Por José Luis Gálvez Gómez *
Ya no sabemos qué es lo que pasa en la mente de los mexicanos; parece que la indiferencia se ha apoderado de nosotros. A diario vemos desapariciones de jovencitas y mujeres, asaltos y secuestros en las calles, masacres y balaceras entre bandas delincuenciales o contra el Ejército y la Guardia Nacional. Un estudio reciente arrojó que el 81% del territorio mexicano, o sea, casi todo el país, está en manos del crimen organizado.
Tristes imágenes circulan por doquier de hospitales en malas condiciones de infraestructura, con pacientes amontonados sin recibir una adecuada atención médica, que no les surten sus medicamentos o personas que pierden la vida a falta de lo mismo. Se creó el Instituto de Salud para el Bienestar, el famoso INSABI, pero fracasó.
En las escuelas públicas un día tienen clases, al otro día no y al siguiente tampoco. Están modificando los planes y contenidos de estudio, dándole más prioridad a la ideología comunista que al conocimiento científico. Expertos matemáticos catalogan de terrible e irreparable para millones de niños y para el futuro de nuestra sociedad mexicana el déficit educativo contenido en la Nueva Familia de Libros de Texto Gratuitos elaborados por la SEP, donde casi desaparece el estudio básico de las matemáticas. En 2019 los libros dedicaban 210 páginas a esta materia, ahora sólo se le dedicaron 11.
Se dice que con el fortalecimiento de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad estamos recuperando nuestra soberanía energética, pero ambas empresas siguen siendo deficientes. En el norte del país, debido a las altas temperaturas, han habido severos apagones que están generando descontento social, pero nuestro gobierno minimiza el problema; sólo falta que digan que también el sol es neoliberal, conservador o adversario del gobierno, tal y como calificaron a los productores del campo que se manifestaron en el norte del país por reclamar precios de garantía por sus cosechas.
Nuestros gobernantes no quieren que hablemos de estos problemas, sólo quieren que hablemos de elecciones; los ilegales precandidatos ya andan por todo el país muy sonrientes como si nada pasara, buscando emocionar a la gente para ganar sus simpatías.
¿Qué importa que las iglesias repiquen sus campanas por tanta violencia, qué importa que lloren las familias a sus muertos o desaparecidos, qué importa si no nos alcanza el dinero para vivir, qué importa si se acaba el agua, qué importa si este país se cae a pedazos? Lo único que importa, es que nos emocionemos por la continuidad. ¿Continuidad?
*Politólogo y presidente de Suma Política y Tecnología A.C.