La dependencia del mercado

por ahernandez@latitud21.com.mx
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  • Arturo Medina Galindo
  • Periodista, Director NITU.mx • arturo@nitu.mx
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Cuando Cancún inició su camino como Centro Integralmente Planeado (CIP) nadie imaginó el éxito que tendría; en sus primeros años como destino “elite”, estaba fuera del alcance de la mayoría de los mexicanos, se dependía casi en su totalidad del turismo de Estados Unidos; eso cambió con el tiempo, pero en 2021 tuvimos un retroceso.

Luego de que en 2019 los turistas estadounidenses representaron el 30% del mercado, para 2021 subieron 41% en gran medida como consecuencia de que muchos de los destinos turísticos del mundo, principalmente Europa, o estuvieron cerrados o con grandes restricciones que en México nunca existieron. 

Quizá fue un mal necesario, pero esa política nos permitió mantener los niveles de ocupación en una zona aceptable, no como en 2019, pero sí para considerar que el destino se reactivó.

Habría que decir también, que el mercado nacional fue un puntal; llegó a representar el 35% de los visitantes, así que para el resto solo se repartieron el 24%. Queda claro de quién depende el éxito del Caribe Mexicano. 

Las perspectivas para 2022 eran muy alentadoras todavía en diciembre, pero la variante Ómicron tuvo otros planes; proyecciones de arriba del 80% para el inicio de año, han quedado en 65%, esperando que el nivel de contagios baje y la intención de viaje vuelva a incrementarse.

Lo que sí ha crecido es la planta hotelera; en plena pandemia, Quintana Roo cerró 2021 con mil 200 hoteles y 118 mil cuartos hoteleros, teniendo conexión aérea con 116 ciudades en el mundo. 

Sin duda, luego del primer mes de 2022, la pandemia no es la mayor preocupación del gremio, sino la violencia que se ha extendido hasta puntos neurálgicos; en plena zona turística los malandros han hecho de las suyas y aunque la Fiscalía ha logrado capturar a muchos de los delincuentes involucrados, hoy lo que quita el sueño es qué va a pasar.

La delincuencia mantenía cierto “respeto” a las áreas turísticas, pero hoy están no sólo cerca, sino actuando con todo descaro dentro de ellas. No hay impunidad, pero sí parece un desafío a la autoridad, que debe evitar que esto suceda. 

El nuevo gobierno 

En septiembre entrará un nuevo gobierno, que tendrá sin duda el mayor de los retos en el tema de seguridad; todos los demás rubros, todos, se verán beneficiados, con una mejoría sustancial: a mayor seguridad, mayor desarrollo, más presupuesto y mejores oportunidades.

El actual gobierno de Carlos Joaquín tuvo avances importantes en materia de equipo, personal, y sobre todo, consolidó el C5, que ha sido una gran herramienta para ayudar a llevar a cuentas a los delincuentes, aunque no para frenar a los maleantes.

Quien llegue tiene todo un reto, le hemos tenido mucho miedo al término de “acapulquizar”, pero es momento de poner un alto; si no, esto pudiera llegar a ser muy grave. 

Sin duda, también el gobierno federal debe participar en forma frontal; la política en ese sentido ha sido de presencia, pero no de inteligencia, de enfrentar y mitigar a los grupos que siguen extorsionando, amenazando y chantajeando a los restaurantes, marinas, comercios y ahora hasta los hoteles. 

De nada sirve la gran infraestructura hotelera si no se le pone un alto a la delincuencia; así las cosas.