- Carta de la Editora
- Nelly García
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Con la novedad que organizaciones ambientalistas y de la sociedad civil obtuvieron una nueva suspensión definitiva contra la tala y desmonte en los terrenos que comprenden los tramos 3, 4, 5 Norte y 6 del Tren Maya.
El juzgado primero de distrito con sede en Yucatán otorgó la medida cautelar que ordena suspender cualquier acto de tala o desmonte en los terrenos que comprenden los tramos 3 (Calkiní-Izamal), 4 (Izamal-Cancún), 5 Norte (Cancún-Playa del Carmen) y 6 (Tulum-Chetumal), de modo que no se permita la remoción de la vegetación forestal en las áreas que se encuentren fuera de las autorizaciones de cambio de uso de suelo en terrenos forestales.
¿Los argumentos? Los que sabemos, los mismos del principio, que han caracterizado el actuar de la presente administración federal: la falta de estudios técnicos y científicos previo a la obra que, al no emitirse, pone en riesgo por sí solo al ecosistema donde se desarrollará, porque permitiría el inicio de los trabajos sin conocer las repercusiones y daños que pueden ocasionarse con ella, en la inteligencia de que en muchas ocasiones los deterioros ambientales son irreparables.
Y por supuesto, al día siguiente, el presidente Andrés Manuel López Obrador salió en su Mañanera a decir que él tiene otros datos, que no hay tales daños, que no hay tales riesgos y que no faltaron nada de permisos; y que por lo tanto, no se podrán detener las obras impulsadas por su administración. “Van a seguir queriendo parar las obras, pero no van a poder porque de acuerdo con la Constitución, con las leyes, tenemos nosotros el derecho de hacer obras en beneficio del pueblo”, aseguró.
Es decir, en otras palabras, la misma cantaleta, “háganle como quieran, que aquí mando yo”… Dicho eso, el Tren Maya nadie lo para, nada lo descarrila; el problema será heredado a las futuras generaciones y a las futuras administraciones. Esperamos, confiamos, que, por el bien de todos, por el mucho presupuesto que se ha destinado y por las altísimas expectativas que se han generado, de verdad, los beneficios sean mucho, pero mucho mayores, que los impactos negativos. Lo bueno, dirían algunos, es que ya falta menos para que acabe esta administración federal…
Por otro lado, y lamentablemente, en el Caribe Mexicano son cada vez más las voces que urgen a que se haga algo en materia de seguridad, porque de lo contrario, el turismo podría verse afectado, sobre todo en la zona norte, donde los hechos delictivos cada vez son de mayor impacto. Esperemos resultados pronto.