Cuarto de huéspedes
Rubén Olmos Rodríguez*Socio Director de Global Nexus, LLC, Washington, DC
Twitter: @rubenolmosr
El impacto del Covid-19 en la industria de viajes y turismo a nivel global ha sido brutal. Los coletazos de la pandemia han provocado una severa crisis económica en muchos países -como México- que dependen de manera importante de los ingresos que genera esta industria. El Foro Económico Mundial estima que el turismo es responsable de producir el 10% del PIB global y que los efectos de la crisis pudieran dejar a más de 50 millones de personas desempleadas, ya que se prevé una caída de entre 70%-80% de todas las actividades relacionadas al sector.
Al hacer una revisión de la lenta reapertura económica que se empieza a gestar en muchos rincones del mundo, notamos que el turismo doméstico -que en países de la OCDE representa el 75% del mercado- será el primero en retornar. Y es que después de tantos meses de encierro, las familias empezaron a viajar al interior de sus países y con ello se empezaron a recuperar algunos de los empleos perdidos.
El impacto de la crisis se ha resentido en todo el ecosistema del sector, desde las grandes líneas navieras, aerolíneas, OTA’s, y demás hasta el pequeño proveedor de un hotel. Ante la incertidumbre que conlleva una tardía reactivación de la economía global, un eventual rebrote o la llegada tardía de la vacuna, es fundamental procurar desde ya un esfuerzo multifacético entre los sectores privado y público para el relanzamiento de la industria.
¿Qué sigue? Se ha hablado mucho de algunos consensos a los que han llegado diferentes organismos multilaterales en conversaciones con gobiernos y expertos para contar una reapertura segura y ordenada:
a) Levantar las restricciones de viajes entre países y buscar que tanto la banca, así como los gobiernos den facilidades a los empresarios para mejorar su liquidez. En este segundo punto el Gobierno de México le ha fallado a su empresariado, las amables solicitudes del Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET) han sido ignoradas.
b) Recuperar la confianza del viajero a través de buscar los mejores protocolos de seguridad e higiene para los destinos y toda su cadena de suministros. Es fundamental comunicar lo que se está haciendo y aprovechar la tecnología que hoy utiliza el viajero a través de apps y demás.
c) Preparar planes de recuperación económica para reconstruir los destinos. Es fundamental fomentar la innovación y la inversión para mejorar y adaptar las instalaciones que usan los turistas -aeropuertos, bares, centros de convenciones- ante la nueva coyuntura de distanciamiento social.
En conclusión, es momento de repensar el futuro de la industria a nivel global. Las medidas que hoy adoptemos configurarán el futuro del turismo. Es fundamental que los gobiernos, sobre todo el federal, analicen de manera clara las implicaciones a largo plazo que dejará esta primera ola de Covid-19 y la probabilidad, insisto, de una segunda ronda de contagios. Esta crisis es una oportunidad para repensar el turismo del futuro.