Sin gafete
Por Isabel Arvide Periodista y escritora Twitter: @isabelarvide Blog: EstadoMayor.mx
El gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador se ha significado por la recuperación de héroes que, oficialmente, estaban olvidados. Además del desinterés de gobiernos anteriores, habrá que agregar el desconocimiento, que en el juego piramidal del poder político, se hizo cada vez más grande.
Y todos perdimos. Sobre todo, las nuevas generaciones que cada día se apartaron más de nuestra historia.
Nombrar a 2020 el “Año de Leona Vicario” es una inmensa reivindicación para las mujeres, y también para un tiempo en que se gestó la nación soberana que hoy estamos obligados a defender.
María de la Soledad Camila Leona Vicario era una mujer de situación económica privilegiada, creció en una familia muy cercana a la corona española, a los virreyes que nos gobernaban. Fue también una mujer de privilegiada inteligencia, que decidió un destino muy distinto al de sus contemporáneas. Optó por la educación. Y, desde siempre, por su libertad.
A los 17 años, huérfana de padres, decidió vivir sola, algo excepcional en su época. Todavía fue más singular que decidiese trabajar en el despacho de su tío y padrino, don Agustín Pomposo Fernández de San Salvador. Ahí conocería y se enamoraría de su compañero de vida, Andrés Quintana Roo.
Su actividad social, pare ese entonces tenía 21 años de edad, era muy grande. Sobre todo, se relacionaba con personas que estaban a favor de la Independencia de México. Sus conocimientos sobre la realidad política y social del país eran muy amplios. Lo que, seguramente, fue factor decisivo para la relación con Quintana Roo.
A principio de 1810, compartiendo techo con su pareja, dio refugio a fugitivos, reunió dinero para el movimiento independista y vendió sus alhajas para servir a esta causa. Sirvió como correo entre los rebeldes, ante la consternación de su tío.
En marzo de 1813 se abrió un largo proceso legal en su contra, que terminaría con encarcelarla en el colegio de Belén de las Mochas. Interrogada, humillada, nunca delató a sus compañeros de lucha. De esa prisión fue rescatada por Quintana Roo.
José María Morelos fue enterado de su participación en la Independencia, y junto a su marido siguió colaborando en el movimiento armado independista, lo que la llevó a dar a luz a su primera hija en una cueva, mientras huían.
Asimismo, fundó dos periódicos, por lo que se le considera la primera periodista mexicana, El Ilustrador Americano y El Semanario Americano, donde publicó infinidad de artículos contra la corona española. En 1817, después del fusilamiento de José María Morelos y Pavón, Leona Vicario fue encarcelada en Toluca, por tres años.
Al ser liberada continuó su labor periodística y sufrió persecución junto a su marido, hasta que a partir de 1835 tuvo unos años de tranquilidad, al ser nombrado Andrés Quintana Roo magistrado de la Suprema Corte. Ella siguió escribiendo y fundó tertulias literarias que fueron muy populares.
Leona Vicario murió el 21 de agosto de 1842 en la Ciudad de México, sus restos están, junto a los de su marido, en la columna de la Independencia.
Esta vida inmensamente prodigiosa, adelantada a su tiempo, de una mujer comprometida con sus ideales, que no tuvo miedo para participar en la lucha de la Independencia, que eligió su propio destino y estuvo en la cárcel dos veces, resulta en extremo excepcional en el contexto de una sociedad patriarcal donde las mujeres no tenían la mínima voz.
Al reconocer a la Madre de la Patria, estamos afirmando la igualdad de la mujer, y reconociendo el valor superior de una protagonista de la historia mexicana que vivió su tiempo con infinito valor. Para muchas mujeres, Leona Vicario no solamente es un ejemplo a seguir, sino que representa la capacidad de independencia, libertad, compromiso, de autenticidad, respetada por su pareja.
Andrés Quintana Roo, que da nombre al estado, fue a su vez un hombre libre que supo respetar a su mujer, que la asumió como compañera con igualdad de derechos y responsabilidades, que dio testimonio de su compañerismo, juntos en una lucha social, antes que cualquier otro rol masculino. No fue su tutor ni su dueño, fue su compañero en situación de igualdad total, fue su complemento y su admirador.
No olvidemos que hablamos de principios del Siglo XIX cuando las mujeres no tenían ningún espacio propio.
En Reforma, en la Ciudad de México, se inauguró el Paseo de las Heroínas. Y este 15 de septiembre, al conmemorar el inicio de la gesta de Independencia, se escuchará el nombre de Leona Vicario conmemorando su valor.
Y pensar que su nombre estaba en el baúl del olvido.