Detrás de la puerta de un consejo directivo

por

Mirada empresarial

Inna German Gómez

Empresaria

@Innagg

Esta pandemia me ha enseñado mucho en mi papel de empresaria; he tenido la suerte de platicar y observar el comportamiento de diferentes empresarios, tanto pequeños como enormes. Sin embargo, debo decir que hubo comportamientos similares sin importar el número de trabajadores o el monto de los ingresos. Los describo con un poco de ironía, porque he aprendido que reírme de mi misma es la mejor forma de sobrellevar las tragedias. Espero se identifiquen con alguno.
Análisis financiero: todos pedimos el flujo, proyecciones, saldos, previsiones, etcétera. Mentira el que les diga que los revisaba así de minucioso mes con mes.
Descripción de puestos y análisis de la nómina: – “¿A quien se le ocurrió abrir un puesto de Asesoría Política Trascendental Ambiental?, ¿Qué hace ese departamento?” – Pero, licenciado, si usted lo pidió.
Dependiendo del tamaño de la empresa, convocar a junta emergente con el consejo, con los gerentes, con los operativos, con el contador, con el asesor, con el abogado. ¿Y cómo funciona esta $#% del Zoom, Google Meet, Telmex videoconferencia o Microsoft Netmeeting? ¿Dónde tengo que apretar para apagar el micrófono? ¿Cómo comparto pantalla?
Ahora sí aprendimos cómo usar el Dropbox, el Google drive, CrossLoop, Yuuguu, Mioko, TeamSpeak, Microsof sharedview, entre otros. Y muchos de nosotros aceptamos en nuestro fuero interno y por lo obscurito, que debimos invitar más seguido a nuestra oficina a los chamacos de sistemas.
Algunos, apretamos las mandíbulas ante la falta de previsión del gobierno, nos enojamos mucho ante las críticas a nuestro sector. Otros dejamos de dormir, pero apilando libros en nuestras mesas de noche para entender la crisis: “La gran mentira de la economía”, Gonzalo Bernardos. “Antifrágil”, Nassim Nicholas Taleb. O excelentes novelas, “Salvar el fuego”, Guillermo Arriaga. Y hasta cuentos chistosos como “Maldito karma”, David Safier.

Entramos en pánico, pero después de esta incesante actividad previa, logramos tomar decisiones realistas con los escenarios, programamos y proyectamos. Empezamos a trabajar en el hoy, construyendo con velocidad constante y energía el mañana.
Ciertamente los emprendedores/empresarios estamos hechos de un material especial; podría decir que somos adaptables como la plastilina… pensándolo bien, no es tan buena metáfora, porque el calor la deforma. Tal vez en realidad actuamos como la masa que al hornearse logra deliciosos pasteles. Sí, definitivamente es mucho más certera esta última comparación.

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