«La ociosidad es la madre de todos los vicios»

por Redacción

De profesión economista, con pasión emprendedora y activa impulsora de las buenas prácticas ambientales, Bárbara Hernández, propietaria de dos hoteles en Holbox, va por su tercer centro de hospedaje, ahora en Valladolid, el cual proyecta con el rasgo característico de sus negocios, la sustentabilidad.

En encuentro con L21 destaca la importancia del cuidado de los recursos naturales, además de comentar algunos detalles de otros proyectos que pronto dará a conocer en su totalidad.

PROYECTO PERSONAL

¿Cómo inició en el mundo empresarial?

Empecé esta aventura de hotelería hace 10 años buscando una casa para estar en alguna playa virgen, y encontré un hotel en Holbox que estaba en venta; quedó destruido por el paso del huracán Willma. Decidí rehacerlo porque estaba bastante dañado, además de que ya habían pasado varios años y prácticamente se había deshecho; se restauró por completo. Con el tiempo fui comprando terrenos a un lado para construir más cuartos. Empecé Las Nubes con 15 cuartos que eran los que originalmente tenía, luego hice seis más; con el tiempo compré más terreno y acabé con 27 cuartos, utilicé una parte para hacer un spa y el otro ahora lo tengo para mis labores de basura, ahí la separamos, voy a hacer una compostera para convertir en tierra la basura orgánica, ahí tenemos la planta de tratamiento y mi siembra de hortalizas.

Después de esto viene Casa Bárbara…

Cuando estoy terminando Las Nubes me ofrecieron en venta un hotel en el centro de la isla que se llamaba La Casa de Alberto; como soy economista me dije: ‘esto es economía de escala; con un solo gerente voy a manejar los dos hoteles, con un solo jardinero…’ La verdad es que no es tan sencillo como eso, tuve una curva de aprendizaje muy interesante y me quedé con lo que hoy es Casa Bárbara, un hotel muy sabroso, otro ambiente totalmente diferente al no estar tan cerca del mar.

NUEVO PROYECTO

Ya tiene un tercer proyecto hotelero…

Sí. La verdad es que soy una persona muy inquieta; como dice el dicho: ‘la ociosidad es la madre de todos los vicios’, y pues me metí en esto. Hace como tres años fui a Valladolid y compré una casa pensando en hacer un hotel, había estado dándole vueltas y ya finalmente lo estamos comenzando porque es una casa colonial; es algo más complicado porque necesitamos obtener permisos, pero todo bien. Estamos dejando 40% para áreas verdes y espacios para absorción de agua de lluvia.

¿En qué consiste el proyecto?

No es un hotel muy grande, son 15 cuartos; lo que quiero es darle muchísimo énfasis al restaurante, que la gente se desvíe de su camino para ir a comer con nosotros. Estoy ‘cocinando’ el proyecto pero estoy muy ilusionada con esto, buscando chefs, ver qué tipo de comida vamos a ofrecer, obviamente platillos yucatecos pero comida más ligera, con más verduras, algo como más joven, pero sin dejar la esencia de la gastronomía de la región.

¿Cuándo se podrá poner en marcha?

Yo creo que estaremos estrenando a principios del año que entra; en este momento estamos viendo todo lo referente a inversión. Calculo una inversión de 20 mdp, más la adquisición de la propiedad que fue de dos millones de pesos.

MERCADOS MUY DEFINIDOS

¿A qué mercados se dirigen sus hoteles?

En Holbox, sobre todo en Las Nubes, nos hemos dedicado a desconexión, a que la gente llegue y en máximo tres días se desconecte y tenga una experiencia agradable de relajación y de contacto con la naturaleza. En Valladolid será algo más espiritual, un lugar para hacer retiros de yoga, de meditación, que también hago en Las Nubes.

¿Cuál es el promedio anual de ocupación en sus hoteles?

Estos últimos dos años ha aumentado, había estado en 60% pero el año pasado cerró en 75%; el primer trimestre de 2019 fue de 85%. A finales del año pasado nos bajó el turismo norteamericano, pero volvió a subir; también tenemos visitantes nórdicos, franceses y muchas familias mexicanas.

DE LA MANO CON LA SUSTENTABILIDAD

¿Cómo se puede ser sustentable en un lugar que ya está sobreexplotado como Holbox?

Yo empiezo conmigo misma; tal vez ahora todo el pueblo está empezando a reciclar basura, nosotros lo hacemos desde hace tres años, porque yo creo en la sustentabilidad; tengo recolectores de agua de lluvia, con eso relleno todas mis cisternas; siempre pienso que estoy en una isla y que es dificilísimo que me lleven agua, electricidad, que esto último aún no lo soluciono, pero con las cisternas y el agua de lluvia no he padecido nunca por escasez de agua, porque siempre las tenemos llenas. Hay mucho camino por andar en esto, pero la gente se va uniendo. Soy presidenta de la Asociación de Hoteles y son 28 los centros de hospedaje que ya están en eso; calculo que al menos 800 de las mil 200 cuartos que hay en la isla le apuestan a la sustentabilidad.

¿Hay nuevos proyectos en los próximos meses?

Por supuesto, además del hotel de Valladolid planeo lanzar una marca de agua buena para la salud; aún no lo tengo bien definido, tal vez sea agua alcalina, espero sacarla al mercado en menos de seis meses. Algo muy importante también es que seguimos trabajando con las comunidades vecinas para comprar sus productos, hortalizas con las que preparamos los alimentos, porque además de que nos proveen de frutas y verduras más frescas, con eso contribuimos para mejorar la economía de la gente.