Imposible haber elegido un momento más complicado para la fiesta de 50 años del destino turístico número uno de México; todos los planes se vinieron abajo, eventos, competencias deportivas, conciertos, exposiciones, conferencias, todo quedó consumido por el enemigo silencioso Covid-19.
Habrá sin duda mejores momentos para el festejo; hoy los esfuerzos están centrados en detenerlo, después en retomar el impulso. Cancún ha sufrido catástrofes en sus 50 años de historia y se ha levantado, sin embargo, el reto hoy es definitivamente mucho mayor, ni “Gilberto”, ni “Wilma”, ni el H1N1 nos golpearon tan “seco”.
La diferencia con los huracanes, es que la infraestructura está intacta, si mañana se quisiera operar al 100% se puede, pero en cuanto a los posibles visitantes, nuestros mercados primarios están tan o más golpeados económicamente que nosotros. Estados Unidos convertido en el epicentro de la pandemia, vive una crisis como nunca, y no solo habrá que esperar a que se venza al virus; también hay que esperar que la economía mejore, y que la gente quiera vacacionar.
En su momento el H1N1, que fue “nuestro virus”, nunca nos dio un golpe tan “certero”; la ocupación en aquel 2009 bajó hasta 30% por dos semanas máximo, e inició la recuperación. Hoy el devastador Covid-19 nos llevó prácticamente a cero y de ahí como el ave fénix, habrá que levantarnos desde las cenizas.
Vivimos escenarios inéditos, transitamos por lo desconocido, quizá el mundo del turismo nunca vuelva a ser el mismo, los daños a las agencias de viajes y a las líneas aéreas han sido catastróficos, los gobiernos deben destinar no solo en México sino en todo el mundo una buena cantidad de recursos a su recuperación, porque el turismo representa 10.4% del PIB global.
Además de la cuestión económica, está la psicológica: cuando esto termine la población no solo querrá salir de su encierro para ir a la calle; seguramente estará pensando en vacaciones, en ver otros paisajes, en disfrutar el sol y el viento. Hay que estar preparados de la mejor manera para transitar de la mejor forma por este nuevo sendero.
Y recordar que, junto con las empresas turísticas, con las líneas aéreas, con las navieras, están las Pymes parte fundamental en la cadena de suministro que son especialmente vulnerables.
Hoy el sector turístico lucha por la supervivencia, por superar todas las incógnitas que nos deja la pandemia. ¿Cómo afectará al sector empresarial y por ende al empleo? ¿Cuánto tardarán los mercados en recuperarse para poder viajar? ¿Los mercados cambiarán su comportamiento de viaje? Los más optimistas sugieren que para que todo vuelva a la normalidad debemos esperar cerca de medio año, pero algunos otros no son tan confiados al no verle el fin a la pandemia.
Hoy los planes y proyectos a largo plazo, 3 a 5 años, se han reducido a 3 o 5 meses, teniendo como primordial objetivo, sobrevivir a la pandemia del coronavirus. El turismo será uno antes y otro después de COVID-19.
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