Al parecer todo se trata de obtener mayores ingresos, mayor recaudación.
Se entiende por una parte que el gobierno requiere de ingresos para hacer frente a sus compromisos, tanto aquellos referidos estrictamente a su operación (nóminas, rentas, gastos operativos), como aquellos que se refieren a su función básica que es proveer de una mejor calidad de vida a los gobernados, a través de la salud, la educación, la seguridad y la infraestructura.
El reto es que la única fuente para la obtención de esos ingresos somos los contribuyentes; ahí es donde la cosa se pone fea, porque por una parte el contribuyente ya no aguanta más y por otra, los gobiernos no justifican a cabalidad ni con obras y servicios que sean evidentes, ni con transparencia y rendición de cuentas, cómo y en donde aplican los recursos.
Esa es la disyuntiva y lo impopular que resulta proponer nuevos impuestos, cuando el gobierno está necesitado y en ocasiones urgido. En Quintana Roo, por ejemplo, se les ha hecho fácil pensar en que lo paguen los turistas, y como multiplicar es muy fácil, pues los intrépidos y ocurrentes que proponen sólo miran los números de turistas que arriban al estado y los multiplican por las cifras que a ellos les parecen bien ¡y voilá!… ahí tenemos un nuevo impuesto, o “derecho”, que suena menos fuerte, se justifica mejor y pareciera más fácil de implementar.
Es así como el muy ocurrente diputado José de la Peña, del Partido Verde, aliado de Morena, nuevamente vuelve a la carga, esta vez con una ocurrenci que pomposamente llama iniciativa, para que el Derecho de Saneamiento Ambiental que pagan los turistas en los hoteles, pase de ser por habitación por noche a por persona, con lo cual el incremento sería exponencial, con el consecuente reclamo del sector empresarial.
La respuesta o reacción de éste y otros políticos en funciones siempre es la misma, “¿de qué se quejan, si no lo pagan ellos? lo pagan los turistas” … sin palabras…
¿Por qué no, los señores legisladores, piensan cuando están en sus curules, o en esos largos tiempos de ocio que tienen, en cómo y de qué manera se podrían crear leyes de fomento para la industria turística, que le permitan crecer, fortalecerse y consolidarse? razonen, si la industria crece y se mejoran las ocupaciones hoteleras, habría mayor empleo, mayores y mejores contribuciones de los impuestos existentes y en consecuencia la derrama también favorecería a la gestión de gobierno.
En México, no existe una sola ley de fomento al turismo, a diferencia de otros países como la República Dominicana, por ejemplo, en donde verdaderamente se incentiva al empresario que quiere invertir y en donde tratan de derribarse barreras y obstáculos para la gestión turística.
Ningún diputado de ningún partido, ni federal ni local, está pensando ni ha pensado en el pasado, en leyes de fomento, en incentivos para el turismo y en esquemas legislativos que nos ayuden a ser más competitivos.
Las iniciativas y propuestas del sector empresarial siempre son soslayadas e ignoradas.
En comisiones, sólo se discuten pues, las ocurrencias de estos pseudo representantes populares, que además son faltistas, que ni siquiera se presentan a trabajar y que permanentemente andan en campaña.
Entiendo bien que el Gobierno del Estado cuenta con sólo dos impuestos de dónde echar mano, el Impuesto al Hospedaje y el Impuesto sobre Nóminas, y se entiende también que el Gobierno Federal ha restringido y casi anulado sus participaciones al estado.
El gobierno nunicipal en cambio, tiene amplias partidas y recursos, numerosos ingresos como el predial, Tránsito, recolección de basura, zona federal marítimo terrestre, licencias de construcción y de anuncios, y un sinfín de etcétera, a los que se suma el Derecho de Saneamiento Ambiental, al que no me opongo, porque su solo nombre indica algo positivo y necesario, sin embargo, por una parte debe transparentarse y por otra no se puede seguir cargando la mano a los turistas.
Lo que requerimos es ser competitivos y entender que no estamos solos y que la competencia es enorme.
Finalmente, es una vergüenza, cómo se maneja la basura en todos los municipios de Quintana Roo, donde en pleno siglo XXI, tenemos tiraderos de basura a cielo abierto a los que pomposamente llaman “rellenos sanitarios”, que de sanitarios no tienen nada.
Sería bueno que los legisladores dejaran de hacerle la chamba a otros, se dejaran de la politiquería y en lugar de “ocurrencias”, hicieran lo que deben hacer, legislar, para que éste estado y el país sean mejores…