- Mirada empresarial
- Inna German Gómez
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El lenguaje es un reflejo de nuestra evolución como humanidad, hay varios estudios antropológicos y lingüísticos de los cambios que ha tenido nuestra forma de expresarnos en el tiempo. Incluso hay diferencias en el uso de las palabras entre generaciones.
La Real Academia Española de la Lengua (RAE) es el organismo que compila las palabras y textos del español para actualizar el diccionario y revisar significados. Digamos que es una especie de regulador; transcribo aquí algunas de las cosas que pueden encontrar en su página web:
“Un corpus es un conjunto de (fragmentos de) textos, orales o escritos, producidos en condiciones naturales, seleccionados de modo que resulten conjuntamente representativos de una lengua o una variedad lingüística, en su totalidad o en alguno(s) de sus componentes, que se almacenan en formato electrónico y se codifican con la intención de que puedan ser analizados científicamente.”
El CORPES es un corpus textual diseñado con la intención de que, al consultarlo, se puedan analizar fenómenos y elementos lingüísticos en el español de España y de América. Sus textos han sido producidos durante el siglo XXI. En su web (https://www.rae.es/) hay 25 millones de formas (palabras).
Soy apasionada del lenguaje, por eso es que tengo esos datos curiosos que pocos nos detenemos a pensar cuando hablamos. Por ejemplo, palabras como RANDOM, existen en el CORPES pero no el diccionario. Hay cientos de palabras que se han incorporado al diccionario español que no existían en un inicio y también muchas quedaron en desuso. Por ejemplo, ¿quién dice ahora en una conversación “pero qué buen mocetón es ese muchacho”? o que la palabra ‘audiolibro’ entró al diccionario hasta 2017.
Pensando en la evolución del lenguaje y el amplio debate con el uso de los pronombres, era importante hacerles esta introducción.
Los pronombres El y Ella dictan el género en la conversación. El pronombre Ellos en principio se refería a un conjunto de personas de hombres y mujeres, ya que Ellas sólo se refería a mujeres. Precisamente esto es un gran punto, el español es un lenguaje en donde se establece el género masculino como predominante en la conversación. Se ha empezado a platicar incluyendo frases como “los niños y las niñas”, mencionando ambos sexos. Pero aquí viene la nueva evolución: hay personas que no se identifican con ningún género. Es decir, aunque genéticamente sean hombres o mujeres, elles (no es error ortográfico) no se sienten parte de la definición o la conceptualización que como sociedad tenemos del género. Yo no tengo ningún problema en referirme con el pronombre “ELLE” (o será “ELE”) a quien me lo solicite. Estoy segura que esto crea múltiples confusiones al hablar y orgánicamente iremos acomodando el lenguaje como lo hicimos con la introducción de los términos digitales, pero no estoy de acuerdo en forzar el tema.
Hablemos como nos sintamos cómodos, los que no se identifiquen con un pronombre en específico, pidan amablemente que no se refieran a ustedes en función de género. Pero no esperemos que el lenguaje cambie en un par de meses y que se pongan en el diccionario ipsofacto. Respetar tiene dos vías.
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