- Mirada empresarial
Inna German Gómez
Empresaria
@Innagg
En realidad, las personas morales no envejecen; son atemporales e insustanciales. Los que envejecen son los fundadores, los equipos de trabajo… las personas que conforman y sustentan a las empresas.
Es difícil para nosotros, como humanos, aceptar los cambios que suceden en nuestro cuerpo debido al paso del tiempo; aunque evidentemente hemos logrado ampliar la esperanza de vida, en 1930 era de 35 años, ahora en 2019 es de 75 años , prácticamente hemos duplicado nuestra vida promedio, y seguimos luchando por vernos más jóvenes. Lo malo de esta lucha, es que nos enfocamos principalmente en el tema estético: operaciones, fármacos, vitaminas y algunos optan por ejercitarse más.
¿Pero qué pasa con nuestras capacidades de dirección, de decisión, de organización? En las empresas, cuando los fundadores empiezan a envejecer, algunas de estas capacidades cambian. En general no estamos poniendo mucha atención al seguimiento de estas habilidades o capacidades. La situación de la figura de autoridad y la falta de cuestionamiento a esas figuras, llámese jefe, padre, director etc., no permite una evaluación objetiva de la situación. Sé que varios me dirán que la experiencia es importante, y claro que lo es, pero ¿Es suficiente para compensar la plasticidad cerebral al momento de una toma de decisión? La verdad es que busqué si existían estudios sobre el tema, y no encontré ninguno que ligara específicamente esta situación con los ambientes laborales.
A medida que los fundadores o directores de empresa envejecen, se deben crear protocolos para evaluar el desempeño de su fundador. Esto principalmente pasa en los negocios familiares, no importando el tamaño; hemos visto a varias pasar por situaciones difíciles cuando el padre fundador transita hacia un desempeño inadecuado debido a la edad. Si existen pláticas previas entre los familiares o dentro del consejo de administración, será más fácil definir espacios para apoyar los cambios, pero sobre todo aprovechando la gran experiencia acumulada.
Lamentablemente envejecer es un tema tabú en nuestra sociedad, los ancianos se vuelven transparentes a los ojos de los demás y se lucha por ocultar el tema de la edad a toda costa; esto en sí mismo genera una increíble cantidad de estrés a los empresarios, lo que puede agravar problemas de salud subyacentes. Al final nadie se beneficia de esta situación. Debemos regresar a promover las figuras que existían en algunas culturas, como los consejos de ancianos, maestros, mentores. En lugar de desvalorizar la vejez, si aprendemos a apreciarla y apoyar de manera correcta a nuestros mayores, tendremos sociedades más justas y mejor orientadas. Recuerden que todos, absolutamente todos, seremos viejos en un par de años.
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