Escribo mi colaboración a una semana de haber iniciado una nueva crisis en Medio Oriente. Una crisis de dimensiones extraordinarias, de miles de pérdidas humanas, heridos y desplazados, con repercusiones geopolíticas y económicas de largo alcance. El número de muertes y heridos lo hacen la segunda masacre en contra de judíos más grave después del Holocausto. Resumo lo que hemos vivido y lo que seguramente serán semanas largas de una compleja guerra entre dos actores que históricamente han tenido diferencias irreconciliables.
El 7 de octubre un grupo de fanáticos militantes del grupo terrorista Hamas irrumpió de manera sorpresiva y bien planeada por cielo, mar y tierra a territorio israelí. Según muestran videos dados a conocer por el New York Times, los soldados de Hamas entrenaron durante meses en la Franja de Gaza y atacaron a su principal némesis, dejando en duda la eficacia de los servicios de inteligencia y cuerpo militar de Israel. La ONU calcula más de dos millones de desplazados, en su mayoría civiles palestinos, así como cientos de vidas perdidas y miles de heridos. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, prometió que su gobierno “acabará de una vez por todas con Hamas a través de un ataque militar de proporciones nunca antes vistas”.
El conflicto se da en un momento crítico en Europa, cuando Ucrania pide al mundo no olvidarse de su situación y reitera que seguramente Rusia aprovechará la distracción de la crisis en Israel y forjará alianzas con países como Corea del Norte e Irán y otros que están a favor de la causa de Hamas. El conflicto entre Rusia y Ucrania está muy lejos de concluirse, por el contrario, enrará a una etapa aún más crítica si el mundo se olvida lo que sigue pasando ahí.
Estos dos conflictos armados, aunado a lo que serán meses complejos en materia económica tanto por inflación alta y recuperación magra post-COVID en muchos mercados como China, así como una potencial recesión en algunos países en Europa y una crisis política en Washington pintan una realidad compleja a nivel global. Estos escenarios deben ser analizados con cautela, porque impactarán en el sector de viajes y turismo.
Aun cuando Estados Unidos parece haber librado una potencial recesión, el año electoral venidero y un escenario internacional incierto con restricciones en materia de seguridad, reorientará la toma de decisiones sobre viajar o no y sobre todo a dónde. La fortaleza del dólar frente a otras monedas también será factor en la toma de decisiones de los viajeros.
El precio de la energía y de los alimentos pudieran seguir atados a los vaivenes de la región en los próximos meses.
Vienen pues meses complejos en lo político y en lo económico a nivel global, elecciones en puerta en mercados importantes como México, Argentina y Estados Unidos, todos importantes en lo que al sector de viajes y turismo se refiere.