Empiezo titulando así este articulo porque pareciese que es la única forma de llamar la atención de los problemas ambientales en este país; si no, veamos el caso de la Vaquita Marina, cuyas acciones se vuelven visibles hasta que el riesgo de extinción es inminente (y bueno, sí, con el apoyo de DiCaprio para hacer presión y conseguir atención mediática), a pesar de que llevan años haciéndose las denuncias, exigiéndose resultados de investigaciones y demás.
Y así en Holbox: yo llevo en la zona 13 años y desde ese mismo período de tiempo he escuchado a organizaciones de la sociedad civil, investigadores, académicos, personas de la comunidad clamando por la publicación del Programa de Manejo, que la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (LGEEPA) define como el “instrumento rector de planeación y regulación que establece actividades, acciones y lineamientos básicos para el manejo y la administración del Área Natural Protegida”.
Además, dicho Programa de Manejo debe publicarse máximo un año después del decreto como Área Natural Protegida (LGEEPA, Art. 65), y el Área de Protección de Flora y Fauna Yum Balam (donde se localiza Holbox) fue declarada como tal en 1994; en pocas palabras, llevamos 22 años sin programa de manejo, sin regulación, sin lineamientos básicos. ¿Se imaginan eso en un país, en una empresa, o en sus propias casas? ¿Llevar 22 años sin reglas? Lo que provoca es la anarquía total.
Y es que hace algunos años el tema no era tan relevante porque el interés turístico e inmobiliario no había volteado los ojos hacia allá, pero hoy el riesgo es inminente y si no tomamos acción ya, Holbox terminará siendo uno de esos sitios del “hubiéramos hecho”.
Debemos ser claros: no necesitamos otro Cancún allá, ni otro Riviera Maya, ni otro Tulum; a lo que voy es que estos modelos funcionan en un contexto diferente, tanto geográfica como históricamente, que en Holbox, y lo que Quintana Roo necesita es diversificar, encontrar nuevos modelos, rediseñar sus destinos, aprovechar la vocación natural de los sitios.
Y la vocación de Holbox no es, ni cerca, una vocación de segundas residencias ni de turismo de masas; por supuesto que el tema de su desarrollo y protección pasa por las autoridades ambientales, en especial por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), pero hay muchas otras instancias públicas federales y estatales que deberían estar con lupa en la zona: Turismo, Desarrollo Urbano, Desarrollo Social, etc. Y las veo poco.
Es urgente una intervención en la zona, que hoy es presa de la corrupción y de un crecimiento sin orden, un crecimiento que empuja al subdesarrollo, un crecimiento que empuja a la contaminación, un crecimiento que empuja a la sobredensificación, un crecimiento que no necesita Quintana Roo.
Ojalá no tengamos que esperar que, en cinco años, venga otra celebridad a presionar al gobierno para tratar de evitar la extinción de Holbox, o tomar medidas urgentes para proteger lo poco que nos quede.
*Director general de Sustentur, con más de 15 años de experiencia en el diseño de estrategias de turismo sustentable para destinos, empresas y organizaciones en México y Latinoamérica.