Mientras que 90 por ciento de los mexicanos sabe la fecha en que se celebra el Día de la Madre, solo 10 por ciento sabe cuándo se conmemora el Día del Padre, aunque por lo general la mayoría ubica solo el mes en que se festeja, ya que no tiene una fecha fija.
Y es así como cada tercer domingo de junio celebramos a ese hombre que nos ha enseñado la importancia de preguntar con su frase: ‘’No sé, pregúntale a tu mamá’’, además de mostrarnos que nada en esta vida es gratis, por ejemplo cuando dice: “Te presto el coche pero tú le pones gasolina”, o qué tal ese regaño que tanto nos hace enojar: “Cuando tengas tu casa haces lo que quieras”.
Pero a pesar de todo, para muchos la primera palabra que aprendieron a decir fue “papá”, ya que es esa persona –en la mayoría de los casos– la que siempre querrá lo mejor para nosotros, por lo que indudablemente merece su festejo en grande, pero lo cierto es que casi siempre se nos olvida.
¿Y qué tiene de especial el Día del Padre? Nada, pues ni siquiera cuenta con una fecha fija. En todo México y algunos países de Latinoamérica el Día de las Madres es el 10 de mayo, cuando todo se paraliza, no haces planes, no das un respiro de más si no tienes que hacerlo, es el Día de las Madres y ellas son lo más sagrado.
El Día del Padre, en cambio, se celebra el tercer domingo de junio y los progenitores pueden estar felices si sus hijos al menos se acuerdan de la fecha, porque lo más probable es que se les olvide y hagan planes con sus amigos o se vayan solos al cine porque sus amigos sí se acordaron que era el día para festejar a sus papás.
Pobres papás, además de tener que cambiarnos los pañales, pagar nuestra educación y aguantarnos durante la ‘edad de la punzada’, la mayoría de las veces reciben regalos bastante gachos y no los celebran de la misma manera que a las mamás; no se suspenden clases ni se hacen grandes reflexiones, como se hace el Día de las Madres.
En la escuela por lo general no hay un festival del Día del Padre, al menos no en la fecha marcada para su celebración, por ser esta en domingo, día en que ninguna escuela de educación pública o privada trabaja, y son pocas las que destinan un día entre semana para festejar al “rey del hogar”, aunque claro, no será una fiesta ni remotamente parecida a la que hacen para las mamitas.
Otra situación problemática con esta celebración tiene que ver también con que el padre muchas veces provee el único ingreso económico familiar y prefiere no festejarse a sí mismo para no gastar.
Sumémosle a eso que en ningún lado hay promociones, en cambio cuando se trata de celebrar a las madres hasta Uber regala viajes para que vayas a consentirla, los restaurantes bajan el costo de sus menús si llevas a tu mamá a comer y las tiendas departamentales ofrecen precios de remate en la ropa de mujer. ¿Y las promociones del Día del Padre? La única promoción que necesitarías sería la de la cerveza, pero ni eso.
Y si hablamos en el ámbito Godínez, las oficinas se paran unas horas el 10 de mayo para que las madres tengan su convivio. Hay comida, música y todas la pasan bien. ¡Y hay rifa de regalos! Nadie se va con las manos vacías y eso es motivo de pláticas en los pasillos toda la semana. En contraparte, los papás dan gracias si es que el jefe se acordó que era su día… y de que tiene hijos, pero lo más probable es que no suceda.
Y como ya lo dijimos varias veces, mayo es el mes de las madres y junio… ¡también! Sobre todo porque las madres solteras toman por asalto la celebración del Día del Padre argumentando que son padres y madres al mismo tiempo, no pueden dejar pasar la oportunidad de decirle a todo el mundo lo maravillosas madres que son al cuidar a sus hijos ellas solas, sin un padre que no se hizo responsable, por lo que ellas tuvieron que ocupar también ese papel.
El Día del Padre es una de las celebraciones que queda en segundo plano, cuando debería de ser igual de importante que todas las demás.
Consentir a los papás no debe de ser algo que los endeude toda la vida, simplemente con un día que lo dejen ser, que no tenga que darle dinero a nadie, que no deba resolver problemas que no le conciernen o que pueda ver el futbol a gusto, tal vez eso lo haga feliz, y, bueno, un abrazo y un “te quiero, papá” nunca estará de más. ¡Felicidades papacitos!