Nunca he estado en contra de los impuestos; al contrario, creo que un país con un buen nivel recaudatorio progresa más rápido, acotado a que el organismo recaudador sea eficiente e imparcial.
Pero también lo más importante es administrar BIEN esos recursos. Y digo ‘bien’, con mayúsculas, porque lamentablemente en nuestro país eso no se ha hecho siempre de la manera correcta. Las prioridades se definen en función a política, en lugar de necesidades, inversiones o metas. Sin dejar de lado el gran mal de nuestro país: la corrupción. Compras caras y sin calidad, empresas improvisadas, proveedores sin capacidad.
En nuestro estado, con la aprobación de la Ley de Ingresos por parte del Congreso, las empresas deberán pagar ahora el 4% del total de su egreso de nómina como impuesto estatal. El famoso impuesto sobre nómina, que se empezó a ‘poner de moda’ como idea de recaudación estatal.
Se asume que al establecer este tipo de tasas, se logra una recaudación equitativa, porque las empresas con mayor número de colaboradores deben tener más utilidad. No sé muy bien de dónde salió esa idea, pero como empresaria puedo decirles que no creo que esa premisa aplique a todas. Las empresas de servicios, que en nuestro estado son las más, tienen mayor número de colaboradores que otros giros y no necesariamente eso se traduce en más utilidades que esos otros giros.
Se nos avecina un año complicado para los empresarios: por una parte la inflación, el desabasto, la falta de personal calificado y ahora, impuestos.
Pero bueno, ya qué se le hace, como dicen por ahí: ya ni llorar…
Sólo espero que de verdad se establezcan los fideicomisos correspondientes para las diferentes necesidades, les pido a los involucrados que piensen al establecer las reglas de operación que no siempre estarán al frente de su puesto y mañana puede llegar alguien que no vea por la ciudad o el estado. Establecer procesos para hacer uso de esos recursos de manera lógica, priorizando la inversión en infraestructura y rubros como la seguridad. Pero sobre todo, poner candados para evitar la corrupción; si se logra eso, entonces valdrá la pena el esfuerzo.