Cada 10 años, México y Estados Unidos coinciden en su proceso electoral para elegir presidente y renovar sus congresos, y éste será nuevamente el caso en 2024. Aun cuando faltan 18 meses para la elección en Estados Unidos -4 de noviembre de 2024- el proceso arrancó con fuerza, y si tomamos la temperatura política del momento, la campaña del año entrante pudiera ver a los mismos contendientes de hace 4 años, el presidente Joe Biden y el expresidente Donald Trump.
Biden está por cruzar su tercer año de gobierno, con algunos logros en materia doméstica e internacional, pero serias dudas sobre su capacidad física y mental para cumplir un segundo periodo. Tiene 80 años y es el presidente más viejo en la historia del país. Dos terceras partes de la población consideran que no tiene la capacidad mental (63%) o la capacidad física (62%) para volver a ser presidente. Lo que más preocupa a su partido es que su aprobación actual es de apenas 36% y en un primer careo con Trump, Biden aparece 6 puntos abajo.
No olvidemos que Biden ganó la presidencia en gran medida porque el electorado se hartó de Trump, de su indisciplina y su constante violación a las leyes y a la investidura presidencial, pero todo indica que, a pesar de logros en materia económica, de haber librado la pandemia y de regresar a Estados Unidos serenidad en el frente internacional, Biden y la vicepresidenta Kamala Harris no encantan al electorado.
Los republicanos definirán en próximos meses a su abanderad@ vía convenciones estatales, encuestas y elecciones primarias. Hay 3 precandidatos serios: Trump; el gobernador de Florida, Ron de Santis, político que se formó ante la sombra de Trump y con una fortaleza de haber ganado su reelección de manera contundente y fomentar una agenda ultraconservadora que apela a los republicanos de cepa; y la exgobernadora de Carolina del Sur, Nikky Haley, quien también fue embajadora de Naciones Unidas en la administración Trump. Incluso dicen que sería una excelente candidata a la vicepresidencia tanto con Trump como con De Santis. Hay otros exgobernadores y figuras del partido -incluyendo al exvicepresidente Mike Pence- con interés de contender, pero las probabilidades de triunfo son escasas.
Del lado demócrata, Biden ha formalizado su intención de volver a competir de la mano de Kamala Harris. En este caso, es poco probable que un político del mismo partido del presidente en turno que esté buscando la reelección, considere disputarle la candidatura. Lo único que pudiera alterar el escenario es si Biden decide no competir y dar paso a un cambio generacional al interior de su partido; pero Biden tiene una gran herramienta: ya le ganó a Trump en una ocasión. Si decide bajarse de la contienda, la heredera natural a la candidatura sería la vicepresidenta Harris, sin embargo, su índice de aprobación es aún menor al de Biden (30-32%), y en un primer careo con Trump o con cualquier otro precandidato, Kamala perdería hoy la elección.
En otra colaboración hablaré de estos escenarios y cómo se enmarcan en el proceso presidencial propio de México y las dos corcholatas punteras.
- Reporte Washington
- CEO de Global Nexus
- Analista y Consultor Internacional
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