Abril es sin duda alguna el mes más representativo para los niños y las niñas, ya que las escuelas, las instituciones, el gobierno etcétera, celebran el Día del Niño (a); y es importante que aprovechemos estas fechas y celebremos todo el mes, al mejor niño del mundo… A ese niño que nos necesita y que puede hacer que nuestra historia cambie. ¡Nuestro niño interior!
¿Hace cuánto que no platicas con tu niño interior? Sí, con ese personaje de ti mismo, de hace muchos años, que jugaba apasionadamente sin preocupaciones, con ese niño o niña que quizás incluso tuvo momentos muy difíciles y que fueron marcando lo que eres ahora.
Este mes tenemos que darnos tiempo para conocerlo, para sacarlo, para estar con él y descubrir que si lo cuidamos y lo frecuentamos, nuestro presente puede indiscutiblemente transformarse de manera maravillosa. Pero empecemos por lo básico.
¿Qué es el niño interior? Es la base de nosotros mismos, la primera parte de nuestra historia que aparece en forma de emociones, pensamientos y sentimientos ante determinadas circunstancias que lo activan. Todos hemos tenido heridas emocionales en la infancia que no pudimos resolver y que de alguna u otra manera nos siguen afectando.
Si volvieras a ser niño ¿Qué harías? ¿Cuál era tu juego favorito? Es lindo recordar el pasado, pero ¿en verdad estás conectado con tu niño interior? ¿Recuerdas a tus amiguitos de la infancia? ¿Cuál de todos los juegos era el que más disfrutabas?
Vamos a revivir esas tardes de caricaturas y juegos, de amigos, de pastelitos de lodo y burbujas de jabón. Toma una de estas ideas y aplícala. ¡Vuelve a ser un niño!, al menos, por un día.
Atrévete a hacer un ejercicio de introspección y recuerda cómo eras de niño, vamos a ejercitar tu imaginación, pensemos en los programas que te gustaban, a qué te gustaba jugar, qué es lo que más extrañas de esos momentos. Con esto, lo que buscamos es traer a tu mente aquellas memorias que tenías guardadas en un cajón.
Vuelve a jugar
El juego es algo que, como seres humanos, está dentro de nosotros; son nuestras habilidades lúdicas que nos permiten hacer cosas que nos divierten, que generan emociones positivas que pueden estar muy despiertas cuando somos niños y a medida que crecemos van cambiando o dejando de ser prioridad. Jugar con otros niños nos ayuda a reforzarlas y a dejar salir ese niño que tenemos dentro. Anímate a jugar con tus hijos, sobrinos o primos. Y definitivamente logra celebrar a ese mejor niño del mundo… ¡Tú mismo!
Nos vemos en nuestra próxima edición.