreza y la desigualdad entre las naciones crecerá dramáticamente, los poderosos serán más poderosos y los débiles más débiles. Ya hoy, los diez países más poderosos de la tierra gastan el 95% de lo que se invierte en investigación tecnológica del mundo; ellos serán los dueños del 95% del conocimiento tecnológico del futuro y de los factores de producción energética basada en la tecnología, que será la única existente.

La humanidad presente no ha querido pagar por ningún motivo el costo ecológico de los factores de producción, ni el costo real de las energías actuales. Después de las juntas de Río, se acordó en el Banco Mundial una aportación del milésimo anual, que se incrementaría cada año hasta llegar a uno por ciento de presupuesto (no del PIB) de las naciones firmantes: ¡nadie cumplió!

La visión egoísta actual de todos nosotros les impide a los políticos tomar las medidas necesarias para conservar energía y cargar los precios ecológicos a los factores de producción, pues eso encarecería la vida en forma inevitable, poco a poco; sin embargo, ésta sería la única manera de preservar la cultura del capitalismo y el consumo basado en la producción de energía y de desechos.

Se requiere que el consumidor acepte pagar el costo REAL de la energía procesada, el costo REAL del tratamiento de los desechos. Es claro que eso significaría una disminución, no de desarrollo, sino de bienestar material, pero también significaría un mayor bienestar espiritual, y esa es una inversión que sólo la conciencia puede hacer.

Se requiere que el fabricante produzca artículos más duraderos y cuyos desechos sean biodegradables; por supuesto que serán más caros, pero durarán más y harán menos daño ecológico.

Pensar que la solución radica en que el ser humano vuelva a la vida natural, no es sino una aberración producto de la ignorancia y el temor; pero establecer pautas enajenadas de consumo energético y producir desechos tóxicos sin límite es igualmente un despropósito, una verdadera locura. En tres generaciones, los países más desarrollados del mundo (que consumen el 70% de la energía y producen el 70% de la riqueza mundial, poseen el capital, la tecnología y son líderes absolutos de la investigación) no van a cambiar a ninguna dirección que no sea la democracia, el libre mercado y las libertades individuales; entonces, la única solución es buscar el cambio dentro del sistema y eso sólo se logra interpretando a la conciencia.

La revolución de las conciencias no consiste en pregonar un cambio de sistema, o en una crítica negativa de lo que le suceda al mundo, sino en modificar paulatinamente los hábitos de consumo con una economía cada vez más consciente del PRECIO ECOLÓGICO de la producción; de la realidad y limitaciones de nuestra biosfera; de las injusticias sociales que significan diferencias abismales en las economías de los diferentes países, donde unos tienen todo y de sobra, mientras otros no tienen nada y todo les falta; de que el mundo de los dictadores primitivos y salvajes debe ir desapareciendo para generar sistemas más justos y equitativos, donde se aprecien tanto el SER como el TENER, donde se valoren la bondad, la verdad y la belleza así como las combinaciones de ellas que producen la justicia, la equidad, la solidaridad, la salud, la educación, el desarrollo personal, etcétera.

En resumen, que el principio del imperativo ético es un camino de inmensa satisfacción, y que regirse por él puede requerir un poco de sacrificio, es cierto, pero también significa paz espiritual y satisfacción moral. La revolución de las conciencias, que no es otra cosa que el reavivar el espíritu común que nos liga a todos los seres humanos, es la única solución pacífica, tranquila, amorosa que podemos encontrar a la crisis ecológica y energética en la que nos estamos metiendo, a una velocidad cada vez más vertiginosa. Somos las generaciones de hoy las que tenemos que iniciar y dimensionar esta revolución; nuestra herramienta tiene que ser el trabajo, el esfuerzo y el sacrificio; el fruto, nuestra satisfacción personal; y el objetivo, el imperativo ético: EL OTRO.

Notas al calce

Conciencia. Darse cuenta, diferenciar.

Establecer la diferencia entre lo bueno y lo malo, lo correcto o lo incorrecto.

Capítulo XXXVIII • Los hijos de la Tierra

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 septiembre, 2023

 

 

Se dice que la cosmovisión más antigua es la de los aborígenes australianos que practican el dreamtime y cuyo origen data de hace 40 000 años. Estamos hablando de los linderos del hombre moderno con el Cro-Magnon. El dreamtime se basó en dos principios:

  1. El ser humano es el sueño de Dios, el universo todo está en la mente de Dios, es pensamiento, es idea.
  2. Ellos no herirían la tierra, sino vivirían de sus frutos en perfecta armonía con ella.

Si entendemos a Hegel con su idea del espíritu, y a Pribram con su concepto holístico del universo, podemos concluir que la concepción de que los humanos somos una idea en la mente de Dios, con todo y ser antiquísima, es, paradójicamente, vanguardista.

El hombre moderno es un transformador de energía. La producción, la distribución y el consumo de esa energía son su razón básica de sobrevivencia. Cuanto más desarrollado está un pueblo, más energía consume. Este consumo es el factor que determina la capacidad de desarrollo y transformación del ser humano en la modernidad. El trabajo es el medio por el que hombre maneja esa energía con todos sus procesos de distribución, comercialización y consumo, que conocemos como «la economía del mundo».

Con la producción y consumo de energía, vienen los desperdicios, desde los humos generados por la combustión de carbón, petróleo, diesel, gasolina, hasta los empaques y envases de plásticos, los desechos tóxicos y radiactivos, etcétera. La humanidad toda seguimos produciendo y consumiendo sin incluir en el precio el costo ecológico.

Existen recursos naturales no renovables, como los combustibles fósiles, pero además hay otros cuyo costo de reposición es incalculable, como el oxígeno de la atmósfera o el ozono de la estratosfera, los arrecifes coralinos destruidos, las aguas contaminadas con productos no biodegradables, por sólo citar unos cuantos ejemplos.

Hoy, los ecologistas de la primera generación no quieren plantas nucleoeléctricas, ni presas para hidroeléctricas, ni plantas termoeléctricas. Sólo aceptan la generación de energía por aire y sol. Sin embargo, estas energías duplicarían los costos de consumo y hundirían a los países subdesarrollados en la más profunda miseria.

Por otro lado, los países industrializados no se deciden a pagar los costos de reposición o sustitución de las inmensas cantidades de energías que se producen, posponiendo el pago del mismo para futuras generaciones, lo cual revela un tremendo egoísmo.

En esa polarización de posiciones, lo que está sucediendo es un desastre ecológico de proporciones incalculables, cuya única solución es el desarrollo sustentable. Encontrar el equilibrio entre ecología y desarrollo es lo que dará sustentabilidad, no a la ecología ni tampoco al desarrollo, sino a nosotros los seres humanos.

Ya sea por egoísmo o por ignorancia, si la humanidad no da el paso de introducir el «costo ecológico» a sus procesos de producción, distribución y consumo, así como al manejo de desperdicios, y si no se controla el crecimiento demográfico, ¿de dónde podrá obtener a la vuelta de unos cuantos años toda la energía que requerirá para sobrevivir, teniendo en cuenta que los combustibles fósiles se están agotando a un ritmo acelerado? ¿Adónde van a ir a parar los millones y millones de toneladas de desperdicios biodegradables, no biodegradables y contaminantes? ¿A qué cambios climatológicos y geográficos nos vamos a enfrentar con el calentamiento del planeta provocado por los gases que producimos?

Todas estas son preguntas que no tienen clara respuesta a la fecha, pero ya todos sabemos que de ellas depende el futuro de la humanidad.

Las generaciones productivas del siglo XX sentaron las bases del desarrollo tecnológico y espiritual para que las tres generaciones que vivirán el siglo XXI decidan entre la extinción, o la sobrevivencia de la especie.Ésta es sin ninguna exageración la perspectiva de las generaciones venideras.

Los riesgos de la extinción se presentan por dos frentes. Uno es que la humanidad tiene arsenales nucleares suficientes para destruir el planeta y con él a todos sus habitantes. El otro es que el agotamiento de los recursos naturales rompa el equilibrio y la humanidad sufra una hecatombe apocalíptica por contaminación y ausencia de recursos, que la arrastre a la extinción total tras una cruel agonía.

También la humanidad puede optar por el desarrollo sustentable, que puede ser más lento, pero también más seguro y estable, y que ofrece la única posibilidad de tener un futuro más bello, más justo y más bueno que el que hemos podido crear hasta hoy.

Existe una guía, una luz para ese objetivo, que es la idea de que el humano es una unidad de todos nosotros. Se manifiesta como el imperativo ético que nos dice que el otro es como yo, yo soy nosotros, el ser humano tiene dignidad infinita, «NINGÚN SER HUMANO PUEDE SER MEDIO, PORQUE TODO SER HUMANO, EN SU DIVINIDAD, ES FIN EN SÍ MISMO».

Capítulo XXXVII • La visión integral: «El centauro»

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 agosto, 2023

 

 

 

Hemos dicho repetidamente que el ser humano es la suma de cuerpo, mente y espíritu, en ese orden; ahora veremos por qué. En el inicio de la vida se generaron organismos unicelulares que se multiplicaron y dominaron la tierra por milenios. Esos organismos «aprendieron» a sobrevivir en condiciones cambiantes, lo cual requiere una experiencia, un conocimiento y, por lo tanto, una memoria. La ciencia moderna ha empezado a hablar de memoria celular, de que las células «recuerdan».

Las células empezaron a agruparse, a especializarse y a crear organismos pluricelulares. Ahora sabemos que los genes no son más que «conocimiento y memoria», paquetes de información orgánica que mediante procesos químicos, eléctricos, etc., conservan la memoria. Al actuar en la multiplicación celular, esta información especializa las células para crear los diversos órganos de los organismos superiores, como en el caso de los animales y del hombre.

Todos ellos, a su vez, se interrelacionan de acuerdo con sus roles de depredadores, rumiantes, vegetales, etc., estableciéndose así el ciclo de la vida. Se interrelacionan guiados por los instintos, procesos emocionales concretos de respuesta condicionada, para lo cual se requiere experiencia y memoria. Es cuando aparece la memoria emocional.

El ser humano continúa en desarrollo y se empieza a interrelacionar física y emocionalmente con su entorno y con sus semejantes. Poco a poco se va dando cuenta de que no sólo es igual a los de su clan o tribu, sino también a los de otras tribus, y que todos son seres como él, con deseos similares, que sufren las mismas inclemencias, que aman y protegen a su familia. Los seres luchan por sobrevivir y se dan cuenta de que si unen esfuerzos se pueden ayudar en vez de destruir. Empieza a surgir la conciencia social, lo que hemos dado en llamar «el espíritu común», y llega un momento en que el hombre, en su transformación de bestia a humano, siente el impulso del imperativo ético, que le hace reconocer al otro como un igual, con los mismos derechos y obligaciones que él. El ser humano vive, se convence y recuerda y es así como va surgiendo la memoria intelectual, la memoria espiritual.

Con el surgimiento de la física cuántica, el hombre descubre que la realidad no es tan comprensible, tan exacta, tan demostrable, ni tan predecible como se creyó durante la «borrachera newtoniana», durante esa euforia cientificista que llevó a Laplace a afirmar que el futuro estaba absolutamente determinado por el pasado, y que una inteligencia infinita que pudiera conocer todas las fuerzas que actúan en el universo en un momento dado, conocería por medio de la ciencia todo el futuro y todo el pasado. Hoy sabemos que eso no es así, que existe otro nivel de realidad que rompe los esquemas tradicionales (por ejemplo, una partícula puede estar en dos lugares al mismo tiempo). Además, al analizar nuestras propias acciones, nos damos cuenta de que incluso en nosotros mismos hay temores, angustias, rencores, envidias, amores, logros, fracasos… emociones y conductas que no comprendemos bien.

No es sino hasta el siglo XX cuando se consolida la idea precisa de inconsciente. Gracias a Freud, ahora sabemos que además de nuestra memoria consciente tenemos una memoria inconsciente que actúa directamente en el campo emocional y que nos lleva a vivir experiencias no totalmente comprendidas por nosotros (depresiones, tristezas, alegrías), ni comprobables por nuestra parte consciente y racional.

Y apenas a finales del siglo XX nos damos cuenta de que nuestro organismo opera con memoria celular, que hay enfermedades y también curaciones a nivel celular, y por lo tanto orgánico, que no comprendemos del todo, pero que día con día confirmamos como una realidad.

También es en el siglo XX cuando surge la idea en Occidente (muy vieja en Oriente) de que el humano es un ser cuya energía obedece reglas, no claramente identificadas, pero que son reales, ya que se conocen desde hace milenios, como las chacras o los siete puntos energéticos del cuerpo. Se sabe que todas las energías del cuerpo están ligadas entre sí por un cordón central cuya prolongación conecta al ser individual con el ser energético total o universal. Estamos, pues, en camino a lo que se llama el universo holístico, que es la forma de ver al ser humano integrado en todo el universo; un universo de energía dinámica y cambiante.

El ser humano integral o el «centauro» es aquel que logra integrar:

                      su memoria física (celular)

                      su memoria emocional (alma)

                      su memoria intelectual (espiritual)

Cuando un ser humano logra alinear en un solo acto

                       lo que desea             cuerpo

                       lo que puede             alma

                       lo que debe               espíritu

es cuando tiene la visión global de cómo él, siendo individual, es a la vez parte de un todo, es el grano de arena que al mismo tiempo es playa, cuando se percata de que la energía que está procesando es la misma que procesa todo el universo, él y todos los demás pueden tener en ese momento lo que Einstein llamó la conciencia cósmica de unidad, la teoría de la realidad unificada. Dentro de esta teoría embona perfectamente el concepto de desarrollo sustentable integral y es lo que nos hemos propuesto difundir y lo que tratamos de expresar en este libro.

Capítulo XXXVI • Errores sociales

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 agosto, 2023

 

 

Tal parece que los humanos poseemos la facultad de no querer aprovechar en nuestra vida la experiencia del pasado. Todos hemos tenido padres que nos quieren o han querido enseñarnos lo que aprendieron, pues no desean que nosotros cometamos los mismos errores. Pero el niño, el adolescente, el joven y el adulto queremos vivir nuestras propias experiencias. Nadie nos puede explicar el amor, el temor, el dolor o la contemplación estética y la meditación. Tenemos que vivirlo para comprenderlo.

Pero negar la memoria histórica nos lleva a olvidar conceptos, historias y experiencias de toda la humanidad. Ésta tiene ya 10 000 años de ser legada por escrito a las futuras generaciones. Desde los tiempos arcaicos de Egipto y Asiría han existido los tiranos, los reyezuelos, los dictadores enfermos y crueles que son espíritus poseídos de un afán de poder. De los más de 240 países del mundo, menos de 150 son dirigidos por dictadores despiadados que no permiten la libertad de sus súbditos, en aras de un poder personal insaciable. Esos países no pueden embonar en una atmósfera más libre y creativa, pues la libertad les significaría perder el poder. En ellos se producen profundos errores históricos y sociales, siendo la devastación humana y ecológica uno de los principales.

Ninguna autoridad del mundo desea reconocer el problema de la basura. Gobierno y pueblo se coluden para no pagar los costos reales de una verdadera disposición ecológica y sustentable de la basura, un problema que generamos todos, y que todos debemos solucionar. Debemos empezar por analizar los productos que la generan, el diseño correcto de los mismos para minimizar el desperdicio y facilitar el reciclado, la separación por subproducto y su logística operativa, etcétera. Si la ciudadanía no está dispuesta al esfuerzo operativo y al sacrificio económico, entonces continuaremos creando montañas contaminantes.

La combustión de gasolina y diésel de los 500 millones de vehículos automotores es uno de los factores más graves de contaminación en el mundo, pues genera el 35% de la contaminación del aire, un enorme porcentaje de la cual se debe a la utilización innecesaria del vehículo, ya que no existe cultura de cooperación. Para trasladarse al trabajo o simplemente para pasear, se genera un consumo excesivo del orden de un 50% que se podría evitar si todos desarrolláramos una conciencia del problema ecológico. La sociedad opera con base en el estatus social, y por ello lo grande y costoso es visto como signo del éxito y de la inteligencia del que lo posee; de esa manera, se diseñan grandes vehículos de transporte personal, que generan mayores consumos de hidrocarburos.

En arquitectura, pareciera que cada vez importan menos las condiciones climáticas del entorno. En verano funciona constantemente el aire acondicionado y en invierno la calefacción, sin que se aprovechen los días favorables, pues prácticamente casas y edificios son sellados al exterior. Hoy sabemos que los sistemas de aire acondicionado son una de las principales causas del hoyo en la capa de ozono.

Prácticamente ningún producto se diseña teniendo en cuenta el desperdicio. Por ejemplo, las computadoras que se desechan por millones son un problema porque no es redituable reciclarlas, ya que se gasta más en mano de obra para desensamblar los componentes y separarlos que en fabricar computadoras nuevas. Lo mismo sucede con una gran cantidad de productos y empaques que, por carecer de planeación ecológica, se convierten en un grave problema de contaminación cuando se desechan.

Hemos dicho en diversas ocasiones que la pobreza es un grave factor de contaminación y depredación. Es prácticamente imposible convencer a un campesino pobre que no mate un animal silvestre para alimentarse. Sólo donde no hay hambre puede establecerse la convivencia. Por ejemplo, en Miami, tanto en el río, al lado de los rascacielos, como en Fisher Island, en su marina, la civilización convive con el manatí; pero en las costas de Quintana Roo, que fueron despobladas por siglos, el manatí prácticamente se extinguió. La razón es que los pocos pobladores que había los cazaban para alimentarse y alimentar a sus perros.

Un enorme error social y económico es tratar igual un desarrollo que cumple con los lineamientos ecológicos que uno que no los cumple. Un desarrollo genera demanda de servicios colaterales, y cuando es bloqueado por «razones ecológicas», la repercusión inmediata es la ausencia de inversiones con el desempleo que ello implica y su secuela de crimen, desorden social y depredación de bienes naturales. Es necesario que las políticas ambientales sepan distinguir con precisión esos conceptos.

El desarrollo sustentable, por abarcar todos los aspectos, requiere criterios de profundo equilibrio y no se debe determinar en forma arbitraria y unilateral, pues ello repercutiría en un deterioro del medio ambiente o del entorno social, lo cual puede tener graves consecuencias para todos.

Debemos evitar que los fanatismos ecológicos y las legislaciones mal estructuradas frenen las posibilidades de desarrollo, en particular en los países del tercer mundo, carentes de recursos económicos y de fuentes de trabajo.

Nunca debemos olvidar que ningún ser humano es medio para lograr algo, pues no se puede sacrificar a los seres humanos de hoy, en aras de una conservación a ultranza.

Eso no es moralmente ético, como tampoco lo es el sacrificar a generaciones futuras por excesos del presente.

Lo social, pues, debe formar parte de la visión globalizadora del desarrollo sustentable y todos deberemos participar para evitar los errores que se pueden cometer en las diferentes direcciones. El equilibrio es la norma y el desarrollo sustentable debe ser la consigna.

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