Dos días antes de escribir mi columna tuve la oportunidad de platicar con empresarias de Mónaco, de la compañía Sinergy, quienes realizarán un evento en Playa del Carmen, en octubre, y no sólo llamó mi atención ese cúmulo de coincidencias, mujeres líderes, empresarias trabajando, desarrollando, preocupadas y ocupadas por energías alternativas para el área doméstica e industrial, de un país europeo, pero no cualquier país, uno en el que existe aun la monarquía, con una economía sólida, del cual no escuchamos normalmente temas de problemas económicos, políticos o sociales.
Ellas decidieron realizar una conferencia para exhibir sus tecnologías a sus clientes en nuestro paradisíaco destino.
Entre las aristas que se conjuntaron, hablamos de cuándo entraría en operación el Tren Maya; comentaron que por su experiencia al transportar su tecnología en Europa les representa un ahorro de más del 30% de costos logísticos y un impacto de reducción de la huella de carbono contra otros modelos tradicionales, de más de 60%.
Esto es un claro ejemplo de la realidad de otros países con el uso del tren; y no sólo para un tema de movilidad de personas, sino también para mover mercancías, su importancia, su disminución de costos y el impacto ambiental positivo que produce.
En nuestro país tenemos una grata experiencia de la operación del tren en el centro y norte de la República Mexicana; muchas veces como ciudadanos no nos percatamos de ello, debido a que sólo está habilitado para mover mercancías, pero desde la creación del tren en México, a inicios del siglo pasado, tenemos beneficios económicos para transportar mercancías a costos más bajos, comparados con el transporte terrestre convencional, debido al uso de menos combustible para mover mayor mercancías, disminuir la contaminación y los costos. Si comparamos con los gastos, resulta en saldo positivo y genera utilidad, a diferencia de mover personas, ya que en esta operación el Estado tiene que subsidiar parte del costo operativo para que sea accesible a la gente transportarse en ese tipo de medio; y esto no sólo pasa en México, sino en todo el mundo.
No es una equivocación apostar en el tren, y no sólo por los comentarios anteriores, es un medio que representa disminuir los costos de transporte, mejores precios de mercado y con ello nuestros salarios serán beneficiados, al representar mayor poder adquisitivo.
Si analizamos cómo en otros continentes trabajan en conjunto para moverse entre los países que lo conforman y para unir continentes en esta famosa ruta de la seda, entre Asia y Europa, veremos que es el camino correcto, que hoy economía regional, recinto fiscalizado estratégico, región fronteriza, región fronteriza sur, Tren Maya, industria, diversificación, tecnología, nómadas digitales, turismo, logística, crisis del combustible, innovación, medio ambiente, generación de empleos, emprendimiento, empresas, oportunidades laborales a mujeres y jóvenes, todos se unen, trabajan en conjunto y ya tenemos un manual que se llama Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y que hoy todos tienen cabida en esta maravillosa tierra llena de oportunidades que se llama Quintana Roo.
Las herramientas están puestas; depende de nuestra voluntad y ganas como ciudadanos y empresarios.