De tanto en tanto, la humanidad sufrimos la locura de que unos pocos convencen a muchos para ir a matar, conquistar o abusar de otros tantos.
¿Quién define los bandos? La verdad siempre en este escenario hay un líder carismático y fuerte, que señala a una minoría con la cual poder generar una controversia. Los vuelve el enemigo a vencer y nos ofrece rescatarnos con su sabia dirección para lograr un futuro sin esos malditos que son culpables de todos los males que nos aquejan.
Cada vez que pasan estas cosas, me pregunto: ¿Tendremos una pérdida de memoria colectiva histórica? A ver, vamos a acordarnos un poco… Los romanos conquistaban y establecían principios de orden en los territorios conquistados, diferentes generales y regiones, pero mismo modus operandi. A continuación, otro episodio: Por favor, recuerden ¿Quién imitó y mejoró esos principios? Les dejo un tip: se le atribuye gran parte del logro en convencer a TODOS los ciudadanos alemanes a odiar, segregar, lastimar y matar a sus propios vecinos o amigos. Claro, Joseph Goebbels, con sus “11 principios de propaganda”, el gran jefe de la propaganda nazi, y todo esto en épocas donde no había redes sociales. Así que no hemos cambiado en estos siglos de convivir como humanidad. Hoy el acceso a la información distribuida en las redes sociales por los famosos ‘influencers’ nos lleva a tener distorsiones importantes en las realidades de vida de las facciones en conflicto.
Solo puedo decir que siempre es lo mismo, Rusia vs Croacia, Israel vs Irán y cientos de conflictos que nos han llevado a esperar que alguien con poder y armas apriete el botón (como dice la canción del argentino Miguel Mateos). El patriotismo, la religión, los recursos y las ganancias económicas de unos pocos nos han llevado una y otra vez a crear y auspiciar conflictos bélicos, sumiéndonos por momentos en la incertidumbre.
¿De verdad nuestra vocación como humanidad será autodestruirnos? Ya tenemos bastante con las pandemias, el cáncer, los desastres naturales y accidentes; situaciones que realmente no podemos controlar. Así que no entiendo cómo nosotros solitos auspiciamos la gran tragedia de la GUERRA.
Se nos están juntando los borrachos de poder al volante y ya todos sabemos lo que pasa cuando dejamos manejar al borracho de la fiesta. ¡Por favor, quitémosles las llaves!