Tan cerca y tan lejos

por ahernandez@latitud21.com.mx
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  • Arturo Medina Galindo
  • Periodista, Director NITU.mx • arturo@nitu.mx
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Cada 27 de septiembre, el mundo celebra el Día Mundial del Turismo. Este año, la fecha invita a la reflexión sobre el estado del sector turístico en México, un país que ha sido tradicionalmente un destino atractivo para millones de visitantes. Sin embargo, al analizar la política turística del país en los últimos años, surge una preocupación evidente: la falta de acciones y presupuesto para fomentar y promover el turismo a nivel nacional y la mala imagen que la violencia en el país está dejando como legado a la próxima administración. 

México, con su rica diversidad cultural, patrimonial y natural, tiene un potencial turístico inmenso. No obstante, el gobierno ha mostrado una notable desatención hacia la promoción de destinos. Mientras que el Caribe Mexicano, particularmente Quintana Roo, ha logrado atraer inversiones significativas y ha implementado estrategias efectivas para fortalecer su infraestructura turística, la falta de apoyo federal comienza a sentirse, evidenciándose en una temporada baja como no se había visto en muchos años.

En cambio, la inversión en infraestructura ha sido sobresaliente; nunca se había invertido tanto en Quintana Roo: el aeropuerto de Tulum, el acceso al aeropuerto de Cancún, el puente Nichupté y claro, el Tren Maya, aunque muchos dudan de su eficacia para el desarrollo turístico. 

Todo ello no podrá aprovecharse de la mejor manera sin campañas de promoción institucional, el gobierno federal desvió lo que antes era dinero para promoción, a la construcción y operación del Tren Maya.

Con el cambio de gobierno, la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia y Josefina Rodríguez Zamora como nueva secretaria de Turismo presenta una oportunidad crucial para revisar y revitalizar la política turística de México. La administración de Andrés Manuel López Obrador y su secretario de Turismo, Miguel Torruco, ha estado marcada por un enfoque limitado y una notable falta de inversión en promoción. Este cambio ofrece la posibilidad de establecer un nuevo rumbo que priorice el desarrollo y la diversificación del turismo en todas las regiones del país, no sólo en el Caribe.

Es fundamental que el nuevo gobierno reevalúe su enfoque hacia el turismo. Se requiere de una inversión decidida en la promoción de destinos. México tiene playas, montañas, ciudades coloniales y rutas culturales que merecen ser exploradas y disfrutadas. Invertir en la promoción de estos destinos no sólo beneficiaría a las comunidades locales, sino que también diversificaría la economía.

En conclusión, el Día Mundial del Turismo debe ser un llamado a la acción, especialmente en este momento de transición política. Es momento de que el nuevo gobierno reconozca el valor del turismo como motor de desarrollo y bienestar social. Sin una estrategia clara y un compromiso real, el potencial de México en el turismo seguirá siendo una oportunidad perdida.

Cerrando con lo que iniciamos, si hiciéramos caso al objetivo principal de la creación del Día Mundial de Turismo por la ONU, se vería al turismo de otra forma, al menos en México. “Su propósito es el de concienciar a la comunidad internacional acerca del valor social, cultural, político y económico del turismo”