Cinco lecciones que nos deja el sargazo

por Redacción

“El tema, que se ha vuelto tendencia, ha generado foros, ha inundado las redes sociales y ha sido objeto de estrategias varias”

El mes pasado una gran ‘ola’ de sargazo inundó las costas del Caribe mexicano, en algunos días con mayores proporciones y otras siendo más benévolo, pero provocando nuevamente situaciones incómodas para residentes, turistas, sector empresarial y funcionarios en la materia, quienes tienen que lidiar con semejante problema en nuestra región.

El tema, que se ha vuelto tendencia, ha generado foros, ha inundado las redes sociales y ha sido objeto de estrategias varias, unas más exitosas que otras, debe dejarnos forzosamente algunas enseñanzas. En lo personal, creo que la reflexión del tema debe ir en este sentido:

Primero, el sargazo es un típico problema multifactorial; se origina en una región, se fortalece y crece en otra y termina recalando en una muy diferente. Dicho esto, las soluciones no solo deben pensarse desde lo local, lo cual es importante, sino desde lo global, y actuar en conjunto y en alianza con otros.

Segundo, es claro ejemplo de incertidumbre en la toma de decisiones: “en mi hotel, es probable que hoy llegue sargazo, mañana no, pasado mañana llegue el doble, y los siguientes dos días nada”. Tenemos que aprender a trabajar con fenómenos complejos e inciertos, ya que estos se presentarán cada vez más en un contexto como el que vivimos hoy de desequilibrio planetario.

Tercero, es un problema en el que se requieren muchos recursos y muchas voluntades; en lo personal me preocupa un poco declararlo desastre natural y traer recursos del Fonden para resolver un problema que, aunque tiene consideraciones ambientales y económicas, no tiene comparación con un desastre natural como los que hemos vivido. Ojalá me equivoque (y toco madera), pero no sé qué pasará si realmente esta zona requiere en pocos meses de ayuda ante un desastre. Hay que diversificar las fuentes de recursos y traer aquellos públicos, privados y sociales a la mesa, e incluso aquellos recursos del turista (como el derecho de saneamiento ambiental que ya cobran los municipios).

Cuarto, es un tema en que las causas son de todos y las responsabilidades de todos; buena reflexión para empezar a trabajar más fuerte en sanear nuestras aguas residuales, planear con sentido, restaurar ecosistemas como manglares y apostar por sentarse a la mesa a crear soluciones conjuntas e innovadoras.

Quinto, hay que comunicar mejor: al turista, a la población, a los operadores, a los tomadores de decisiones. Es un hecho que existe, es un hecho que se está enfrentando y es un hecho que es un grave problema, y que el turista probablemente tenga unas vacaciones lejanas a su expectativa. Y eso debe saberlo, así como debe saber de otras opciones para disfrutar su estancia en estas temporadas, y comprender que a pesar de que el atractivo más posicionado del estado son las playas no es todo lo que podemos ofrecer.

Y en este último sentido, simplemente hacer el comentario que hay que actuar rápido en trabajar para lograr que otros atractivos que tiene Quintanas Roo, como los cenotes, las áreas protegidas, la selva, las zonas arqueológicas, estén preparados para recibir turistas, tengan la infraestructura necesaria y funcionen con bases de sustentabilidad. De lo contrario, tal vez sea peor el remedio que la enfermedad.

Vicente Ferreyra Acosta
Twitter: @sustentur 
@vicenteferreyra
*Director general de Sustentur, con más de 17 años de experiencia en el diseño de estrategias de turismo sustentable para destinos, empresas y organizaciones en México y Latinoamérica. 

Cierro retomando el título, el sargazo nos deja grandes lecciones; espero, primero, que logremos sortear las calamidades que nos deja y, segundo, que logremos aprender de esta nueva experiencia que vivimos en nuestros destinos.