La hipocresía colectiva

por NellyG

 

 

Es difícil hacer comentarios o señalamientos sobre algo como la seguridad, porque gran parte de esos son percepciones; sin embargo, mi vocación numérica me ha enseñado que los números son eso:  números. No hay ideologías, no hay partidos, sólo una cruda realidad de cifras que hablan por sí mismas. Registros y porcentajes de eficiencia, casos resueltos contra no resueltos.  Armas aseguradas, decomisos… cientos de cifras que cuentan la realidad. 

Sólo pondré aquí una cifra que obtuve del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNDPDNO): al 21 de marzo del 2025 el número de personas desaparecidas en México era de 125,232 esto representa un aumento de 7,708 más con respecto al mismo periodo de 2024. Ahora, me preocupa también cifras como un aumento de 63.6% de desapariciones en el grupo de edad de 15 a 19 años. Pero ahí no acaba todo; en el diario El país, Almudena Barragán informa que hay 70,000 cuerpos sin identificar en morgues mexicanas. Sólo para que tengan un comparativo: en 2022 durante la guerra Ucrania-Rusia murieron 8,000 civiles, como dicen por ahí: “La historia se cuenta sola”.

Ahora quisiera reflexionar en función a lo que como sociedad estamos haciendo. Por ejemplo, todos sabemos que hay antros donde se vende droga, alcohol adulterado, los vecinos han denunciado actos violentos, también se hace patente que hay tráfico sexual dentro del lugar. Y de ahí viene la gran hipocresía colectiva: ¿Por qué vamos? Si sabemos que todo eso pasa y existe la ley de oferta y demanda, si no hubiera demanda de esos lugares: no existirían.   Enrique Serna en su libro de recopilación ‘Giros Negros’ habla sobre los antros (en su connotación del lenguaje de hace unos años, donde se denotaba por ese nombre a los negocios de giros negros, no como ahora a cualquier lugar tipo discoteca) haciendo una crítica muy inteligente sobre la necesidad de la sociedad de desahogar lo que llamaremos ‘bajos’ instintos. No me voy tan lejos, nuestra sociedad está hecha para generar adicciones o dependencias; cualquier empresario quiere crear una necesidad sobre su producto. Lugares socialmente correctos como las ahora de moda ‘salas de despecho’ en donde todo está elaborado para que consumas más y más alcohol, nuestros jóvenes reciben esa información, ‘si puedes pagar una botella cara te doy una ‘buena mesa’ y los adultos seguimos la misma tendencia, botellas corren y botellas van.  Luego ya con varias copas de más se nos ocurren las ‘buenas’ ideas, vamos a otro lugar, los ‘after’ que los hay también de todos los códigos postales.  Pero en realidad sólo cambia el escenario y el precio, se venden los mismos productos en uno que otro. 

Nosotros como sociedad tenemos el control, pero nunca lo ejercemos, nunca logramos cerrar un negocio que sabemos tiene prácticas e impactos negativos en nuestra comunidad.   

Ahí les dejo de tarea la reflexión; claro, antes de pedir otra botella.