A veces, la vida nos sorprende con pruebas que parecen imposibles de entender. Nos enfrentamos a momentos difíciles, situaciones que nos duelen y nos dejan confundidos. Es en esos instantes cuando más nos cuesta confiar, cuando sentimos que todo se desmorona y que tal vez no hay un propósito en medio del caos. Aquí ayuda respirar profundo varias veces y tratar de observar sin hacer juicios o análisis, solo dejar que fluya, vivir la experiencia.
Y quiero que sepas que, incluso en esas circunstancias, hay un plan mayor que nuestro entendimiento. Cada prueba, cada dolor, cada dificultad, tienen un significado profundo. Son como semillas que plantamos en nuestro camino, aunque no las veamos crecer en ese momento. Todo lo que nos sucede, por duro que sea, es una oportunidad para aprender, para fortalecernos y para prepararnos para algo mucho mejor que aún está por venir. Y no sé si logre transmitir lo que deseo, pero sé que es así…
Es importante recordar que la vida no nos da nada sin motivo. Todo lo que enfrentamos, por difícil que parezca, nos acerca más a nuestro crecimiento, a nuestra transformación y a nuestra felicidad verdadera. La confianza en ese plan universal es como un refugio en medio de la tormenta. Nos da esperanza, nos llena de valor y nos ayuda a entender que no estamos solos, que cada paso que damos tiene un propósito. Y aquí es importante y un gran ejercicio de valentía poder observarnos y determinar nuestra responsabilidad dentro de lo que nos esta sucediendo.
Como dijo el filósofo Viktor Frankl: “Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio reside nuestra libertad y nuestro poder de elegir.”
Debemos tener fe en que la vida siempre busca nuestro bien, aunque no siempre podamos verlo en el momento. La paciencia y la confianza son nuestras mejores aliadas. Porque al final, cada experiencia dolorosa, cada dificultad, se convierte en un peldaño que nos lleva hacia algo mucho mejor, hacia la felicidad auténtica y la realización plena.
Ponte en silencio, camina descalzo sobre la hierba, conéctate con la tierra y analiza tus emociones, sácale jugo a eso que estás viviendo y siempre vas a encontrar que la enseñanza está dentro de ti.
Confiemos en ese plan universal. Vamos a creer que todo sucede por una razón y que, incluso en los momentos más oscuros, hay una luz que nos guía. Solo así podremos atravesar las tormentas con esperanza, con amor y con la certeza de que lo mejor aún está por venir. Nunca olvides que el miedo es la carencia de fe.
Y recordemos siempre que las circunstancias de la vida, es la vida quien nos las pone, pero el cómo decidamos vivir esas circunstancias, esa sí es nuestra decisión; se llama libre albedrío.
Mi máxima para 2025 ¡ALTO! Empecemos de nuevo.