(Primera de tres partes)
“El carguero de TAMSA (Transportes Aéreos Mexicanos, S.A.), un viejo C-47, descendía hacia el aeropuerto de Cozumel, precisamente sobre el área de la pequeña caleta de Xcaret, a la vista del lado derecho del avión y de las playas del hoy Playacar, que fundé 20 años después, del lado izquierdo. Mi fascinación con la belleza del mar que vi me llevó a preguntarle a mi padre, a quien acompañaba durante mis vacaciones de Semana Santa, en mi quinto año de primaria, en esa primavera de 1959: ´¿Por qué vivimos en la parte “fea” de la península?… ¿Por qué estás construyendo tu casa de verano en Chicxulub en vez de en estas increíblemente bellas playas?´…
“Aterrizamos. Nos esperaba el único vehículo en Cozumel, un Jeepster rojo de don Aurelio Joaquín, con cuya familia se había asociado mi abuelo, Fernando Barbachano Peón, pionero del turismo, y con quienes trabajaba mi padre en la habilitación del hotel Playa, que hoy alberga al Museo de la Isla. Mi familia ya tenía en construcción el hotel Caribe Isleño, en un inmueble que por décadas sirvió de bodega a la cooperativa de chicleros local, en la avenida Rafael E. Melgar No. 27, y que fue inaugurado por el entonces gobernador del Territorio de Quintana Roo, Aarón Merino Fernández, en diciembre de ese memorable año de 1959. Recuerdo que mi abuelo contaba que había pagado 200,000 pesos, con 20 billetes de 10,000 pesos cada uno, que había encargado al Banco de México, en Mérida.
“San Miguel de Cozumel era una muy tranquila y bellísima población de 700 habitantes. Las familias Joaquín, Coldwell, Martín, Angulo, González y Villanueva se contaban entre las predominantes. Pero el control de la economía local residía en la bolsa y quehacer de los hermanos Joaquín: don Aurelio, don Miguel y don Nassim. Ellos controlaban la aerolínea TAMSA en Cozumel, la oficina de Correos y Telégrafos (papá siempre comentó que los telegramas se los comentaban ellos antes de recibir sus mensajes por escrito), la única fábrica de hielo, la única farmacia y el único cine de la isla, el de mayor carácter de todos los que yo recuerde, el Cinema Joaquín. La ´Negociación Joaquín´ no era la única, pero junto con la ´Casa Coldwell´, las más importantes.
“Una de las mejores experiencias educativas de mi vida la tuve en la escuela primaria Benito Juárez. Ahí, bajo la dedicación y tutela de doña Sarita, esposa de don Emiliano Novelo Poot, habríamos menos de 150 alumnos, solo ocho en mi salón de sexto año, entre ellos un ilustre quintanarroense, Pedro Joaquín Coldwell.
“Mi padre es parte de la historia de Cozumel y de Quintana Roo. El Gobierno del Territorio le encomendó la reconstrucción del hotel Los Cocos de Chetumal, parcialmente destruido por el huracán Janet en 1955. En la segunda mitad del siglo pasado, habiendo reconstruido las pistas del aeropuerto (que data de los años 40), originalmente construido por Constructora Azteca por encargo de la fuerza aérea norteamericana, como parte de sus acuerdos con México para la defensa del Canal de Panamá. Pavimentó las primeras calles de la isla; construyó la carretera a la laguna de Chancanaab; fundó Aeromaya, a través de la cual enlazó Cozumel e Isla Mujeres con la ciudad de Mérida y la capital de la República, el Bajío, Acapulco, Oaxaca, Tabasco y Campeche.
“Llevó a Cozumel y a Cancún su banco, el Comercial Peninsular (primer banco en Cancún). Abrió la primera arrendadora de autos, Hertz, en ambas. La primera agencia de viajes en la isla (y su hermana Carmen en Cancún), y el primer hotel de cinco estrellas, el Cozumel Caribe (1964). Su aerolínea, Aeromaya, fue expropiada en 1969, lo que le restó ímpetu para operar el hotel Cancún Caribe, aquel primer hotel de lujo de Cancún (1974), propiedad de Infratur (antecesora de Fonatur), cuyo director, don Antonio Enríquez Savignac, le había encomendado operar (esa es la razón del nombre, Cancún Caribe, para que comercialmente se promocionara junto con el Cozumel Caribe).
“El presidente Luis Echeverría le encomendó junto con don Aníbal de Iturbide el presidir la comisión reguladora de la tenencia de la tierra en Quintana Roo. De ese esfuerzo nace el Fideicomiso Caleta de Xel-Há, el cual juega un papel toral en la historia del naciente estado, que el mismo presidente fomenta y ve nacer en 1974…
(Continuará)