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*La Asociación de Complejos Vacacionales y Turísticos organiza workshop para mejorar la salud emocional del personal que labora en la industria vacacional
*El estrés y la ansiedad provocan ausentismo, reducen productividad y aumentan rotación de personal
Cancún, Q. Roo (Mayo, 2025) El Caribe Mexicano enfrenta altos niveles de estrés laboral sobre todo en sectores como la hotelería por las exigencias del turismo, los horarios extendidos y sus esfuerzos permanentes por mantener una imagen impecable, se reveló en el Workshop Bienestar Emocional, organizado por la Asociación de Complejos Vacacionales y Turísticos (ACOTUR).
La psicóloga y especialista en salud emocional, Ana Mayra Guilbert reconoció que, aunque es un paraíso turístico, las condiciones de trabajo, la estacionalidad y el costo emocional de estar siempre disponibles afectan significativamente la salud de los trabajadores que laboran en este destino, en comparación con ciudades que no dependen del turismo.
La Presidenta de ACOTUR, Claudia Villuendas resaltó que, como agrupación, están interesados en organizar esta clase de eventos que brinden a sus asociados y afiliados estrategias que contribuyan a mejorar el bienestar emocional, gestionar el estrés y aplicar técnicas efectivas para contrarrestar la ansiedad que pudieran afectar a quienes trabajan en la industria vacacional.
“Si la parte de adentro está bien, podemos funcionar mejor hacia fuera. Como asociación queremos hacer este tipo de talleres que nutran la parte emocional y mental de nuestros colaboradores”, señaló en el marco del segundo workshop del año celebrado en el auditorio de la Universidad La Salle, con la participación de casi un centenar de asistentes.
Por su parte, la psicóloga Ana Mayra Guilbert reconoció que la salud mental está directamente vinculada con la productividad y añadió que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se pierden más de 12 mil millones de días laborales cada año por depresión y ansiedad, lo que representa un costo global de alrededor de un billón de dólares en productividad.
“Las personas que no cuentan con apoyo emocional presentan más ausentismo, menor concentración por ende hay mayor rotación laboral. Invertir en salud emocional no es un lujo, es una estrategia inteligente y una necesidad hoy en día”, puntualizó.
Un equipo emocionalmente desgastado, añadió, genera conflictos interpersonales, baja motivación, disminución en la calidad del servicio y una cultura laboral tóxica en las empresas. “Cuando las emociones no se atienden, el cuerpo cobra factura: hay más enfermedades, burnout y renuncias inesperadas. La empresa pierde talento y credibilidad”, comentó.
En su opinión, las principales causas del estrés se deben a la sobrecarga de trabajo, la presión por cumplir metas sin recursos suficientes, la falta de reconocimiento, la mala comunicación interna, la inseguridad laboral y la desconexión con el propósito personal. “En el sector turístico, además, hay jornadas largas, trato directo con clientes exigentes y poca desconexión digital”, agregó.
La reconocida psicóloga consideró que las empresas pueden contribuir en reducir los problemas de salud emocional mediante promover una cultura de bienestar, capacitar a líderes emocionalmente inteligentes, ofrecer espacios de escucha activa y programas de apoyo psicológico.
En tanto que, a nivel personal, los trabajadores pueden fomentar la autoconciencia emocional, establecer límites saludables, practicar técnicas de autorregulación como la respiración consciente y acudir a terapia cuando sea necesario. “El bienestar emocional es una responsabilidad compartida”, enfatizó.
Los empleos con mayor carga emocional, agregó, suelen ser aquellos que implican contacto constante con personal, altos estándares de servicio y poca flexibilidad de horario, especialmente en áreas como recepción, ventas, atención al huéspedes y áreas operativas de hoteles.
Finalmente, consideró que las mujeres suelen reportar más síntomas de ansiedad y agotamiento emocional, muchas veces por su doble carga de trabajo, tanto laboral y doméstica, mientras que los hombres, en cambio, pueden presentar síntomas más silenciosos como irritabilidad, aislamiento y conductas de riesgo.