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Revista Latitud 21
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ahernandez@latitud21.com.mx

ahernandez@latitud21.com.mx

BITÁCORA DE VIAJE LXV

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 diciembre, 2025
  • Bitácora de viaje
  • Por Iñaki Manero
  • Comunicador
  • Twitter @inakimanero Facebook @inakimanerooficial IG:  Inaki_manero  

“La realidad es meramente una ilusión, aunque una muy persistente”.

Albert Einstein.

Cuando era más joven y podía pasarme tardes enteras dibujando entre aburridas tareas escolares, surgió, de la nada (¿qué es la nada?) la neurosis de nunca dejar una figura a medio terminar.  Verán, sentía (y siento todavía en algún lugar de mi psique) que si somos imagen y semejanza de un creador, un nuevo universo está apareciendo de mi cerebro para afuera. Dejar a un súper héroe o una vaca o un perro sin piernas, patas o brazos, porque me aburrí o porque mamá me sorprendió haciendo lo que no debía hacer, condenaba a ese personaje a vivir en una realidad así, con todas sus consecuencias. El caballero medieval debía estar en posición para enfrentar al ente del mal que lo amenazaba o el avión necesitaba tener todos sus componentes en el lugar adecuado para seguir en el aire. Mis bosquejos siempre fueron (y han sido) contestatarios hacia mi realidad de este lado que continuamente muerde, quita, incendia, traiciona. Allá, invariablemente ganan los buenos. Y claro, como en todo aparente intento de literatura fantástica, las leyes de la física que tanto me incomodan, aplican a mi propio gusto. Nunca he sabido (ni me importa saber), cómo Batman no se zafa un brazo al tomar la batisoga con una mano y con la otra recoge a una persona que va en caída libre desde el piso 50 de un edificio hacia su muerte en la sucia banqueta de Ciudad Gótica; para cualquier anatomista serio, el tirón debería ser catastrófico para un ser humano normal de treinta y tantos años, no importa cuántos lleve entrenándose para ello.  Lo importante, es el resultado, la vida salvada, el triunfo del bien. Habrá quienes prefieran lo contrario y en sus universos obscuros, Freddy Krueger mate a tantos adolescentes como pueda y ese universo en particular siga teniendo ominosos finales. Cada uno lo que tenga en su cabeza, sin duda; o… la ganancia económica o política.  ¿Ya vas a empezar, Manero?

   Viva en paz, pare de sufrir y no haga corajes cuando vea la adaptación cinematográfica de su novela predilecta; ninguna será fiel. No sirve de mucho desahogarse en su red social favorita y mentar madres al director o al guionista/adaptador; la enojosa realidad no cambiará. Factum est.  Lo mismo pasa con adaptaciones sobre hechos históricos; sigo considerando Kingdom of Heaven, de Ridley Scott como una de las cintas con tono medieval mejor hechas en la historia del cine, aunque la veracidad sea un absoluto desastre en cosas que no ocurrieron o les ocurrieron a otras personas o sucedieron antes o después de lo que se describe. Creo que me acabo de aventar en pocas palabras un resumen de Hollywood y sus adaptaciones.  Una maestra del departamento de historia de la Universidad de Londres lo puso muy claro cuando leyó amargas quejas de arqueólogos (algunos mexicanos) sobre Apocalypto, de Mel Gibson: “Si quieres ver un thriller emocionante sobre mayas, ve la película; si quieres aprender historia sobre la América precolombina, lee un buen libro”. ¡Bravo!  Punto, set y partido, como dijera Hades (el de Disney, claro). 

   Desde lo más inocente como versionar cuentos clásicos y adecuarlos al mundo  contemporáneo como ha venido haciendo la compañía del ratón por décadas forjando así, de paso, un imperio comercial, hasta la corrupción de la Historia (con mayúscula a propósito) en los medios de comunicación y en las escuelas para lograr una narrativa que vaya conforme a la doctrina política imperante,  en lo aparentemente inocente, podemos hallar la perversión en forma de la proverbial manzana envenenada (infodumping: las semillas de manzana contienen cianuro; si te comes 50 improbables manzanas de una sentada, quizás te mueras envenenado como Blancanieves o de una indigestión).  Me remito a mi infancia, con la serie de televisión que no nos perdíamos en casa: Custer.  Las aventuras del valiente, el osado, el pundonoroso general del ejército de los Estados Unidos George Armstrong Custer y su Séptimo de Caballería. Incluso para una audiencia tan manipulable como la norteamericana, era too much; la serie duró 17 capítulos por la presión principalmente de las tribus originarias unidas que protestaron para que saliera del aire esa infamia que ponía a los “cara pálida” como la clase dominante y a los indios (a pesar de matices indulgentes) como los salvajes perdedores.  En un episodio, que traicionó mi niñez hasta que tuve la suficiente independencia intelectual para averiguar la verdad, el generalazo tiene una pelea definitiva con el némesis Caballo Loco dentro de un río. Al final, Custer emerge victorioso.  News Flash: los días 25 y 26 de junio de 1876, el ejército de los Estados Unidos, concretamente el séptimo de caballería comandado por Custer, fue masacrado en la famosa batalla de Little Big Horn gracias a pifias militares de los colonizadores y la eficiente unión de las tribus Sioux, Cheyenne y Arapahoe comandadas por el mismo Caballo Loco y otro legendario, Toro Sentado. Lo que restaba del Séptimo fue perseguido casi hasta la aniquilación y Custer murió, presumiblemente atravesado por una lanza en medio de la refriega. Historia. Punto.  Lo demás son sueños húmedos de la supremacía blanca. 

   Cada quién tendrá miles de ejemplos y al final les regalo mi correo para conversar y cruzar lanzas, pero nos preocupamos por el equilibrio nuclear y sin embargo, la manipulación mediática de la Historia y la literatura, son armas mucho más letales que el juego eterno de ver quién tiene más grande… el misil.  Incluso en obras tan aparentemente ingenuas como un cómic o un cuento de Dickens, hay una realidad que tal vez algún día compartamos con estadísticas: el grueso de la gente, salvo países muy desarrollados intelectual y educativamente, no lee. Somos tan flojos, que, aunque parezca chiste, esperamos la versión cinematográfica. Vengo de discutir en redes sobre Frankenstein, la versión de Guillermo del Toro, que a mi gusto, sobre todo tratándose de la criatura, me parece la más apegada a la obra de Mary Shelley (a leer, venga). Y no, no soy aferrado; comprendo que por cuestiones visuales y narrativas, nunca será igual, por muy apegado al original. El problema es cuando, perversamente, el trasfondo es usado para manipular conciencias. Lo que subyace, lo que favorece al sistema y sutilmente juega a su favor.  No si el monstruo habla o gruñe, sino si participa como herramienta para mantener formatos ideológicos vigentes. Sí, la literatura ha ganado batallas importantes, como la crítica de Dickens (de quien ya hemos platicado), hacia el capitalismo rapaz de la Revolución Industrial, pero el entusiasmo promovido por redes sociales hacia una cultura más visual que de letras, no abona mucho a la permanencia de lo escrito, a la reflexión, al análisis de lo que permanece en tinta y sangre y es posible consultar contrastado con otras voces impresas.  En resumen, caramba, ¡lean primero el libro!  

   Iñaki Manero.

   Escena poscréditos: Parece que, a un expresidente y a una presidenta en turno, les ha gustado eso de publicar libros (la envidia me corroe; no entiendo de dónde sacan tiempo. Guiño, guiño). ¿Y si nos tomamos la molestia de compararlos con números reales?    

Inversión extranjera

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 diciembre, 2025
  • Canela fina
  • Rubén Cortés
  • Periodista y escritor
  • Twitter @Ruben_Cortes

 

Los números no cuadran. La 4T anunció un récord de inversión extranjera, con 42 mil millones de dólares, pero la economía de México se encuentra en los niveles de la pandemia: el PIB tendrá este año un crecimiento de 0.06%, que es el más bajo desde 2020.

Según el anuncio, los inversionistas de todo el mundo están decidiendo invertir aquí en mayor proporción a la imaginada, y por eso la inversión que creció más fue la inversión nueva: de dos mil millones a seis mil 500 millones de dólares.

En verdad, la nueva inversión es de 16%: la mayoría anunciada ya estaba. Como sea, sorprende este brinco, porque es el doble de la inversión extranjera que reportaron las reformas económicas de Peña, que López Obrador canceló por “neoliberales”.

López Obrador acusó que las empresas extranjeras se creían dueñas de México, y priorizó la inversión pública (Tren Maya, Dos Bocas, compra de Mexicana de Aviación, Megafarmacia) y endeudó al gobierno con 16 billones de pesos.

¿Cómo es posible un récord en inversión extranjera, sin las reformas que la incentivaban, así como con las embestidas comerciales de Trump, incertidumbre por el T-MEC, tasas bajando de 11% a 7% y pérdida de confianza por la reforma judicial y la Ley de Amparo?

Además, se escapa el capital: de enero a octubre se fueron 134 mil millones de pesos de inversión extranjera en bonos del gobierno: un 7.32% del total invertido. Y la actividad económica ha registrado un crecimiento promedio mensual de apenas 0.05%.

El economista @alejandrogomezt, director de @GAEAPMX tiene una lectura diferente a la oficial:

“No hay que confundir la cifra récord de IED (de la cual solo el 16% es inversión nueva), con la salida de 131 mil millones de pesos de inversión extranjera de cartera en bonos del gobierno. Una subió y la otra cayó. Solo hay que interpretar bien los datos.

Los inversionistas extranjeros han vendido 130 mil 763 millones en bonos mexicanos este año, y en estos momentos su participación es de únicamente 12% del total, que es la proporción más baja desde 2010. Por cinco meses seguidos ha salido capital extranjero”.

El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, dice que “el récord en inversión extranjera es expectativa positiva para México; de otra manera sería impensable tener esos números”. Sí, pero entonces por que EU acusa que la incertidumbre jurídica de México frena los negocios.

Más de 14 mil empresas manufactureras de Estados Unidos acusan que la cerrazón energética de la 4T limita inversiones, y que las reformas al Poder Judicial, y la cancelación de los órganos autónomos dejaron a los inversionistas sin seguridad jurídica.

Sin embargo, además de interpretar los datos, hay que observar los hechos.

Porque los hechos tampoco fallan.

Nunca.

El fin del mundo

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 diciembre, 2025
  • Mirada empresarial
  • Inna German Gómez
  • Empresaria
  • @Innagg

 

El título del artículo suena fatalista, pero es una realidad. Nuestro mundo termina, por lo menos lo que hoy conocemos. La inteligencia artificial, las nuevas supercomputadoras, las generaciones que han crecido con un teléfono en la mano desde que tienen uso de razón, cambios en los liderazgos económicos mundiales, el dinero como brújula, grandes capitales concentrados en pocas compañías, pobreza y enfermedad que no disminuye… En fin, sí nos esperan cambios sustanciales en la dinámica humana.    

Siempre como humanidad, una de nuestras características principales ha sido la adaptabilidad, diferentes entornos y aquí seguimos. Así que sucederán muchos cambios y la humanidad sobrevivirá, ¿Cómo seremos? No puedo predecir el futuro, pero sí veo un atisbo y observo desde mi corta visión cosas muy positivas, pero también otras las veo muy negativas.  

Cosas positivas: La inteligencia artificial logrará hacer eficientes muchos procesos y el nivel de subjetividad relacionada con sentimientos o información sesgada será prácticamente nulo, lo que permitirá decisiones más objetivas. Aplicando a procesos burocráticos gubernamentales y haciendo estos apegados al propio sistema, la corrupción puede reducirse. Aplicada a la toma de decisiones empresariales, estas serán mucho más acertadas ya que se tendrá acceso en segundos a una mayor cantidad de información disponible.

Cosas negativas: Se pierde la humanidad, si todo se hace en función de priorizar ganancias y obtener más dinero se dejarán de lado valores tan importantes como la honradez, la empatía y la capacidad de gestión por el bien mayor. 

¿Cómo serán los nuevos humanos? Aquellos que han vivido en mundos irreales o se han creado entornos idílicos en las redes sociales, humanos desapegados a interacciones sociales, humanos que toman decisiones preguntando a un chat gpt, en fin, ahora sí que esos humanos ya no serán los humanos que somos ahora; no quiero decir con esto que seamos mejores o ellos peores, sólo quiero remarcar que serán muy diferentes.  Sí nos preocupa el gap generacional, yo no me imagino hablando con algún nieto (aún no lo tengo y a lo mejor no lo tendré), me aterra pensar que su capacidad de análisis mental sea tan diferente a la mía que nuestro nivel de entendimiento sea casi nulo. Ya hoy en día me pasa cuando le pregunto a alguien más joven por qué le pareció importante poner en redes un video de ellos mismos haciendo algo que cuestiona su cordura mental y su respuesta me resulta totalmente críptica: -Porque así voy a tener más seguidores-. Así que me voy al chat gpt a preguntarle -digo para entender un poco-, y su respuesta me resulta sumamente acertada: Búsqueda de atención y validación, impulsividad o estados emocionales alterados, confusión entre notoriedad y reputación. 

Así que termino esta pequeña reflexión expresando que espero que cuando hablen de mí sea porque mi reputación me precedió. 

Los costos ocultos de la justicia carcelaria

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 diciembre, 2025
  • Desde el tintero
  • Rafael Colonia
  • Maestro en Derecho, Director de Bufete Colonia SCP  
  • Despacho Jurídico Empresarial.

 

E l sistema penitenciario refleja, de manera amplificada, las fallas estructurales de la justicia penal. Allí donde debería existir certeza jurídica, proporcionalidad en las penas y respeto a los derechos humanos, lo que se impone es una economía informal sostenida por la corrupción y la necesidad de sobrevivir. Dentro y alrededor de las cárceles, la justicia se compra y se vende: trámites, beneficios, traslados, acceso a medicamentos o incluso la simple posibilidad de no ser golpeado dependen muchas veces de pagos ilegales. Este fenómeno, que puede llamarse “economía de la desesperación carcelaria”, reproduce desigualdades y convierte a la prisión en un mercado donde la dignidad tiene precio.

De conformidad con los estudios realizados en el tema por el doctor José Carmen Jiménez Hernández, los costos comienzan mucho antes de que alguien cruce los barrotes. Desde el momento en que una persona es detenida, su familia se ve obligada a enfrentar gastos inmediatos: la contratación de un abogado particular, el pago de fianzas, las “mordidas” para acelerar trámites o evitar malos tratos. Quien carece de recursos económicos enfrenta un destino distinto: depender de una defensa pública sobrecargada, con menores probabilidades de lograr beneficios procesales. La desigualdad económica se traduce en desigualdad jurídica. Así, dos personas acusadas del mismo delito pueden tener resultados radicalmente distintos, no por la solidez de las pruebas, sino por el dinero que logren movilizar.

Una vez dentro de prisión, la corrupción se convierte en la moneda de cambio más común. La ley establece que el Estado debe garantizar alimentación, seguridad, salud y condiciones dignas. En la práctica, sin embargo, los internos dependen de pagos adicionales para acceder a estos derechos básicos. Familias enteras destinan parte importante de su ingreso a cubrir “cuotas” impuestas informalmente por custodios o por otros reclusos que controlan áreas del penal. El pago de un mejor espacio en una celda, el acceso a medicinas o la posibilidad de recibir visitas en condiciones seguras dependen de un sistema paralelo en el que el dinero sustituye al derecho.

El problema no termina ahí. La corrupción también impregna los procesos judiciales vinculados a las personas privadas de libertad. Traslados a penales cercanos al lugar de residencia, salidas por motivos de salud, revisiones de medidas cautelares y beneficios preliberacionales suelen estar condicionados a pagos “extraoficiales”. La ley prevé estas figuras como parte del principio de reinserción social, pero en la práctica se convierten en privilegios reservados a quienes pueden pagarlos. Esto distorsiona por completo el sentido de las instituciones jurídicas: lo que debería ser un derecho se convierte en mercancía.

La economía de la desesperación no sólo afecta a los internos. Sus familias cargan con el peso financiero y emocional. Muchas mujeres —madres, esposas o hijas— deben multiplicar sus esfuerzos laborales para cubrir los gastos asociados a la prisión. Traslados constantes, compra de alimentos adicionales, depósitos en cuentas internas y pagos a intermediarios son parte de la rutina. La prisión, en consecuencia, castiga a toda una red social alrededor del recluso, extendiendo el sufrimiento más allá del sentenciado.

Desde el punto de vista del derecho penal, este fenómeno revela un incumplimiento grave del Estado respecto a sus obligaciones constitucionales. El artículo 18 establece que las penas deben orientarse a la reinserción social, lo que implica ofrecer un entorno donde se respeten derechos y se brinden oportunidades para la reintegración. Sin embargo, el funcionamiento cotidiano de los penales contradice esta aspiración. En lugar de reducir la criminalidad, las prácticas corruptas dentro de las cárceles alimentan la reproducción de economías ilegales, enseñando a los internos que la única forma de obtener justicia o condiciones dignas es pagando. La prisión se convierte así en una escuela del crimen, donde la corrupción se normaliza como método de supervivencia.

Esta situación no surge de manera espontánea; responde a deficiencias estructurales: sobrepoblación, falta de recursos, salarios bajos a custodios, escasa supervisión y un sistema judicial lento e ineficiente. Estas condiciones crean el terreno fértil para que la corrupción florezca. Al mismo tiempo, la ausencia de mecanismos de control eficaces y la falta de rendición de cuentas permiten que estas prácticas se perpetúen sin sanción.

El costo social de esta economía paralela es enorme. No sólo erosiona la confianza en las instituciones de justicia, sino que perpetúa la desigualdad. Las personas con recursos logran condiciones más llevaderas y, en algunos casos, obtienen beneficios legales que les permiten reducir su estancia en prisión. Quienes no pueden pagar quedan atrapados en un entorno hostil, con mayores probabilidades de sufrir violencia y con menos posibilidades de acceder a la reinserción. La justicia, en teoría igual para todos, se convierte en un privilegio de pocos.

Superar este problema requiere más que medidas aisladas, es indispensable reformar el sistema penitenciario desde la raíz: mejorar las condiciones laborales de custodios, garantizar el suministro de servicios básicos sin mediaciones corruptas, fortalecer la defensoría pública y transparentar los procesos de beneficios penitenciarios. La vigilancia ciudadana y el involucramiento de organismos independientes resultan fundamentales para romper el círculo de impunidad que hoy protege a estas prácticas.

La prisión no debería ser un espacio donde el dinero define quién sufre más y quién menos. Mientras los centros de reclusión funcionen como mercados ilegales y la corrupción siga siendo el idioma común, la justicia penal estará lejos de cumplir con su misión constitucional. Hablar de reinserción social en estas condiciones es, en el mejor de los casos, una ilusión retórica. En el peor, es la confirmación de que el sistema penal no sólo castiga, sino que reproduce las mismas dinámicas de desigualdad y corrupción que deberían combatirse desde el Estado de derecho.

2026: Entre el vértigo global y la oportunidad territorial

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 diciembre, 2025
  • Entre empresarios
  • Sergio León
  • CEO de Impoexporta
  • X: @oigres14  IG:  @sergioleoncervantes 
  • Email: sergioleon@sergioleon.mx

 

La economía mundial entra a 2026 navegando en aguas donde nadie se atreve a gritar “crisis”, pero pocos se atreven a pronunciar “bonanza”. El planeta crece a un ritmo mediocre, atrapado entre tensiones geopolíticas, tarifas comerciales agresivas, cadenas logísticas aún inestables y gobiernos que gastaron demasiado en los últimos años. La era deldinero fácil terminó. Hoy, el que quiera crecer deberá ganárselo.

Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, se mantiene en expansión, sí, pero sin el músculo para arrastrarnos como antes. Su crecimiento se modera alrededor del 2%, su mercado laboral muestra señales de cansancio y su política comercial se ha vuelto un arma de negociación más que una estrategia de desarrollo. El mensaje es claro: depender de la economía estadounidense dejó de ser una garantía de prosperidad.

México, por su parte, llega al 2026 con un pie en la oportunidad y el otro en la incertidumbre. La expectativa realista de crecimiento oscila entre 1% y 1.5%. No porque falte demanda global —el nearshoring sigue vivo—, sino porque la confianza interna enfrenta sus límites. Reformas judiciales que generan dudas, una reforma aduanera que incrementa costos de cumplimiento, un marco fiscal más agresivo y un clima empresarial que percibe más riesgo que certeza. La inversión no huye, pero ya no corre; camina con cautela.

Y, sin embargo, hay un punto en el mapa donde el guion parece estar escrito con otra tinta: Quintana Roo. Mientras el país debate cómo crecer, nuestro estado vive en el epicentro de un fenómeno global: turismo, logística, talento creativo, conectividad aérea, infraestructura portuaria y una marca territorial que no sólo se reconoce, sino que se desea.

Hagamos un FODA realista del 2026

Fortalezas:

– El Caribe Mexicano es uno de los cinco destinos más deseados del planeta.

– Conectividad aérea superior, infraestructura turística madura y una reputación aspiracional que se refuerza sola.

– Un ecosistema empresarial que aprendió a sobrevivir crisis y convertirlas en innovación.

Oportunidades:

– El Mundial 2026: un imán de visitantes, contenido y consumo. No salvará al PIB nacional, pero sí puede mover la aguja del sur-sureste.

– FITUR 2026, con México como país socio, es una vitrina geopolítica: no sólo atraer turistas, sino inversiones, marcas y nuevas rutas.

– La consolidación de figuras simbólicas como Fátima —más allá de lo personal— funciona como narrativa: una cara femenina, joven y valiente para un territorio que necesita identidad en mercados saturados.

Debilidades:

– Dependencia histórica del turismo sin suficiente diversificación industrial.

– Déficits energéticos y logísticos que presionarán a las nuevas inversiones.

– Falta de políticas públicas alineadas a una visión de 2050.

Amenazas:

– Las reformas judicial, aduanera y fiscal: no por su intención, sino por su ejecución. El mensaje que reciben los inversionistas es de mayor carga, mayor riesgo y menor certeza.

– La volatilidad global: guerras, tarifas, tipos de cambio y la fractura silenciosa del orden económico mundial.

Entonces, ¿por qué Quintana Roo puede salir ganando?

Porque mientras la economía mexicana avanza como quien enciende un motor frío en invierno, Quintana Roo corre con el tanque lleno. No competimos sólo en precio, sino en experiencia; no vendemos estadías, vendemos estatus; no ofrecemos playas, ofrecemos pertenencia. Y en un mundo emocionalmente saturado, lo que se vende es lo que se siente.

Marca personal

por ahernandez@latitud21.com.mx 1 diciembre, 2025
  • Empléate
  • David Asencio
  • Psicólogo
  • Twitter: @davidasencio195 Linkedin: davidasencio195

 

Dentro del desarrollo humano, construir una marca personal es parte del camino que deseas recorrer… Lo que estás construyendo hoy será lo que vivirás en un futuro.

¿Qué significa construir una marca personal?

Es el proceso de definir y comunicar de forma coherente quién eres, qué haces y por qué te distingue del resto (ser tú mismo). Implica identificar tus valores, tus fortalezas, tu propósito y tu historia, y traducirlos en una presencia visible y consistente (online y offline). No se trata solo de apariencia o marketing, sino de autenticidad: alinear lo que dices con lo que haces y con tus experiencias.

Para ello, el desarrollo humano es la base de esa construcción, pero seré honesto: a diferencia de una casa o un edificio, para que tú te construyas tienes que derrumbarte, y muchas veces quedar en solo terreno, ya que las bases de tu construcción pueden no estar tan sólidas. Recuerda que no las construiste tú; las hicieron tus padres, tu historia y todos los que, de alguna u otra manera, participaron e impactaron tu vida.

¿Qué es lo que se busca al construir una marca personal?

– Visibilidad y oportunidades: aumenta la probabilidad de ser considerado para proyectos, colaboraciones, empleo y ascensos.

– Confianza y credibilidad: una presencia consistente transmite profesionalismo y fiabilidad.

– Mentoría y apoyo: facilita la conexión con personas que pueden guiar tu desarrollo.

– Autodescubrimiento: el proceso de definir tu marca ayuda a clarificar tus metas, competencias y límites.

– Dirección y enfoque profesional: al alinear acciones con tu marca, tomas decisiones más coherentes y efectivas.

– Diferenciación en mercados en los que tendrás que participar: destacas por lo que haces bien y cómo lo haces, no solo por lo que sabes.

– Influencia positiva y reputación duradera: una marca personal sólida puede acompañarte a lo largo de tu carrera, incluso en cambios de rol o industria.

Construir tu marca personal conlleva desarrollo humano:

1. Autoconciencia

Identificar valores, talentos y límites fomenta una comprensión más profunda de uno mismo. El proceso de reflexión ayuda a detectar brechas de aprendizaje y áreas de crecimiento.

2. Autenticidad y congruencia

Al alinear lo que dices con lo que haces, se fortalece la integridad personal. La autenticidad reduce el desgaste emocional asociado a intentar imitar a otros.

3. Aprendizaje continuo

Para sostener una marca sólida, se requiere aprender y adaptarse: nuevas habilidades, tendencias y contextos. El compromiso con el desarrollo profesional se traduce en desarrollo humano holístico (inteligencia emocional, pensamiento crítico, resiliencia).

4. Relacionamiento y empatía

Una marca personal eficaz depende de relaciones de confianza, escucha activa y empatía. Desarrolla habilidades sociales y de comunicación que enriquecen todas las áreas de la vida.

5. Propósito y significado

Definir un propósito claro aporta dirección y motivación, contribuyendo al bienestar y a un sentido de contribución. El enfoque en un impacto positivo puede mejorar la satisfacción laboral y personal.

6. Gestión del estrés y salud mental

Tener una visión clara y metas realistas reduce la ambigüedad y la ansiedad. Mantener límites saludables y un equilibrio entre la vida personal y profesional es parte del desarrollo humano integral.  

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