Tres meses, poco más de 90 días bastaron desde que se inauguró el tramo 3, y en pleno inicio de vacaciones de Semana Santa, el Tren Maya tuvo su primer descarrilamiento. Y para no variar, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, fiel a su costumbre, salió a decir que “que el incidente se debió a un error humano, y que quizá fue intencional, porque está raro lo que pasó”. Minimizando los hechos, un representante de la empresa que opera el tren, salió a decir que “no fue descarrilamiento, esa palabra no la usamos”, pero reconoció que el vagón 4 del tren D006 sí se salió de las vías, en Tixkokob, Yucatán, cuando iba de Campeche a Cancún. “Se salió de las vías mientras pasaba un cambio de vías en la estación al ingresar al paradero Tixkokob”. Afortunadamente no hubo lesionados, pero para muchos, puede ser un aviso, de lo que puede pasar más adelante, y es el resultado de hacer una obra de esta magnitud sin sopesar los riesgos de hacerlo a las carreras, por capricho, de usar material de mala calidad y de que haya sido el Ejército el que lo construyó y lo opera. Esperamos, por el bien de todos, que el gobierno realmente tome este incidente con la mayor seriedad posible y se tomen medidas para evitar que en un futuro, el incidente sea de consecuencias mayores.