Los males del pueblo

por NellyG

 

 

Están pasando tantas cosas negativas en nuestro país últimamente; tantas, que tengo metido el miedo en el cuerpo, como dicen por ahí. Secretarios de seguridad que resultan ser capos del narcotráfico, cancelación de visas, listas de cuentas en Panamá, desmantelamiento de varias instituciones, reformas legales regresivas, contratos millonarios en donde no se entrega el producto. Todos estos temas son sumamente mediáticos, pero muy dolorosos para mi ego de mexicana. Lo malo es que angustiosamente toda la sociedad está como el chinito: “milando”. ¿Dónde están los activistas sociales?, ¿Las asociaciones civiles empresariales?, ¿Hasta la de derechos humanos?…. Me preocupa que no hay voces, o estas son pocas.

Tenemos todo el cambio en el sistema judicial del país, varios expertos en el tema han expresado duda de su funcionamiento. A mí me apura que se genere una justicia ‘alternativa’ si el Estado no puede cumplir con sus funciones como proveedor de justicia asertivamente, seremos humanos y va a aplicar la ley de la oferta y la demanda. ¿A dónde nos va a llevar eso como país?

En el tema de la falta de atención médica, nuevamente, el Estado ha demostrado su incapacidad para proveer un sistema de calidad y ahora las cadenas farmacéuticas con sus consultorios están entrando al quite; hay muchos puntos de vista e ideas sobre esta situación. Pero la realidad es que no existe una buena atención médica; conozco varios casos, y si preguntamos, seguro que podemos hacer un libro de miles de páginas.

En la película “V de Vendetta” se menciona una frase: “El pueblo no debería de temer  a sus gobernantes, son los gobernantes los que deberían de temer al pueblo”. No sé quien dijo esa frase en realidad, pero al oírla en el guión de la película me pareció que expresaba claramente mis sentimientos y el de muchos, porque no solo yo me siento así, ¿Verdad?. Sin embargo, a pesar de que colectivamente sabemos sobre la capacidad de nuestro voto, de la organización civil, de las miles de anécdotas, fábulas y películas sobre la fuerza de un pueblo, la realidad dista mucho de ese concepto. Nuestra capacidad de unión se ve mermada por la pertenencia (o la sensación) a grupos políticos, religiosos o simplemente por falta de educación. Si dejáramos de lado las diferencias circunstanciales que vivimos podríamos enfocarnos en lo realmente importante: tener un Estado que haga su trabajo eficientemente, regulando lo que sí debe regular (sin mordidas), proveyendo un sistema de justicia efectivo y objetivo, sistemas de salud, transporte, energía… y bueno, la lista puede seguir.  

Pero el principal mal de un pueblo es exactamente eso, ser pueblo, creer con optimismo que todo mejorará, creer que, si elegimos bien, que no nos equivocamos, que seguro llegará el rayo divino que nos salve. Pero la verdad ya me cansé un poco de esperarlo.

Inna German Gómez
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