El intento de asesinato en contra del expresidente Donald Trump el mes pasado en un suburbio de Pensilvania reconfirma el nivel de polarización y violencia política que en la última década se ha acrecentado de manera preocupante en los Estados Unidos. La serie de incidentes y muestras públicas de antagonismo político llegó a la cúspide en enero del 2021 con el asalto al Capitolio por un grupo de seguidores de Trump que violentó la máxima tribuna de la nación de una manera estrepitosa y, que insisto, secundaba el extremo de la división política que existe en ambos lados del espectro político.
Entre el incidente en el Capitolio y el atentado a Trump, hemos tenido ataques frecuentes en contra de luminarias políticas, intentos de secuestro y sobre todo violencia verbal en redes sociales; la polarización ha llegado a niveles muy peligrosos y esto preocupa, sobre todo de cara a la elección del 5 de noviembre.
La ciudadanía sigue esperando respuestas sobre el modus operandi del asesino, de las fallas del Servicio Secreto y las consecuencias políticas que tendrá esa foto que se hizo viral de Trump alzando la mano derecha ensangrentado y llamando a sus seguidores “a seguir luchando.” Soy de los que piensa que es fundamental analizar bien varios factores del momento político y no apelar a un análisis simplón y veraz, y en este caso concreto, creo firmemente que el incidente en contra de Trump lo acerca cada vez más hacia la Casa Blanca.
La convención del partido republicano confirmó que el partido le pertenece a Donald Trump. Atrás quedaron los tiempos del “establishment de Reagan de los republicanos”; hoy, el movimiento “MAGA” (Make America Great Again) es el que habrá de llevar a Trump a la Casa Blanca y el que ganará espacios para el Congreso, gubernaturas y alcaldías. Es justamente por este hecho que Trump escogió como compañero de fórmula al senador JD Vance -político de 39 anos- quien no sólo se perfila como el siguiente vicepresidente, sino que se convierte en el próximo heredero del movimiento MAGA y quien tomaría las riendas del gobierno en caso de que algo le sucediera a Trump. JD Vance será un VP con poder, que logrará inyectar energía a la campana y a un eventual gobierno, pero eso sí, de la mano de una agenda populista y proteccionista, una política exterior nacionalista y una visión muy anti-inmigrante y muy vocal de una política de seguridad muy dura con nuestro país.
Del lado demócrata vienen también semanas muy intensas, tras la declinación de Joe Biden y su apoyo a Kamala Harris.
En conclusión, el estado de la política estadounidense es frágil y de grandes interrogantes, pero creo firmemente que la solidez de sus instituciones logre llevar por buen camino a la República.
La realidad es que a México le conviene un vecino fuerte y saludable, pero de antemano auguro complejidad para el gobierno entrante de Claudia Sheinbaum; sin embargo, veo con muy buenos ojos la conformación de un gran equipo al frente de la relación comercial y política más importante que tenemos.
- Reporte Washington
- CEO de Global Nexus
- Analista y Consultor Internacional
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