Recientemente fue mi cumpleaños y varios de mis regalos fueron libros; los que me conocen saben mi adicción a la lectura. Ahora en esta era digital leo no solo libros sino varios artículos que llegan a mis manos. De todos los libros que me regalaron uno llamó mi atención por el título ‘HHhH’, además de un escritor desconocido, Laurent Binet; en la portada se ve una fila de soldados cargando estandartes con la cruz gramada Nazi. Pensé por un segundo: un libro más sobre los nazis; sin embargo, la persona que me lo regaló lo hizo con un comentario: “Es de lo mejor que he leído últimamente”.
Pero en realidad no estoy aquí para hablar del libro en sí, que literariamente resultó una delicia. Estoy para recordar lo que a veces parece que olvidamos: un solo hombre fue capaz de cambiar el destino de miles de personas.
Muchos escritores, psicoanalistas, filósofos, idealistas y simplemente hasta alguien como yo nos hemos preguntado ¿Cómo es posible que un grupo de personas pueda realizar actos tan atroces? No solo fue el holocausto, las guerras, las purgas religiosas o ideológicas. ¿Cómo es que nos permitimos como sociedad llegar a esos extremos?
El poder o el dinero resultan más importantes que dejamos de lado el bien común, la empatía y hasta las decisiones que nos llevan a crear mejores y equitativas sociedades. La verdad, no tengo respuesta que satisfaga esa pregunta.
¿Tanto es nuestro miedo a no pertenecer que preferimos callar? Voy de acuerdo en el miedo real de perder la vida por oponerte a un régimen autoritario, pero si somos más los buenos, ¿qué no deberíamos de contener ese tipo de situaciones? En fin, reflexiones para recordar que a veces los líderes tienen grandes ideas y por eso nos enamoramos de ellos, los seguimos y adoptamos sus pensamientos, llevándolos a acciones que pueden ser o muy positivas o totalmente negativas.
Ha habido grandes líderes a través de la historia, militares y estadistas que han llevado a naciones enteras a cambiar su forma de vida. Enrique VIII cambió el destino de la religión en Inglaterra, Lenin cambió toda una forma social en Rusia, Fidel en Cuba, Hitler en Alemania, Chávez en Venezuela, Bolívar, Juárez… Bueno, ayúdenme a pensar en otros.
Los cambios no son siempre malos, de hecho todos sabemos la frase de que lo único constante es el cambio. Pero deberíamos a estas alturas, después de tantos descalabros, saber seleccionar a nuestros líderes, voltear a mirar a personas que sean íntegras, honestas, pero sobre todo humanas, con un sentido grande de empatía por el prójimo.
Si como humanos aprendiéramos de los errores del pasado, nuestro transitar en la historia hacia el futuro sería para lograr naciones más equitativas, los líderes serian seleccionados por su capacidad para resolver problemas reales y seríamos realmente la especie que cuidara la tierra, promoviendo un enfoque “humanitario”; pongo esta palabra con comillas porque si le preguntamos a un oso polar qué piensa de un ‘humano’ creo que su estima por nosotros es nula y hasta debe pensar que nos estamos autodestruyendo.
Así que recordemos, por favor, lo que un solo hombre es capaz de hacer.<
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