¿Se han fijado cómo de pronto surgen individuos en nuestra sociedad que se suben a pedestales? Yo les llamo pedestales de moralidad, y desde ahí con un dedo acusador empiezan a dictar sentencias. Las redes sociales han ayudado a ampliar sus alcances y validar su actuación. Pero ¿qué valor puede tener esa persona para juzgar? ¿Quién lo nombró juez?, ¿Quién lo eligió verdugo?
Ahora resulta que si tus videos o textos se vuelven un ‘trend topic’ o eres un ‘influencer’, tus ideas y comentarios tendrán la validez parecida a las leyes. Leyes que tanto tiempo nos han costado tener, reformar, escribir y aplicar. Las leyes (no todas) se han ido modificando en función de los avances que como sociedad hemos experimentado; por ejemplo, en los años 50 no estaban permitidos los matrimonios interraciales, atentando contra las libertades básicas que debemos tener como humanos.
Como humanidad en colectivo hemos sido capaces de mejorar las garantías individuales, pero seguimos teniendo grandes incongruencias y ahora con este fenómeno de juzgadores profesionales, volvemos a dejar nuestras sociedades tambaleantes y con rumbos inciertos.
Las consecuencias de las sentencias de estas figuras de pedestal pueden llegar a ser tan graves como dividir un país completo en dos bandos, provocar suicidios adolescentes o crear grupos de choque. Entiendo que como sociedad debamos tener límites y acotarnos dentro de comportamientos éticos, pero jamás debemos otorgar poder a alguien que se base en sus propias ideologías para juzgar y castigar.
Dejar que ‘líderes’ de opinión lleven el rumbo de una sociedad, me recuerda un poco al libro de “La letra escarlata”, escrito en 1850 por Nathaniel Hawthorne, donde el tema principal es el juzgador, es perpetrador, la vergüenza propia, la humillación pública y por supuesto, el estigma social. Ahora las redes ayudan a multiplicar esos factores tan negativos, millones los leen o los ven y los comentarios negativos a través de un mensaje (no doy la cara) son aún más agrestes. Sobrevivir un embate de estos se vuelve tan difícil, se destruyen vidas, carreras, empresas y hasta la economía de todo un lugar.
Por favor no nos sumemos a asumir como verdaderos ciertos comentarios, no seamos parte de la división social creada por algunos, siempre existe un ‘ellos’… ¿Qué pasó con el ‘nosotros’?
Dejarles el poder a juzgadores no profesionales, nos está llevando a tomar decisiones colectivas que ahora empiezan a afectar nuestro juicio hacia cualquier sector social; ahora resulta que hay que establecer posturas: gordos vs flacos, fifís vs chairos, gays vs heteros, veganos vs vegetarianos. Recuerden que ya tenemos muchas en el cajón que hemos ido solventando, como: hombres vs mujeres, negros vs blancos, católicos vs judíos, etcétera, etcétera. De verdad que nos encanta hacernos la vida difícil; no permitamos que ahora tik tok nos la regule.
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