Basta observarse y ser valiente para reconocerse y trasformar esos pensamientos que nos limitan nuestro crecimiento.
En el tema del desarrollo humano, los pensamientos limitantes son una parte importante de lo que se debe trabajar para poder desarrollar todo el potencial de tu ser. Observa tus pensamientos y dime cuántas veces te han venido a la mente cosas como: “No me siento atractivo”, “No me considero apto para ese ascenso o puesto que me ofrecen”, “No tengo la inteligencia necesaria”, “Es cuestión de suerte”, “Es complicado y difícil”. Si hay algo parecido en tu forma de pensar, podrías estar lidiando con creencias limitantes que están obstaculizando tu camino hacia tu propio éxito.
¿Qué son las creencias limitantes?
Esos pensamientos que has observado tienen un impacto muy fuerte en el desarrollo de tus potencialidades. Las creencias limitantes son básicamente esos pensamientos que tenemos y que, por circunstancias y parte de nuestra historia, entraron en nuestra mente y ahora nos están afectando, quizás sin darnos cuenta, porque provienen del subconsciente. Lo importante es que entiendas que esas creencias negativas sobre ti mismo tienen un gran impacto en tu actuar y en tu toma de decisiones, y eso limita tu desarrollo y crecimiento en todos los ámbitos, incluso en lo energético, que al final es lo que crea y atrae lo que sucede en tu vida.
¿Cómo cambiar las creencias limitantes?
Observándote, siendo valiente para verte y darte cuenta de esos pensamientos y de lo que provocan en ti. No es fácil; es cuestión de disciplina, de despertar y tener en el radar permanentemente que estás en modo observador. Con ello, te darás cuenta primero de cómo te expresas de ti mismo, de cómo son tus expresiones, si están en modo queja o en modo limitante. Escribe cómo te sientes; eso lo hace más fácil para observar. Escribe quién eres y date cuenta de la impresión que tienes de ti mismo. Escribe tu historia y observa los momentos de aprendizaje y los momentos difíciles. Una vez que tengamos esa información, haremos los ajustes. Puede sonar raro, pero despertar y lavarte los dientes con la mano diferente a la que comúnmente utilizas ya abre una forma nueva de hacer las cosas y mantiene tu cerebro a la expectativa. La idea es seguir siendo observadores, pero hacer cosas diferentes para obtener resultados diferentes.
Trata de ser más flexible: Cuanto más rígidas son nuestras creencias, menos adaptables somos al entorno y a las circunstancias que nos rodean. Una forma de medir esta rigidez es darnos cuenta del número de conflictos que tenemos en nuestra vida y del esfuerzo que nos supone afrontar ciertas relaciones y circunstancias.
Imagina que alcanzas lo que deseas: Fantasea viéndote a ti mismo consiguiendo aquello que quieres y recréate en ello. Siente las sensaciones de bienestar que esto te genera.
Detecta para qué te servía actuar así: Cuando por fin veas lo poco que te ayudan tus creencias y te des cuenta de lo mucho que te limitan, irás dejándolas atrás poco a poco y las sustituirás por ideas más realistas, esperanzadoras y positivas.