Es un hecho irrefutable que las economías de las naciones con sistemas jurídicos basados en el cuidado de las instituciones y el respeto a la ley tienden a crear sociedades más justas, en donde se generan las condiciones adecuadas para el crecimiento de los individuos y de las empresas.
En este caso, es de resaltar la importante labor que en ese sentido puede llegar a desarrollarse hacia el interior de las empresas, las cuales pueden trabajar en la creación e implementación de un sistema de valores dentro de las conciencias, tanto de los empleados como de los empleadores, para que de esta manera se sienten las bases para alcanzar la verdadera justicia social, fundada en el respeto a la dignidad humana, la solidaridad, la honradez y la fraternidad de los individuos que las componen.
Por ello es importante reflexionar sobre la transcendencia de la implementación de los programas de capacitación ética en las empresas según sus objetivos, con el establecimiento de una Misión, Visión y Valores dentro de las empresas que nos ayuden a propiciar, crear, reforzar, difundir y, en algunos casos, lograr un cambio dentro de las organizaciones o unidades económicas.
La actuación y comportamiento de los directivos y ejecutivos de las empresas suelen ocuparse como ejemplos y como un factor importante para construir una cultura de ética en las empresas. Se produce el fenómeno de los “valores compartidos”; las personas desean identificarse con su organización, necesitan confiar y creer en la corporación para la cual trabajan, puesto que contribuyen con su esfuerzo al éxito de la misma.
Hoy día nos encontramos que el sistema jurídico mexicano y su realidad se encuentra inmerso en un importante proceso de evolución, propiciado por reformas en su marco legal, para alcanzar la transparencia y combatir la corrupción, y toca a las empresas y sociedad en general ayudar en tan noble propósito.
Con la capacitación ética a partir de la modificación e implementación de valores como lealtad, equidad, pertenencia, justicia, respeto, diálogo, responsabilidad, tolerancia, honestidad, etc., definitivamente es posible modificar la conducta humana en lo individual y en lo colectivo, haciendo, por ende, indispensable y de suma importancia la capacitación ética en las empresas como uno de los pilares para lograr un auténtico cambio social.